Marcos López Hoyos: “La COVID seguirá mutando a una variante menos agresiva que la convertirá en un catarro”
En plena sexta ola y con un estallido de los contagios nunca visto hasta ahora, Marcos López Hoyos (Torrelavega, 1968), afirma rotundo que la vacuna contra la COVID-19 es “totalmente efectiva” y como prueba aporta un dato: “Los no vacunados ingresan del orden de 80 veces más que los vacunados, y eso es incuestionable”. Y es que el presidente de la Sociedad Española de Inmunología reitera en que el objetivo para el nuevo año debe ser conseguir que toda la población menor de 50 años se vacune, puesto que hay tres millones de personas en el país que no se han inoculado: “Hay un nicho importante de población entre 30 y 49 años sin recibir ni una sola dosis”, argumenta con cierto enfado.
Asimismo, el también jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander apela a que las reinfecciones no son tan frecuentes “como se dice en la calle”, y asegura que el coronavirus no se puede coger infinitas veces “porque se está generando inmunidad”. Pero si hay una cuestión en la que insista López Hoyos es en el futuro del virus, ya que considera que este va camino de convertirse en endémico, por lo que se puede comenzar a ser “prudentemente optimistas” y empezar a asimilar que “probablemente” toda la población se infecte del coronavirus en algún momento, aunque con unas infecciones que cada vez se parezcan más a un catarro. Una buena noticia para un 2022 que empieza en una situación complicada y que, según la opinión del experto, será un año en el que “habrá que vacunar, probablemente no a toda la población y no con el mismo tipo de vacuna, y aparecerá algún tratamiento más para el manejo clínico de los pacientes que se hospitalizan”.
Ahora que la COVID está volviendo a saturar los hospitales, ¿se podría decir que la vacunación ha sido tan efectiva como se esperaba?
Ha sido totalmente efectiva. Tenemos una incidencia mucho más elevada que en enero del año pasado y la ocupación hospitalaria y la ocupación de UCI es muchísimo más baja si comparamos las cifras. Pero es que si cotejas los datos de evolución de la incidencia con mortalidad, hospitalización y UCI tampoco tiene nada que ver porque en las demás olas iban casi paralelas, con un retraso de siete o diez días, pero ahora la tasa de hospitalización y de UCI se ha controlado. Esta variante es más leve de por sí, pero también por las vacunas, y lo que estamos viendo es que hay mucha saturación a nivel de Atención Primaria por las visitas por síntomas, por hacerse PCR y test de antígenos, pero no tanto por hospitalización. En resumen, con esas cifras tan elevadas —nunca hemos tenido unos niveles tan altos, salvo probablemente en marzo de 2020, que ahí no se determinaba tan bien la enfermedad— la ocupación de hospital no tiene nada que ver con la quinta, con la cuarta o con la tercera ola.
Por debajo de 50 años lo más importante no es poner la tercera dosis, sino que toda esa gente que todavía no se ha puesto ni la primera pauta se la ponga
¿Qué hay de la tercera dosis? ¿Terminará inoculándose a todo el mundo por prevención?
Es posible, no lo sabemos. Lo que es fundamental es que hay tres millones de personas en España, y hay un nicho importante de población entre 30 y 49 años, sin recibir ni una sola dosis, y esos son los que tienen que seguir siendo nuestro objetivo porque tienen que estar protegidos. Si miramos los porcentajes de gente que ingresa en hospital y en UCI en vacunados frente a no vacunados, no hay comparación posible. Los no vacunados ingresan del orden de 80 veces más que los vacunados y eso es incuestionable.
