La gratuidad del servicio de Cercanías gracias a las medidas que ha adoptado el Gobierno de España ha provocado que cada vez más cántabros se animen a utilizar el tren. Tanto es así, que Óscar Martín Cabello, secretario del Sector Ferroviario de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo (FeSMC) de UGT en Cantabria, afirma que su utilización está siendo “diaria y masiva” en los últimos meses, por lo que no entiende cómo los políticos “están centrados en los grandes proyectos” mientras los Cercanías “agonizan”.
“Es que nos está cayendo lo que tenemos mientras hablan de alta velocidad, de la conexión con Europa, con el Mediterráneo… Y mientras tanto lo que tenemos cada día es más precario y de menor calidad”, asevera el representante ugetista. Para explicar qué problemas están generando los Cercanías en Cantabria interviene también Manuel Cortines, presidente del comité de empresa de Renfe por UGT, quien explica que el material está “obsoleto” y que eso es lo que genera que “cada dos por tres haya averías y sus consecuentes retrasos o supresiones”.
“Ya no se hacen esos trenes y aunque en 2018 compraron 33 nuevos, primero nos cogió la pandemia y luego la guerra, lo que ha provocado que falten piezas para la fabricación y todo se haya retrasado. Aun así, habría que hacer una inversión milmillonaria para poner la extinta FEVE a la altura de Renfe, porque se necesita una infraestructura nueva”, explica el trabajador del sector.
De igual forma, Cortines recuerda que hace falta un lavado de cara al transporte en Cantabria ya que hay una interoperabilidad “nula”: “La FEVE la utilizan muchísimos viajeros, es el metro que tenemos en Cantabria, y como no hay conexión de autobuses con el ferrocarril, mucha gente se ve obligada a coger el coche para ir hasta el tren”, insiste.
Por otro lado, y poniendo el foco en el Gobierno estatal, Martín cree que desde Madrid ven el problema de una forma “menos acuciante” debido a que se centran en núcleos de Cercanías más grandes como el de la capital española, o como el de Barcelona, Valencia o Sevilla. Sobre ello, Cortines considera que Europa quiere darle un “impulso al ferrocarril” pero que España está esperando a que los otros empiecen el camino.
Así, Cortines pone el foco en que las inversiones que ya están proyectadas deberían ir más rápido “porque se necesitan con urgencia”: “Se habla del AVE a Bilbao para 2050, del AVE a Reinosa para 2040, pero para lo más urgente no hay fechas. Yo quiero que me arreglen que llegue tarde a trabajar, no que me hablen de un gran proyecto de cara a 2050”, insiste.
Precisamente, hablando de la necesidad de cambios urgentes surge de tema el cambio climático y cómo muchas personas están optando por usar transporte público por reducir las emisiones de los coches. Sobre ello, ambos creen que es algo que irá a más, especialmente cuando se implanten las Zonas de Bajas Emisiones en Santander y Torrelavega, ya que esto conllevará que muchos coches no puedan entrar en las ciudades, lo que también hará aumentar la utilización de un ferrocarril “que no da más de sí”.
Interventores
Pero además de los problemas en las infraestructuras y en los trenes, otra cuestión sobre la que quieren poner el foco los representantes ugetistas es la figura del interventor en ruta, que está desapareciendo progresivamente. “Hay falta de seguridad porque él es el encargado de mantener el orden dentro del tren, así que están aumentando las incidencias y el vandalismo”, indica Óscar Martín.
Y es que al haber máquinas de autoventa, tornos para entrar y salir pasando el ticket y canceladoras de billetes, Renfe ha ido considerando prescindible la labor de estos profesionales, algo que choca con la creencia de Martín y Cortines, que consideran que más allá de revisar el ticket, el interventor “cubre todas las necesidades de información e incidencias que, además, tenemos casi a diario”.
“Es que si hay un infarto a bordo, no hay nadie que eche una mano. Tiene que ser un viajero porque el maquinista ni siquiera se entera. Es muy importante que haya una persona a bordo del tren”, señala Manuel Cortines.
Además, Martín reconoce que en la Renfe se están encontrando con muchísimas reclamaciones que no solo provienen de las incidencias en sí, sino de la falta de información: “Te encuentras en una estación de tren en la que nadie te dice nada y nadie te informa de nada porque no hay ni un trabajador”, insiste.
Tren Santander-Bilbao
La siguiente preocupación del sindicato se encuentra en el tren Santander-Bilbao, que se correspondería con un tren de media distancia: “El trayecto dura tres horas y tiene muchos tramos en los que el vehículo va a 30 por hora porque la infraestructura no permite ir a más”, declara Óscar Martín.
En este caso, tal y como señala el profesional, este medio de transporte solo lo cogen personas jubiladas y turistas “a los que no les queda otra” ya que una ida y una vuelta a la capital vizcaína supone seis horas. “No es competitivo porque un autobús tarda una hora y media y un coche una. Es un trayecto que no tiene ningún futuro”, relata.
Asimismo, su compañero Manuel Cortines apunta a que en 60 años “no se ha metido ni un duro”: “Solo se ha cambiado lo imprescindible para mantener la línea. De hecho, no está ni electrificado”, argumenta.
No obstante, ambos reiteran que la “prioridad” debería ser comenzar por arreglar los Cercanías por ser lo que afecta de forma más directa a toda la ciudadanía: “Vamos a empezar por lo pequeño porque es lo que nos afecta a todos”, finalizan.