Hay que exhumar al franquismo

Ochenta años después del inicio de la dictadura, se celebra con alboroto que el Tribunal Supremo haya decretado exhumar a Franco del Valle de los Caídos para llevarlo al Pardo, donde le seguirán honrando mientras sus víctimas duermen en fosas. Todavía tiene que autorizar la operación un juez de reconocido franquismo que la paralizó a petición de la familia del golpista. Si quieren hacernos creer que esto es una gran victoria democrática es porque de democracia andamos justitos. Vamos mucho más sobrados de franquistas.

De hecho, la derecha no lo ha celebrado en absoluto, cualquiera diría que le deben algo al muerto. Casado ha dicho que él no se gastaría un euro en desenterrarlo. Qué iba a decir el líder de un partido fundado por un ministro de Franco. Rivera cree que a los españoles ya no les importa. A él sí que no le importan la memoria y la dignidad de los miles de torturados y asesinados. Y Abascal ha tuiteado que se pasa por el forro la sentencia y que eso es profanar la tumba del Caudillo. Es un misterio cómo consigue tuitear con el brazo en alto.

El PSOE presume del logro aún no consumado cuando no ha podido impedir que la nietísima recibiese un título nobiliario creado por su abuelo ni ha conseguido quitarle al torturador Billy el Niño sus condecoraciones y gratificaciones, como había prometido. Pedro Sánchez es el primer presidente socialista que intenta exhumar al asesino de masas pero muy poco o nada ha hecho su partido por desenterrar a los 130.000 desaparecidos, entre los que se encuentran sus propios muertos, los socialistas que lucharon por la libertad.

No sólo eso. El PSOE también se ha negado a entregar a los verdugos ante la justicia internacional y se ha opuesto a la derogación o modificación de la Ley de Amnistía que los ampara. Por no hablar de cómo preserva los privilegios de la Corona, la empresa y el clero impuestos por Franco. Tanta gesticulación porque van a sacar a la momia del sarcófago y resulta que es para llevarlo a otro cementerio donde le rindan más honores. Habría que echarlo a una fosa para que su familia sienta lo que sus víctimas llevan décadas padeciendo.

No hay nada de qué presumir y mucho de lo que avergonzarse. Vivimos en un país con una fundación y un mausoleo en honor al asesino, su familia y esbirros conservan propiedades, protección y el favor de los medios, sus víctimas sufren abandono y desprecio, socialistas y conservadores tapan sus vergüenzas y en la escuela se ha impuesto el olvido. El pacto de silencio de la Transición ha enterrado sus crímenes y a duras penas van a desenterrar al culpable para darle otro panteón. No es una victoria de la democracia, es otra derrota ante el fascismo. No es sólo Franco, hay que exhumar fuera de España todo el franquismo.

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