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Entrevista
Francisco Mañas, portavoz de las familias del Caso Almería

“Parece que en vez de ser víctimas del terrorismo de Estado, hubiéramos hecho algo malo”

Francisco Mañas, en el homenaje a las víctimas del Caso Almería en Santander.

Laro García

17 de octubre de 2021 21:14 h

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Francisco Mañas era apenas un niño cuando su hermano Juan y sus amigos Luis Cobo y Luis Montero fueron asesinados por un grupo de agentes de la Guardia Civil, que simularon un accidente de coche en las profundidades de un barranco en Almería al comprobar que los tres hombres a los que habían detenido y torturado no eran miembros del comando de ETA al que supuestamente estaban persiguiendo. Este terrible suceso tuvo lugar en la primavera de 1981, el día antes de la comunión de Francisco, motivo del viaje por el que estos tres jóvenes se habían desplazado a Andalucía desde Cantabria, donde residían y trabajaban. “Hubiera quedado como otro caso más de la Transición, tapado, cerrado y en el olvido”, reconoce ahora Francisco, que ha dedicado una parte importante de su vida a reivindicar y dignificar la memoria de estas víctimas inocentes: “Uno de los problemas que tiene España es que no se cierran heridas y mientras sigan abiertas, nosotros seguiremos luchando”, admite durante una visita esta semana a Santander, donde se ha instalado un monumento en recuerdo del conocido como Caso Almería. “El Estado siempre ha permanecido ausente y no nos ha pedido perdón ni existe ninguna disculpa oficial”, lamenta.

Han pasado 40 años del asesinato a manos de la Guardia Civil de su hermano Juan Mañas junto a sus amigos Luis Cobo y Luis Montero cuando acudían a su comunión. ¿Qué recuerda de aquellos días en plena tragedia familiar?

Era bastante pequeño, pero evidentemente es el tipo de cosas que nunca se olvidan… Yo iba a hacer la comunión, que en aquel momento era algo muy importante en la vida de un niño, y mi hermano y sus compañeros llegaron a casa desde Cantabria un viernes por la tarde para pasar aquellos días con mi familia. Salieron por Almería aquella noche y al día siguiente, cuando desperté por la mañana temprano, no estaban en casa. Avisé a mis padres, que se extrañaron mucho. A partir de ahí, se montó un dispositivo de búsqueda con amigos y conocidos hasta que nos enteramos por la televisión de lo que había sucedido. En teoría, las noticias decían que habían aparecido los cuerpos de tres etarras muertos en la carretera de Gérgal, pero mis padres inmediatamente fueron conscientes de lo sucedido. Antes de todo eso, mi padre estuvo pidiendo ayuda en la Guardia Civil hasta en dos ocasiones y explicó reiteradamente que había desaparecido su hijo junto con dos compañeros, pero lo negaban, no dieron ningún tipo de información, e incluso se enfadaron mucho con mi padre por insistir, así que imagínate…

El Estado siempre ha permanecido ausente y no nos ha pedido perdón ni existe ninguna disculpa oficial

Entiendo que ese momento cambió sus vidas y sus prioridades para siempre. ¿Hasta qué punto ha influido en su familia ese terrible suceso?

Evidentemente, ese día nuestra vida dio un giro de 180 grados. Hemos intentado llevar un día a día como el de cualquier persona, pero una gran parte de nuestro tiempo se ha dedicado a luchar por la dignificación y la memoria de mi hermano y sus dos compañeros. Se celebró un juicio de forma muy rápida porque se intentó tapar el caso. De hecho, si no hubiera sido porque nuestro abogado Darío Fernández supo llevar el caso a los tribunales y defenderlo de la mejor manera posible, lo mejor que pudo, hubiera quedado como otro caso más de la Transición, tapado, cerrado y en el olvido. Pero a pesar de todo, el caso se calificó de homicidio en lugar de asesinato. Se consiguió hacer un poco de justicia, aunque quedaron ocho guardias civiles implicados totalmente impunes. Como te digo, hemos dedicado nuestra vida a seguir luchando por la memoria y la reparación de las víctimas inocentes, aunque el Estado siempre ha permanecido ausente y no nos ha pedido perdón ni existe ninguna disculpa oficial. Parece que en vez de ser víctimas del terrorismo de Estado, hubiéramos hecho algo malo.

