Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Mucho se critica en prensa a Pablo Iglesias y a Podemos por sus formas. Nunca hacen las cosas cuando tocan, dicen, ni las expresan como a Cebrián le gustaría. No niego que hayan tenido patinazos artísticos (aquí los hemos comentado), pero no más que otros, aunque sí mucho más amplificados. Lo que me llama la atención, sin embargo, es lo poco que se comentan los malos modos, desaires y desprecios de Rajoy y su partido, bastante más continuos. Si hay unos políticos que faltan al respeto a sus rivales y a los españoles, son los populares.
El traje y la corbata no esconden la mala educación y la chulería con la que se conducen. A la derecha le sale solo el ademán de señorito. Lo de Rajoy es de camisa desabrochada y palillo en el costado de la boca. Primero contestó con un chiste a Espinar cuando le preguntó por un tema tan serio como la corrupción. Que tome menos Coca Cola y más tila, le dijo. Que toméis tila, que estáis muy nerviosos.
Eso es lo que hace él, dormir la situación con tisanas. Pero cuando despierta, los corruptos siguen ahí. A la moción de censura, respondió con la misma sorna. Al final va a tener razón Iglesias y resulta que al presidente “se la pela, se la bufa, se la toca”.
Después despachó la victoria de Pedro Sánchez mandándole un SMS. Como a Bárcenas. Pedro, sé fuerte. A la Audiencia Nacional también le mandó decir que les contestaba desde casa. Menos mal que la Audiencia le ha dicho que salga del plasma, que se saque el puro de la boca y dé la cara. Ya era hora de que alguien le parara los pies y se los bajara de la mesa porque está muy subidito.
Lógico. Los socialistas han estado desaparecidos en su propio combate y Rivera es un títere de manopla que no abre la boca mientras Rajoy lo maneja con una mano y mete la otra en la Justicia. El acuerdo de regeneración no es más que el guión para que creamos que algo cambia aunque todo siga igual. Parece que Mariano se ríe de Albert, pero creo que ambos se están riendo de nosotros.
Con Ciudadanos y PSOE haciendo una oposición de risa, el PP siente que puede reírse de todo. Que puede hacer lo que quiera sin que le pase factura. Ahí tiene los presupuestos que le aseguran la continuidad, aprobados ayer en plena tormenta de escándalos. Su desfachatez es directamente proporcional a su sensación de impunidad.
Puede colar a una presidenta en la sala penal de la Audiencia recusada por cercanía con Génova. Puede hacerse una fiscalía a la medida para protegerse de los jueces. Puede nombrar a un fiscal Anticorrupción al gusto de los corruptos y con una empresa familiar en Panamá. Puede decir, como Celia Villalobos, que tiene una empresa en un paraíso porque el fiscal Moix no es pobre, que a lo mejor es que queremos un fiscal pobre. Nos conformamos con uno honrado.
Ahora que a Moix le han pillado con todo el equipo, Rajoy, el ministro de Justicia y compañía han tenido el rostro de decir que su nombramiento no es responsabilidad suya sino del fiscal general. El fiscal general que es designado por el Gobierno. Panda de cínicos. Cuando les cazas, te mienten a la cara como si fueras tonto, lo cual es doblemente insultante.
He llegado a la conclusión de que el rey del cinismo es Mariano Rajoy, que ha hecho un arte de su disfraz de hombre torpe, despistado y campechano que tanto le conviene. Parecer medio idiota también le hace parecer más inofensivo, menos culpable. Pero él es el responsable máximo del partido de la corrupción y de corromper el sistema para intentar taparla. Es un listo. Hay que dejar de verle como el tonto del pueblo. Es la facha bajo la que esconde su desfachatez.
JUEVES A LAS 10H, EN WWW.CARNECRUDA.ES, EL ACCIDENTE DEL METRO DE VALENCIA: IMPUNIDAD Y SILENCIO.
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