Investigadores del grupo de Nanomedicina de la Universidad de Cantabria (UC) y del Instituto de Investigación Sanitaria de Valdecilla (Idival), que lidera Mónica López Fanarraga, han publicado un estudio en el que se muestra cómo los nanotubos de carbono de pared múltiple pueden desencadenar efectos anti-tumorales significativos, específicamente en los melanomas malignos. Se ha logrado trasladar, así, los descubrimientos realizados in vitro a in vivo, sobre ratones.
Los resultados de este grupo de investigación abren la puerta a “nanoterapias” que podrían matar las células del cáncer empleando estrategias muy diferentes a los fármacos, interfiriendo con los mecanismos de la división y migración celular, pero además, compatibilizándolo con el efecto de los medicamentos anticancerosos clásicos como la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia.
La farmacología tradicional se enfrenta a medio plazo al problema de la resistencia de las células del cáncer a la quimioterapia tradicional. La nanotecnología aplicada a la medicina ofrece nuevos desarrollos biotecnológicos alternativos para el diagnóstico y tratamiento del cáncer.
El descubrimiento avanza en esta dirección. La revista 'Advanced Healthcare Materials', la tercera en la clasificación mundial en su categoría, ha publicado este trabajo realizado desde Cantabria.
El profesor titular y jefe de sección de Anatomía Patológica del Departamento Ciencias Médicas y Quirúrgica UC-HUMV, Fidel Fernández, coautor del artículo publicado, ha explicado que los nanotubos de carbono multipared son filamentos 2.000 veces más finos que un cabello que entran en los tejidos y las células del cáncer e interaccionan con los filamentos del citoesqueleto celular desencadenando efectos anti-proliferativos y citotóxicos muy significativos, es decir, la célula no se expande y, además, se muere.
Este trabajo muestra cómo los efectos anti-tumorales de los nanotubos de carbono se mantienen incluso en melanomas generados a partir de células de melanoma resistentes a paclitaxel, según el decano de la Facultad de Medicina, Juan Carlos Villegas Sordo, catedrático de Biología Celular y miembro del grupo de Nanomedicina.
Fernández ha apuntado además que, junto al efecto citotóxico, los nanotubos de carbono tienen otras propiedades puesto que son estructuras huecas sobre las que se pueden conducir medicamentos a localizaciones específicas para actuar de forma terapéutica “y es sobre esta característica sobre la que se centran ahora nuestras investigaciones”.
NTC
Los nanotubos de carbono de pared múltiple (NTC) han sido explorados durante mucho tiempo como sistemas de administración de fármacos contra el cáncer y albergan grandes expectativas para su uso tanto en terapia como en diagnóstico.
Estos filamentos pueden introducirse dentro de las células cultivadas y entremezclarse con las proteínas del citoesqueleto, lo que interfiere con la biomecánica de la división celular imitando así el efecto de los fármacos tradicionales contra el cáncer de unión a microtúbulos como es el caso de paclitaxel.
Precisamente, el grupo interdisciplinar de investigación de Nanomedicina UC-IDIVAL que dirige Mónica López Farranaga estudia la respuesta biológica a diferentes nanomateriales. Su actividad principal se centra en el estudio de nanomateriales como tratamientos para el cáncer, la nanotoxicidad y el desarrollo de sondas fluorescentes para imagen, sin por ello dejar de explorar otras posibilidades que ofrecen los nanomateriales aplicados en salud, como por ejemplo el desarrollo de nanofármacos (nanovacunas, nanovectores inyectables, nano-sistema poliméricos funcionales), medicina regenerativa, como agentes de contraste para técnicas de imagen y detección de bordes tumorales para cirugía o nanobiocidas, entre otros.
La principal peculiaridad de este grupo es su multidisciplinariedad, puesto que está compuesto por biólogos, físicos, químicos médicos, entre otros perfiles, de la UC y del HUMV.