Hubo muchos intereses en aquel momento para que no se conociera la verdad del conocido como Caso Almería. ¿Cómo han vivido este luto las familias? ¿Se consideran víctimas de segunda?

Nosotros seguimos en la misma línea de siempre, intentando que se repare y se dignifique a las víctimas. Sabemos que no se puede hacer justicia porque no se hizo en su momento y no se condenó a los ocho guardias civiles que quedaron impunes, y solo se culpó a tres y ni siquiera cumplieron la totalidad de sus penas. Hemos pedido dos veces al Estado que se les reconozca como víctimas del terrorismo, y se nos ha denegado, y también hemos reclamado un reconocimiento al Gobierno de España, pero no se ha hecho, y el Parlamento de Andalucía tampoco ha accedido. En cambio, estamos muy contentos y muy orgullosos de tener muy buenos amigos entre el pueblo cántabro. Las instituciones de Cantabria se han portado muy bien con nosotros. Se hizo un reconocimiento en 2018 en el Parlamento de Cantabria y ahora, la colocación de una escultura en su memoria, ha supuesto para nosotros un acto muy importante y sentimos al pueblo cántabro muy volcado gracias a la asociación Desmemoriados, que lleva bastante tiempo trabajando en ello.

Una de las premisas básicas que exigen las organizaciones memorialistas como Desmemoriados es la necesidad de que haya verdad, justicia y reparación. ¿Consideran que poco a poco se está consiguiendo o no es suficiente?

Ten en cuenta que han pasado más de 40 años y los máximos reconocimientos han tenido lugar en Cantabria. Son pasitos muy pequeños, pero no vamos a dejar de insistir y pensamos que algún día el Gobierno de España llegue a hacer su reconocimiento.

En 40 años, algunos políticos deberían haber tenido la dignidad y la voluntad de haber reconocido los hechos. Uno de los problemas que tiene España es que no cierran heridas y mientras las heridas sigan abiertas, nosotros seguiremos luchando

Las torturas y asesinatos de estas tres víctimas son un claro ejemplo de terrorismo de Estado. ¿Van a seguir luchando para que se reconozca como tal o han tirado la toalla?

En 40 años, algunos políticos deberían haber tenido la dignidad y la voluntad de haber reconocido los hechos. Uno de los problemas que tiene España es que no cierran heridas y mientras las heridas sigan abiertas, nosotros seguiremos luchando.

Y por parte de la Guardia Civil, que fue responsable de los asesinatos, ¿han tenido algún acercamiento o disculpa a nivel institucional?

Sí hemos tenido recientemente una respuesta a un compañero a título particular, que escribió una carta a la directora de la Guardia Civil. Nos ha contestado dando su apoyo, pero ha sido porque se le ha pedido, y estamos agradecidos, pero no porque haya salido de ellos. Creo que la Guardia Civil como institución deberían reconocer los hechos y pedir perdón públicamente. Tendría que haber sido en su momento, pero nunca es tarda para hacer un acto de justicia.

En los últimos años, instituciones como el Parlamento de Cantabria o el Ayuntamiento de Santander han aprobado mociones y declaraciones institucionales como reconocimiento a las víctimas del Caso Almería y este viernes se ha inaugurado en Santander un monumento en su memoria. ¿Cómo afrontan este momento? ¿Sirve para ir cerrando heridas?

El hecho de que se haga este reconocimiento otra vez en Cantabria ha sido muy emotivo. Hemos vivido otro momento lleno de recuerdos y a nosotros no nos importa recordar porque de esta forma mi hermano está siempre con nosotros. Seguro que él hubiera hecho lo mismo o más, porque era una persona muy especial y con muchos amigos en Cantabria.

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