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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Ayuso nos roba

30 de noviembre de 2020 22:15 h

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Madrid es el ariete del PP contra el Gobierno. Casado ha encontrado en Ayuso, con el apoyo de Almeida, la forma de hacer oposición nacional con la política autonómica y llevar a cabo la estrategia de crispación diseñada por Aznar. Hasta ahora ha sido por la pandemia, ahora es por los impuestos. La presidenta madrileña ha jurado convertirse en la peor pesadilla para quienes cuestionen la fiscalidad madrileña y ha desafiado a Sánchez prometiendo bajar aún más los impuestos. Para chulapa, ella. No dice a quién ni cómo disminuirá los tributos, sólo busca el titular y la pelea. Da igual que haya una crisis galopante que se podría afrontar mejor con la ayuda de los que más tienen. A los suyos, no se les toca. 

Esta nueva bronca empezó cuando el portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, anunció que había pactado con el Gobierno una mesa para trabajar en una armonización fiscal en toda España y acabar con el paraíso fiscal madrileño. El PP puso el grito en el cielo, cuando lo cierto es que también fue propuesta por los expertos consultados por Rajoy en su última legislatura y es una de las metas de la UE para acabar con la competencia desleal que provoca una tributación asimétrica. La desigualdad perjudica a otras comunidades también gobernadas por los populares, pero no quieren tocar el cortijo madrileño porque les da muchos votos y protege a las grandes fortunas a las que representan.

Madrid no es un paraíso pero sí una isla paradisíaca para los más ricos. Tienen el IRPF y el Impuesto de Transmisiones más bajo de España, bonificación del 99% en el impuesto de Sucesiones y Donaciones y exención total sobre el Patrimonio. El modelo es neoliberalismo de libro: ventajas a las rentas altas y reducción del gasto público, lo que ha provocado que las fortunas trasladen su domicilio fiscal a Madrid perjudicando al resto de regiones y que las empresas privadas se hagan con los servicios que la Administración no presta. Todo por la pasta. Ésa es su patria. Luego te cuelan una bandera iluminada de chorrocientos metros para que las luces te cieguen y no veas cómo te la están metiendo doblada y viva España y olé.   

Este sistema, implantado por Aguirre, hace que Madrid deje de ingresar hasta 5.000 millones de euros anuales que recaudaría si tuviera una fiscalidad armonizada. Se lo puede permitir porque se beneficia de ser la capital y, por ello, centro de instituciones, inversiones, multinacionales y grandes empresas. Gracias a eso, Madrid recauda un 45% más que el resto de comunidades, sin embargo, es la tercera región que menos gasta en servicios públicos por habitante. 

Mínima recaudación a los que más tienen, mínima inversión en los que tienen menos. Cuando Ayuso amenaza con defender el modelo madrileño, no está defendiendo a todos los madrileños, sólo a los de primera fila, mientras abandona al resto y perjudica a los demás españoles. De patriótico, no tiene nada. Ayuso es muy antiespañola y mucho antiespañola. 

El ejemplo más claro lo hemos visto en la Sanidad durante la pandemia. Este sábado se manifestaba en Madrid la Marea Blanca de sanitarios contra la falta de medios, los contratos precarios y el abandono. No son precisamente perroflautas, son los profesionales que están cuidando de nosotros y salvando vidas. La respuesta de la presidenta es inaugurar esta semana su hospital de pandemias que le ha costado más del doble de lo previsto y que no tiene dotación de médicos propia. Se ha gastado en ladrillo lo que no se ha gastado en Sanidad. Lo que no le paga a los sanitarios, se lo paga a las constructoras y eso se paga con vidas. 

Madrid quiere ser la tumba del sanchismo, pero por ahora es la mayor tumba de la epidemia. Podría haber sido, sin embargo, la comunidad mejor preparada para hacerle frente si hubiera más recaudación y más inversión pública. Este domingo, Ayuso concluía su entrevista en ABC con una afirmación que es como un bumerán: “Me resisto a creer que la Historia de España acaba aquí, en manos de cuatro estúpidos. Este país es mucho más y habrá cambio de tendencia, habrá pelea por ser español en España”. Yo también me resisto a creer que acabemos en manos de cuatro estúpidos que se pelean por ser españoles, en lugar de pelearse por protegerlos.