Después, con la tercera dosis sí que se ha visto con esta variante que los anticuerpos neutralizantes que inducen las vacunas o las infecciones previas se caen al 20% para neutralizar la ómicron, cuando damos la tercera dosis hay datos ya publicados que demuestran cómo los niveles de anticuerpos neutralizantes se recuperan a un 70%. Y no llega a ser al 90% como ocurría con variantes previas, pero sí que se recupera. Con lo cual, al aumentar esos anticuerpos neutralizantes vamos a ser capaces de controlar la infección. También es importante que esto se centre en la población vulnerable que tiene enfermedades crónicas descompensadas o mal controladas. Esos son los que tienen más riesgo de ingreso y de fallecimiento si tienen una infección por COVID. Esa gente debe ser nuestro principal objetivo para vacunar y después los siguientes serían aquellas personas de entre 60 y 69 años, avanzar con ellos para seguir con los de 50 a 59. Por debajo de 50 años lo más importante no es poner la tercera dosis, sino que toda esa gente que todavía no se ha puesto ni la primera pauta, se la ponga, y siempre poner terceras dosis en gente de otras edades que tengan patologías de riesgo o problemáticas.
¿Podría haber una cuarta dosis?
No es el momento de hablar de cuarta dosis. Además, es posible que el coronavirus termine siendo endémico, que produzca un catarro y que, además, después de las infecciones que tenemos y las vacunaciones, estemos todos inmunizados. También hay que poner en contexto lo que va a suponer la infección de este Sars-CoV-2 en el futuro, la gripe de 2017-2018 mató a 15.000 personas. Estamos en unas cifras ahora con la ómicron en las que ha bajado mucho la gravedad con la vacuna. El virus seguirá mutando y saldrán otras variantes, pero nos tendremos que acostumbrar y que esto se convierta en un catarro. En todo caso, como inmunólogo, cuando hablamos de cuarta dosis lo que sí que creemos es que no hay que repetir el modelo de las anteriores. Es decir, no vacunar con la misma vacuna, sino intentar cambiar. Se están generando ahora otros tipos de vacunas y sabemos que van a ser relevantes para una protección a más largo plazo y más efectivas. Pero no es el momento, incluso Israel que lo había empezado a plantear, parece que ahora se está echando atrás porque se está viendo que la infección ya no es tan grave y que las vacunas están funcionando, así que no tenemos que agotar al sistema inmunitario con recuerdos y recuerdos de vacuna. Y si llega el momento en el que hay revacunar a la población con una cuarta dosis, idealmente tendrá que ser con una vacuna de otro modelo, salvo que salgan datos que demuestren que repetir con el mismo modelo de dosis es efectivo, pero de momento no los tenemos así que no plantearía ese escenario.
El concepto de inmunidad de rebaño podríamos mantenerlo si el virus no mutara tanto y si los anticuerpos se mantuvieran en el tiempo, pero no es el caso
¿Por qué se dice que ómicron podría ser el fin del coronavirus?
No. Ómicron es una evolución lógica de un virus que va mutando para hacerse más infectivo para sobrevivir él, pero al tiempo genera una enfermedad menos grave para no matar al huésped, que somos nosotros. Entre eso, y la respuesta inmunitaria que tenemos, eso es lo que se produce. Pero ómicron no es la solución, es la evolución del virus. Y después de ómicron habrá más variantes, no me atrevo a decir cuántas ni de qué tipo, pero tendrían que ser menos graves, aunque tampoco lo aventuraría.
¿Qué ocurrió con la inmunidad de rebaño? Porque se ha superado con creces y la situación vuelve a ser de retroceso en cuanto a las restricciones...
Al principio lo hablábamos porque pensábamos, por un lado, que los anticuerpos iban a ser capaces de mantenerse y quedarse como ocurre con otras vacunaciones que hacemos, pero esto no ha sido así. Hemos visto que se mantiene la inmunidad celular pero que los anticuerpos van cayendo, así que no podemos hablar de inmunidad de rebaño. Y, por otro lado, han salido las variantes. Por esos dos problemas no podemos hablar de inmunidad y estamos hablando de vacunar al 100% de la población. Ese concepto de inmunidad de rebaño podríamos mantenerlo si el virus no mutara tanto y si los anticuerpos se mantuvieran en el tiempo, pero no es el caso.
Si en una comida están todos vacunados es más fácil que unos a otros se protejan, y si metes a un no vacunado el riesgo de infección siempre es mayor
Estamos en pleno periodo de encuentros con familiares y amigos y uno de los debates es sobre reunirse con no vacunados. ¿Son peligrosos para alguien más que para sí mismos?
