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Todos somos Helena Maleno

La activista y periodista Helena Maleno salva vidas. “No exagero si digo que posiblemente sea la persona que más vidas ha salvado en el Estrecho”, dice el jefe de Salvamento Marítimo en Almería. Sus llamadas a los servicios de rescate para alertar de pateras a la deriva, sirven para recoger a cientos de hombres, mujeres y niños abocados a la muerte en el mar. Esta mujer incansable lleva años dando protección a refugiados y migrantes en la frontera sur de Europa.

También denunciando la violencia policial contra ellos y las violaciones de derechos humanos que cometen nuestras fuerzas de seguridad en nombre de nuestro gobierno. Ahora esa policía española la ha llevado a los tribunales para acusarla de favorecer el tráfico de personas. Ella jamás ha ocultado que presta asistencia, incluso telefónica, a quienes intentan cruzar, porque por encima de cualquier legalidad está el deber de auxilio. Es miserable intentar convertir en crimen la defensa de la vida. La Policía Nacional a la que Maleno ha señalado por cometer ilegalidades quiere hacer de ella una delincuente, qué casualidad.

La Unidad de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales trató de procesarla en España, pero la Audiencia Nacional archivó el caso porque no veía delito. Entonces llevaron su informe a la justicia marroquí, aunque sin advertirle al juez del rechazo del tribunal español. La causa ha sido admitida en Marruecos donde Maleno se enfrenta a penas que van desde los seis meses a la cadena perpetua. El mundo al revés. Se hostiga a quien protege a las personas y la acusan quienes deben protegernos.

A Helena Maleno la persiguen por hacer lo que debería estar haciendo el Gobierno español y por denunciar lo que hace el Ministerio del Interior. Ella salva vidas, ellos las abandonan. Ella socorre mientras el gobierno de Rajoy sólo acoge a 2.000 de los 17.000 refugiados que se comprometió y abandona a 15.000 en las condiciones infrahumanas de los campos de concentración. Ella ayuda a rescatar a miles en el mar, mientras España y la UE les dan la espalda a las 3.000 personas que se han ahogado en el Mediterráneo, 223 intentando llegar a las costas de nuestro país.

Ella ha sido fundamental para que se investigase la muerte en la playa del Tarajal de los 15 hombres sobre los que disparó la Guardia Civil con la aprobación de Fernández Díaz. La unidad policial que la denuncia depende del ministerio al que Helena Maleno ha señalado por autorizar el uso de pelotas de goma, cuchillas, porrazos y devoluciones en caliente contra quienes intentan entrar aquí. No dudo del trabajo honesto de muchos policías, pero sí de quien promueve esta persecución. El silencio del ministro Zoido es cómplice o culpable.

Pero son muchas las voces que han salido en defensa de esta defensora de los más débiles. Hombres, mujeres y niños que le deben la vida. Compañeros que la ven dejarse cada día la suya por los demás. Me quedo con las palabras de Abdulay, refugiado de 11 años, que la llamó y le dijo: “¿cómo estás, tita?, quiero que sepas que todos somos Helena”. Dice ella que esa frase hizo que todo cobrara sentido. Lo que no tiene sentido ninguno es perseguir por salvar vidas. 

Ahora es ella la que necesita ayuda. Defendamos a quien defiende, protejamos a quien protege. Hay que salvar a la salvavidas. Todos somos Helena Maleno.

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