Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Ocurrió con la exhumación de Franco, ha vuelto a ocurrir con la de Primo de Rivera. El desfile de momias con el brazo en alto escayolado. Freaks, la parada de los monstruos. La versión española de The Walking Dead. Los franquistas y falangistas y fascistas salen de sus criptas para poner cara al sol sus pieles amarillentas con olor a podre. Aunque la nueva Ley de Memoria Democrática prohíbe los actos de exaltación de la dictadura y de humillación a las víctimas, ahí están ellos coreando vivas al dictador genocida y a uno de los conspiradores golpistas. Todo lo más, reciben un par de empujoncitos de la policía. Sobra decir que si fueran peligrosos izquierdistas en defensa de la democracia, lloverían las hostias a porrón. Pero en este país la carcundia facha campa a sus anchas.
Campan tan a sus anchas que se cumple antes la Ley de Memoria Democrática para los verdugos que para las víctimas. Han salido antes Franco y Primo que los miles de republicanos enterrados en ese siniestro pedregal. Antes han podido dar sepultura a sus muertos las familias de los dos golpistas que las familias de los asesinados por culpa de ellos. Antes han podido los Franco honrar al Abuelo que las 118 familias de represaliados que esperan el cumplimiento de las sentencias que les autorizan a llevarse a los suyos. Antes han recibido los Primo de Rivera el permiso para empaquetar al fundador de Falange que las familias de los rojos a los que la alcaldesa del PP en El Escorial no quiere dar la licencia de obra para la exhumación. Claro que sí, cari. Los verdugos, primero.
Porque los verdugos en nuestra Españita gozan de muy buena salud. Cómo no. Tienen a jueces, políticos, policía, militares, periodistas, empresarios y curas de su parte haciéndoles el boca a boca. Las fuerzas vivas (que, en España, son las fuerzas muertas). Lo de los zombis del Franquismo es un chiste, un meme para echarnos unas risas en Twitter, lo serio es el Franquismo que dirige el país. El que dicta las sentencias, el dueño de los medios, el que cotiza en Bolsa, legisla en las instituciones y conspira en la sombra para que la democracia no termine de llegar. Ese que responde “¡presente!” cada vez que gobierna la izquierda en este país. Ese, hay que tomárselo en serio, porque es la continuidad del pasado por otros medios. Es lo de antes vestido con lo de ahora.
Se les reconoce fácil porque lo han heredado todo de sus mayores, hasta el andar. Es el autoritarismo franquista, la chulería del falangista, la prepotencia de la clase alta adaptada a un contexto democrático. O sea, lo mismo sin tanta sangre. Pero eso. Hacen lo que les da la gana. Se pasan la democracia por el forro. Son muy de aniquilar libertades en nombre de una supuesta libertad. Creen que el poder les pertenece por cuna y por eso todo vale para desalojar a quien se lo arrebata. Su interés particular está por encima del interés general. Sus privilegios de minoría por encima de los derechos de la mayoría. Etcétera. Por supuesto, se llaman a sí mismos “los demócratas”. Tienen arte en lo de disimular.
Pero no nos la cuelan. Hemos aprendido a identificarlos a la legua porque aunque se vistan de Armani, fachas se quedan. Ahí tenemos a Díaz Ayuso que, por mucha camiseta de Héroes del Silencio que se ponga, no deja de ser una señora de ultraderecha como dios manda. Que el Gobierno anuncia la primera Ley de Vivienda de la democracia, pues ella responde que la incumplirá en lo que pueda y la recurrirá donde le dejen. Porque yo lo valgo, porque tú no vales nada y porque libertad, libertad. Hay que servir a los fondos buitre y a las familias franquistas multi propietarias. Franquismo S.A. Y ahí tenemos a Moreno Bonilla que bajo su sonrisa de yerno ideal esconde a otro cacique español y señorito andaluz capaz de apuñalar a Doñana por un puñado de votos. La muerte tenía un precio. España es nuestra y la destruímos como queremos.
Que Franco no murió en esa cama, que sus nietos le continúan, que el franquismo es sociológico y cultural, que cuarenta años de democracia no han borrado los cuarenta años de dictadura, que los franquistas están entre nosotros como los aliens, que están en las instituciones, en las organizaciones y en las televisiones, que campan a sus anchas, ni cotiza. Primo de Rivera y Franco han salido del Valle de los Caídos, pero el poder sigue allí. Emite desde esa antena monstruosa.
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