Los vacunados que están infectados son igual de peligrosos que los no vacunados: llevan la misma carga viral y tienen la misma capacidad contagiante. Ahora bien, un vacunado, sobre todo si es reciente en los primeros tres meses tras la última dosis o el contagio, va a tener anticuerpos, y esos van a evitar la infección. En cambio, un no vacunado nunca va a tener anticuerpos y va a estar más expuesto a esa infección. Pero también es cierto que si en una comida están todos vacunados, es más fácil que haya gente con anticuerpos y que unos a otros se protejan. Sin embargo, si en una comida metes a un no vacunado, el riesgo de infección siempre es mayor.
¿Qué opina del uso de mascarilla en exteriores?
La mascarilla en exteriores es igual de útil que hace un año y que siempre que lo hemos dicho. Es fundamental cuando hay aglomeraciones, pero no tienes que llevarla cuando estás tú solo. Pero sí en zonas comerciales, en plazas, en conciertos… Aunque haya aire y la ventilación sea permanente, si hay densidad de gente el riesgo está ahí. Digamos que el riesgo va en gradiente: el máximo es sitio cerrado con alta densidad de gente y sin ventilación, y el mínimo es sitio abierto con poca gente.
La reinfección de COVID no es tan frecuente como se dice en la calle
¿Qué se sabe sobre la reinfección por COVID?
Lo que estamos viendo es que no es tan frecuente reinfectarse. Además, es algo que hay que demostrar porque hay personas que piensan que lo han pasado y no, hay que demostrarlo con PCR. Después hay que ver qué tipo de respuesta has generado porque a veces las personas no generan respuesta y es porque tienen una inmunodeficiencia de base. Así que son casos que habría que estudiar, pero vamos, que no es tan frecuente como se dice en la calle y, en caso de reinfectarse suelen ser casos menos graves y con menos sintomatología.
¿Cuánto duran los anticuerpos? ¿Se podría analizar?
Los anticuerpos reducen el riesgo de infección pero no son totalmente protectores, lo que protege es la mascarilla y la ventilación. Además, después del tercer mes tras la vacunación, los anticuerpos van cayendo en un 40% de la población, y si caen ya no te van a neutralizar el virus ni te van a proteger. Así que no podemos mirar los anticuerpos a toda la población porque es inviable, poco práctico y muy caro. Lo que se va viendo es el comportamiento general de la población y según ello se van tomando medidas.
¿El COVID, por norma general, se puede coger infinitas veces?
No, no. Se está generando inmunidad.
En 2022 habrá que vacunar contra la COVID, pero probablemente no a toda la población y no con el mismo tipo de vacuna
Los test de antígenos se están convirtiendo en el bien más deseado, pero ¿sustituyen a una PCR?
Sustituye si sale positivo. Si has tenido un contacto estrecho y das positivo en un test de antígenos sustituye a la PCR. Es una buena herramienta para evitar contactos y aislar gente sin esperar a una PCR. Prefiero hacerme un test de antígenos, que salga positivo, y no esperar a una PCR tres días, circular por ahí y estar contaminado. Además, la sensibilidad es menor que la de la PCR, es capaz de detectar menos casos positivos, pero cuando lo detecta es porque tienes mucha carga viral. Eso sí, cuando es negativo está bien hacerlo porque es un dato más, pero no te puede dar una sensación de falsa seguridad. No te da garantías de que estés libre de infección.
¿Y qué opina del autoconfinamiento? Esas personas que no llegan a notificar su positivo pero se quedan en casa.
Es bueno para contabilizar, sobre todo en términos de saber si la gente es capaz de autoconfinarse en casa. Pero lo ideal es que cualquier persona que dé positivo en un test de antígenos informe a las autoridades para que inicien el proceso, llamen los rastreadores y demás. Después, si esa persona ha estado confinada desde el primer momento, se lo cuenta a los rastreadores y realmente se queda igual en lo que respecta a sí mismo, pero contabilizarlo es importante a nivel de información para saber cómo va la pandemia en la población.
