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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

Qué hemos hecho para merecer esto

Ayer fue la tarde de los trapos sucios. Por la prensa, nos enteramos de que Carmena ha estado a punto de irse con el PSOE y Bescansa preparaba un plan para desbancar a Iglesias en Podemos. Cuando el PP y Ciudadanos naufragaban por el asunto de Cifuentes, viene la izquierda al rescate para mostrar por qué gobierna la derecha. Gobierna porque la izquierda está aniquilándose o mirándose el ombligo.

No es que la izquierda quisiera hacer públicas sus miserias, pero si salen es porque está más dedicado a ellas que a detener las del poder. Está dedicada a robarse candidatos y darse de navajazos, mientras la derecha nos los mete a los ciudadanos. Si estuvieran a lo que tienen que estar, a construir una alternativa y a desalojar a los actuales mercachifles, no estaríamos hablando de esto. Pero están a lo suyo más que a lo nuestro.

Lo de ayer fue la gota que colmó un vaso que vienen llenando desde hace días. En plena crisis de la presidenta madrileña por su máster, Podemos pensó que ahora es el momento de ponerse a discutir sobre el candidato a la Comunidad de Madrid y de tirarse los trastos entre errejonistas y pablistas. La afición a los puros de Rajoy la patrocina Podemos.

Sinceramente, me importan un bledo sus intrigas de palacio. Creía que habían venido a echar al rey, no a hacer Juego de tronos. Creía que hablaríamos de política, como cuando llegaron, no de politiqueos. Pero los nuevos se comportan como los de siempre. Al final nos tienen todo el día enganchados a sus culebrones, sus cuitas, sus menudencias, sus menudeos. Los partidos destruyen la política generando la sensación contraria de ser el instrumento para llevarla a cabo.

PP y Ciudadanos están enzarzados en una batalla electoralista para ver quién gana la partida de Cifuentes. El independentismo está inmovilizado y tiene inmovilizada a Cataluña por sus roces internos y sus choques con el unionismo, que también juega a la guerra de banderas, en lugar de pensar en cómo sacarnos de ésta. Y Podemos y el PSOE no hacen nada significativo para ofrecer otra cosa, frenar el retroceso en las libertades y sacarnos del pasado para llevarnos al futuro.

Pero, señor, qué hemos hecho nosotros para merecernos esto. En realidad, ser como ellos. Discutimos por nuestras ideologías como si fueran nuestros equipos de fútbol, no queremos entendernos jamás con el contrario y rehuimos los puntos de contacto tanto como buscamos los motivos de fricción. Nuestros políticos son nuestro reflejo.

Hay mucha gente con la que es imposible hablar pero, como vimos en el 15M, hay mucha más con la que podríamos llegar a conectar si hiciéramos política en lugar de politiqueo. Los partidos dejarán de ocuparse de sus intereses, cuando dejemos de ocuparnos de ellos, para ocuparnos de los nuestros. Es evidente que los partidos políticos no nos van a hacer la política, la tenemos que hacer nosotros.

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