Cataluña les saca de sus casillas

La nueva izquierda no independentista se ha ganado por méritos propios el sambenito de veleta en el conflicto catalán, pero es inmerecido que carguen solos con el mochuelo. Borrell llama a Ada Colau “emperatriz de la ambigüedad” mientras él se abraza a la derecha española más rancia, Iceta se hace selfies con el PP xenófobo de Albiol y se echa unos bailes con Unió, al tiempo que Pedro Sánchez firma la suspensión de la autonomía catalana pero sin querer. Este Pedro se ha negado a sí mismo más veces que el Pedro del evangelio.

También ha descartado hacerle una moción de censura a Rajoy y en su lugar le ha hecho presidente de Cataluña. Bravo. Venía a reformar su partido y a salvarnos de los corruptos y ha acabado pactando con ellos para reformar la Constitución. No falla. Los del 78 siempre terminan en 69 y sólo tocan la carta magna para quitarle soberanía al pueblo. Del 135 al 155, ya sabe cómo va la rima del cinco.

Cinco años llevaban los indepes preparándolo todo para la república y ahora salen, a derecha y a Esquerra, a decir que no están preparados. Ellos que tanto critican a los tibios, ahora reconocen que la DUI no iba en serio. Que podemos solucionar esto sin separarnos, añade Puigdemont. Que yo me bajé del tren hace un año, remata Artur Mas, el masías que abjura de su propia fe mientras pasa el cepillo para que le paguen la multa por el proceso del que reniega.

También decían la CUP y Rufián que el 21D es una traición a Catalunya pero ahí van a presentarse para legitimarlo porque sólo ellos legitiman lo que tocan. El independentismo no iba a dar un paso atrás y algunos han dado hasta 155 para volver al marco constitucional. Es que no tenemos mayoría suficiente, sueltan de pronto como si acabaran de aprender a sumar. Entonces para qué quebrar al país si no era para que les quitaran la autonomía y utilizar el martirio.

Al PP le venía bien dar un golpe de autoridad y a JxS la persecución después de la función de teatro que exigía su público. A mí me encaja el pacto a dos bandas, pero es que yo soy muy mal pensado con los políticos. Cualquiera habría reculado si le fueran a caer 30 años de cárcel, te espeta la parroquia indepe buscando redimirse también a sí misma. En ese caso, lo honrado y responsable hubiera sido no jugar con los sentimientos de un pueblo por una declaración de juguete.

Ada Colau tampoco tiene muy claro a lo que juega. Por apartarse de todos, se está quedando en tierra de nadie. Rompe con el PSC por la política nacional cuando su pacto se circunscribía sólo a la política municipal. Llama a Puigdemont “presidente legítimo” cuando incluso algunos de sus consellers han aceptado la suspensión. Asiste a la manifestación por los presos y contra el 155 pero ataca al “independentismo irresponsable” por provocarlo. Por no perder al catalanismo, está haciendo contorsionismo y se va a hacer daño.

Quien ya se lo ha hecho es Pablo Iglesias, al que el último CIS coloca por detrás incluso de Rajoy como líder peor valorado y confirma que Podemos se desinfla porque estar más obsesionado con atacar la vieja España como los indepes que en reivindicar que hay otra nueva, por ser más crítico con el PP que con el separatismo, con la aplicación de la Constitución que con su trasgresión, lo que no tiene sentido en un partido español, algo que han visto Alberto Garzón o Carolina Bescansa y que sólo ahora parece entender Iglesias, quien por fin habla de un nuevo país.

Cataluña ha sacado de sus casillas a casi todos y sólo beneficia a quienes siguen en la misma de toda la vida: al independentismo de Esquerra y al unionismo de la derecha. La crisis catalana nos ha servido para ver otra vez que el rey va desnudo, pero le ha dado una bandera para que se cubra.

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