¿Cuál es su opinión sobre acortar las cuarentenas?
No hay evidencias en que el periodo de incubación de esta variante se acorte respecto a otras, pero es un tema que se hace por motivos socioeconómicos. Tenemos que seguir funcionando y la tasa de incidencia es tan alta que si aplicamos el confinamiento estricto en puestos esenciales se para todo, y eso es inviable. De hecho, en los hospitales los sanitarios nos hemos estado controlando con PCR y demás para acortar los confinamientos y no parar la actividad. Pero es una cuestión de funcionamiento del sistema y del país. Por otro lado, sabemos que en general el virus en un vacunado tarda en quitarse de media unos cinco días y medio. Mientras que en un no vacunado tarda de media entre siete y ocho días. Por lo tanto, es un dato más a favor de que esta reducción en las cuarentenas se puede hacer, aunque no hay evidencia científica y sea por cuestiones económicas. Pero en los vacunados, en los no vacunados mantendría la reserva.
En cuanto se relajan las medidas vuelve a subir la incidencia, y así llevamos seis olas. ¿Hay riesgo de que la población deje de tomar medidas por cansancio?
Tenemos que ser prudentemente optimistas. La gente en España, afortunadamente, está vacunada a un 90%, está yendo a un buen paso la tercera dosis, y creo que el virus está mutando y seguirá mutando a una variante menos agresiva que nos permitirá al final de todo que se convierta en un catarro. Lo cual no quiere decir que nos podamos relajar, y aunque la población esté cansada tiene que pensar que hay mucha gente agotada, los primeros los sanitarios. Nosotros estamos agotados de pensar en COVID, de hablar de COVID y de monopolizar nuestra vida alrededor de un virus. Y esto solo lo combatimos si todos remamos en el mismo sentido… Y no se trata de cansar a la población o de dar medidas arbitrarias sin ningún sentido, pero es importante que la gente sea consciente de que nada se hace por capricho. De hecho, se juega con todas las variables, como está ocurriendo ahora con el acortamiento del confinamiento, para intentar minimizar lo máximo posible el impacto en la población.
Probablemente toda la población se infecte de COVID en algún momento
¿Cuál es la situación del Hospital Valdecilla en este momento?
Tenemos plantas reservadas para hospitalización de COVID porque hay que reservar por el riesgo de que se sature. De hecho, las UCI están controladas pero con mucha preocupación y mucha vigilancia. Se mira en el día a día, y de momento está controlado porque tenemos muchos dispositivos preparados y con todo el mundo alerta a que si hay un incremento de ingresos responda el hospital.
Para 2021 pronosticó un año con mascarilla y vacunación, y acertó. ¿Cuál es su apuesta para 2022?
Vamos a asentar aún más las bases de lo que es la inmunidad generada frente a este virus. Vamos a conocer y definir mejor cuándo y a quién hay que vacunar a partir de ahora. Y habrá que vacunar, probablemente no a toda la población y no con el mismo tipo de vacuna. Aparecerá algún tratamiento más para el manejo clínico de los pacientes que se hospitalizan, y la mascarilla creo que se debe empezar a imponer en nuestro país en modo asiático. De modo que la gente en periodos de invierno, de infecciones, gente con sintomatología respiratoria tipo viral, comience a usar la mascarilla quirúrgica cuando se relacione con la gente para evitar que las infecciones se propaguen. La mascarilla esperemos que ya no esté en la calle de forma generalizada, pero sí en situaciones de riesgo. Tengamos en cuenta, y repito el dato, que en 2017-18 fallecieron 15.000 personas de gripe, y en esta ola no han fallecido 15.000 personas.
¿Y una séptima ola próximamente?
Es probable que haya alguna ola más en este 2022, lo que esperamos es que su impacto sea menor y que, como te decía, se acabe convirtiendo en un catarro. Llegará un momento en el que nos acostumbremos a que esté el catarro pero ya no haya incidencia hospitalaria. Aun así, infectar de COVID probablemente nos infectemos toda la población en algún momento.
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