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Los okupas enjuiciados por una pelea en Santander dicen que solo se defendieron

Juicio contra tres residentes de un edificio okupado por agredirse mutuamente durante una discusión

EP

SANTANDER —

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El fiscal eleva de nueve meses a dos años la pena que pide para uno de ellos, que recibió una puñalada y asegura que no agredió a nadie

SANTANDER, 24 (EUROPA PRESS)

Los tres acusados de agredirse durante una discusión en un edificio abandonado de Santander en el que vivían, por un lado una pareja y por otro un hombre que ocupaba la planta inferior, han asegurado en la primera sesión del juicio contra ellos que forcejearon con el ánimo de defenderse.

El hombre y la mujer que eran pareja en el momento de los hechos, en febrero de 2023, han ofrecido la misma versión. Él ha reconocido que “pinchó” en el cuello al tercer acusado con un cuchillo después de que les agrediera a ambos, le golpeara con una barra de uña en la cabeza -donde le pusieron “dos o tres grapas”- y le tirara por las escaleras, pero ha asegurado que “pasó todo muy rápido” y que su intención no era acabar con su vida sino defenderse.

“No pensé en nada. Fue instintivo, fue todo muy rápido”, ha manifestado el enjuiciado, que ha dicho que era consumidor habitual de heroína hasta su entrada en prisión tras estos hechos.

La pareja también ha negado que la que le facilitó el cuchillo durante la pelea fue la mujer, que está acusada como cooperadora necesaria de homicidio en grado de tentativa, delito que a él se le imputa como autor material, y por el que los dos se enfrentan a siete años de prisión y ocho de prohibición de comunicar y acercarse al otro acusado.

A éste, por su parte, se le juzga por un delito de lesiones agravadas por uso de instrumento peligroso y de un delito leve de lesiones. Inicialmente el fiscal solicitaba para él nueve meses de prisión, pero al inicio del juicio ha elevado la petición a dos años y tres de prohibición de acercarse y comunicarse con los otros, ajustándose al tipo penal.

Este acusado ha dicho que la pareja ha mentido en el juicio -que continuará en una segunda sesión el 18 de julio- y que él no les agredió sino que simplemente “forcejeó” con los dos para evitar que le golpearan con varias herramientas: primero una maceta, después una barra de uña y para terminar el cuchillo.

Según ha relatado, él mismo inició la discusión al subir al piso superior donde los otros residían “como un energúmeno” tras enfadarse porque habían perdido las llaves del candado que cerraba la puerta de chapa de acceso al inmueble y “rompían la chapa cada dos por tres”.

“Subí a gritarles como un loco”, ha reconocido, pero “no les agredí”. Además, a diferencia de lo manifestado por el anterior, el que recibió la puñalada sí cree que quería matarle porque hizo un movimiento de abajo a arriba “para rajarle entero”, y solo le hirió en el cuello gracias a que “se echó para atrás”. “Si no, me raja la barriga entera”, ha afirmado el hombre, que estuvo “tres días en coma”.

También ha indicado que fue la mujer la que le proporcionó a su pareja primero la maceta, que logró quitarle, y después el cuchillo. Algo que los otros han negado, ya que han indicado que el agresor cogió este arma de la repisa de la ventana mientras el otro le arrastraba por las escaleras, teniendo en cuenta que el edificio donde vivían “era una pocilga” y estaba lleno de “trastos” de las personas que lo han okupado.

La mujer ha declarado que estaba en su habitación -separada del resto por una cortina- con los cascos puestos mientras su novio tocaba la batería y ni siquiera vio entrar a su vecino. Tras escuchar “barullo”, intentó separar a los dos hombres y llamar a la Policía, pero el que vivía abajo la agarró del cuello, la empujó sobre la cama y por las escaleras y la lanzó el móvil.

También ha asegurado que no vio cómo su entonces pareja cogió ni usó el cuchillo porque estaba en la planta inferior buscando el teléfono entre los diferentes objetos para llamar a la Policía.

En esta primera sesión del juicio, que se celebra en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, también han testificado policías que intervinieron tras los hechos, un vecino y la exnovia del acuchillado, que vivía al lado del edificio en otra “chabola” y no vio la agresión pero sí a su pareja salir de edificio sangrando por el cuello.

Además ha relatado que otro de los residentes en el lugar, ahora fallecido, la contó que la acusada fue quien había proporcionado al agresor el cuchillo, que a la llegada de los agentes estaba fuera del inmueble, en un garaje.

En ese momento los policías hallaron también “un martillo” y unas tijeras con sangre, pero no la barra de uña en torno a la que los acusados dan versiones contrarias, ya que la pareja dice que era de su vecino de abajo -que se dedica a la chatarra y tiene herramientas- y éste dice que era de ellos y que no les golpeó con ella sino que forcejeó para quitársela y que no le pegaran.

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