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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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La cloaca judicial

7 de octubre de 2020 23:23 h

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El juez García-Castellón, al que la Audiencia rectificó por pasar a Pablo Iglesias de perjudicado a investigado en el caso Dina, pide ahora al Supremo que le impute. O sea, le pide al Supremo que rectifique a la Audiencia que le rectificó a él. Es un juez utilizando a otro tribunal para apuñalar al suyo. Estamos ante El extraño caso de la Audiencia Jekyll y el juez Hyde. Hace unos días, la Audiencia le devolvió al vicepresidente su condición de afectado y le dijo al magistrado que se había equivocado y que lo derivase al Supremo porque no tenía competencias para seguir investigando. Él ha convertido el mandato en oportunidad para seguir en sus trece: el caso Dina no es un caso de las cloacas contra Podemos sino un invento de las cloacas de Podemos para engañar al juez y engañarnos a todos. Dice que Iglesias “fingió” una conspiración contra él con fines electorales. Si fingir con fines electorales es delito, estarían todos los políticos en la cárcel.

El rábano del juez no tiene hojas por las que cogerlo. Es absurdo que Podemos se invente un caso de las cloacas habiendo tantos casos anteriores conocidos que podía utilizar como arma política. Menos sentido aún tiene que Iglesias autorizase a su equipo la filtración de documentos en los que salía muy mal parado. Así se lo hizo ver la Audiencia al juez en el auto de rectificación en el que calificaban sus argumentos de “meras hipótesis”. Eso debió de dolerle y le salió el Hyde que lleva dentro.

La mera hipótesis del juez es que Iglesias se quedó la tarjeta telefónica de su asesora, Dina Bousselham, que recibió de manos del director de Interviú, para fingir una conspiración contra su partido. Según la mera suposición del juez, porque pruebas no aporta, la filtración sale de Bousselham que compartió los archivos con terceros y Pablo Iglesias lo sabía, pero denunció que era Villarejo en colaboración con Inda para hacerse la víctima del caso. Villarejo también tenía copia de la tarjeta, pero al juez le parece más plausible que los archivos los filtrara Podemos en lugar de Villarejo que es íntimo de Inda. Una teoría de la conspiración en la que la víctima de la conspiración se convierte en el conspirador contra los conspiradores. Ni Miguel Bosé, oiga. 

Todo para sacar ventaja en las elecciones y (agárrense) “desprestigiar a Ok Diario”. Perdonen que contenga la risa. No se puede desprestigiar lo que no tiene prestigio. A ver si lo he entendido. Iglesias le da munición a Inda para que Inda le ataque con el fin de utilizarlo después para atacar Inda. Pero, alma de cántaro, Inda no necesita a nadie para inventar bulos con los que atacar a Iglesias. Ahora la risa ya no puedo contenerla. Sería gracioso si no fuera tan grave. Tan inconsistente. Tan sospechoso. 

El juez no ha informado a la Fiscalía Anticorrupción sobre su auto de acusación, se ha pasado por el forro a su propia sala y se ha basado sólo en la declaración del ex abogado de Podemos, José Manuel Calvente, y en la destrucción del contenido de la tarjeta. De Calvente, el juez no tiene más que su palabra. De la tarjeta, tiene un informe policial donde dice que el contenido fue destruido por la manipulación de los técnicos que intentaron recuperar los datos que estaban bloqueados. Ese informe lo ha mandado a hacer puñetas, al mismo sitio al que ha mandado la lógica, y parece que también la ética. 

A Iglesias lo manda a los leones. La sala del Supremo que decidirá si le imputa está presidida por el juez que se negó a imputar a M. Rajoy en el caso Gürtel y que le permitió mentir en su declaración. El Supremo está controlado por los jueces conservadores gracias al bloqueo inconstitucional del PP, que colocó allí a sus amigos para que le afinaran las sentencias. El Supremo está presidido por Carlos Lesmes, muy cercano a Aznar, que la semana pasada se la lió al gobierno con el asunto del rey. No debió de gustarle la propuesta de Unidas Podemos de quitarle el poder de decisión a los magistrados con mandato caducado como el suyo y va a demostrarles quién manda aquí. Mandan jueces que hacen política cuando la política no hace lo que ellos mandan.

Da la impresión de que hay una maniobra orquestada para acabar con Pablo Iglesias y así con Podemos, hundir al Gobierno de coalición y tapar las cloacas mayores con el invento de una cloaca menor. Con razón han salido como un torbellino Casado y la Brunete mediática para pedir el cese o dimisión de Iglesias. Ahora tienen balas para acribillarle otra temporada. Si le imputan, podría verse obligado a dimitir. Sería de traca que cayera Pablo Iglesias por quedarse unos meses una tarjeta de móvil y siguieran campando a sus anchas los jefes de las cloacas. Así funciona este país. Hacen con él lo que quieren. Lo que no consiguen en las urnas, lo consiguen por otros cauces. Estamos totalmente indefensos ante quienes deben protegernos. Las togas y los trajes no son más que el disfraz para parecer respetables.

El juez García-Castellón, por cierto, regresó a la Audiencia con Rajoy después de un dorado retiro en Italia, para ganar mucho menos y trabajar mucho más, justo cuando empezaban los juicios a los populares. Ahora tiene entre manos la Kitchen. Ha imputado a Fernández Díaz, a petición de la Fiscalía. No hacerlo hubiera sido injustificable. Veremos si hace lo mismo con Cospedal y el Barbas, a los que apuntan todas las grabaciones, o si deja que sus nombres se hundan y desaparezcan en la cloaca judicial.

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