Desenseñar a desaprender cómo se deshacen las cosas

En ocasiones, hay que romperse para rehacerse. Provocar una crisis para generar una catarsis. Por una vez, creo que la izquierda tenía que colapsar para reaccionar. Iba de cabeza a un precipicio y Errejón ha dicho que por ahí no se tira. Las encuestas, las elecciones, las andaluzas vienen avisando del desgaste de la fórmula Unidos Podemos, pero nadie estaba haciendo nada para detener la inercia perdedora y derrotista con la que la izquierda se arrastra como un borracho al final de una fiesta. Ya era hora de que alguien diera la bofetada que la despierte.

Es muy comprensible la indignación de los que se han sentido traicionados porque Errejón ha actuado a sus espaldas, pero tampoco Iglesias le hubiera dejado hacerlo de frente. El líder de Podemos está en su derecho de marcarle el paso. El otro está en el suyo de revolverse para soltarse de una correa que le estaba ahogando y la única forma de cambiar un marco demasiado estrecho, es rompiendo el que había. A las bravas, sin dejar tiempo al contrario de cerrarte el paso. No se ha hecho bien, pero no se podía hacer de otra manera.

Sólo así se podía generar el cisma que las fuerzas del cambio necesitaban para despertar de la apatía. No hay mal que por bien no venga. Izquierda Unida ya ha roto su agotado matrimonio con Podemos y se plantea ser el pegamento de una candidatura más amplia. Podría ser Más Madrid. Dejando aparte las formas, mucha gente aplaudió en un primer momento la ilusión que genera el tándem Errejón y Carmena. Aunque está por construir, es una opción mucho más atractiva y abierta que el Podemos de Iglesias.

Si el secretario general de la formación morada piensa tanto en su futuro como en el de su partido, debería aceptarle a Errejón lo que le aceptó a Carmena. Manuela también ha participado en el acuerdo con el errejonismo, pero a ella se lo perdona. Será por sus magdalenas, razones políticas para la diferencia de trato, no hay. También debería preguntarle a los inscritos igual que les preguntó por su chalet. Podemos es una herramienta para la gente, no la hoz y el martillo con el que unos pocos imponen su ley y cortan cabezas.

Es cierto que Errejón y Carmena han impuesto sus condiciones, pero aún hay un proceso en el que deben entrar otros muchos actores para hacer una propuesta más plural y transversal. Los liderazgos y luchas de poder son inevitables en la política de partidos, por eso son necesarias unas bases críticas que estén ahí para controlarlos y que sigan en el activismo para marcarles el camino. Errejón ha tirado del freno de mano, ahora todos los conductores, incluidos los votantes, tenemos la responsabilidad de controlar el trompo y reconducir la carrera.

Por una vez, las izquierdas podrían convertir sus crisis en oportunidades. Podrían hacer lo contrario de siempre. Para eso, como decía La Bola de Cristal de nuestra queridísima Lolo Rico, que ayer se nos fue, tiene que “desenseñar a desaprender cómo se deshacen las cosas”.

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