Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Finalmente, el PSOE presentará en solitario su reforma de la Ley del Solo Sí es Sí sin acuerdo con Unidas Podemos. Los socialistas se han avenido a pactar enmiendas con sus socios y con otros partidos menos el PP. Es la forma de que los morados puedan salvar la cara. Porque la verdad es que Sánchez ha decidido tirar para adelante sin Irene Montero. La ministra estaba dispuesta a pactar, pero el presidente no está dispuesto a esperarla más. No quiere que esto le quite más votos. Podemos no parece darse cuenta de que también a ellos se los quita (ojito a las encuestas). A unos y a otros les penaliza esta sensación de que lo improvisan todo, tanto la ley como su reforma. No sé por qué la coalición se empeña en hacer las cosas mal hasta cuando intenta arreglarlas.
O sí lo sé. Detrás de este nuevo desencuentro hay una razón evidente: desde que Iglesias se fue, Sánchez se ha ido alejando de Podemos (con los que no se entiende) para acercarse cada vez más a Yolanda Díaz (con la que sí). Este es un paso más en esa dirección. La prisa del presidente no es solo para dejar atrás las críticas, es también para dejar atrás a Montero y Belarra, que se han quedado dando vueltas sobre sí mismas mientras les pasaban a la carrera. Sánchez salta por encima de sus ministras en un problema que es responsabilidad de ambos. Los dos socios dieron luz verde al texto, deberían resolverlo juntos. Pero el PSOE quiere aprovechar para debilitar a Podemos y Podemos se debilita precisamente porque intenta parecer fuerte y confunde fortaleza con tozudez. Coherencia con intransigencia.
Su error es mantenerse en sus trece mientras le hacen la trece catorce. No saber cuándo hay que recular para no quedarse fuera de juego. Quieren ir siempre tan por delante del balón que dan la impresión de jugar solos. Parece mentira que conociendo tanto los medios y la política como dicen conocerla, no sepan leer la jugada. La jugada es que el PSOE quiere a Sumar, pero no quiere a Podemos. La jugada es que Yolanda Díaz tampoco quiere a Podemos como partido sino solo a los miembros que decidan colaborar más allá de las siglas. La jugada es que la izquierda se la juega en un año electoral de infarto y que si no se salva la coalición, o lo que quede de ella, perderemos los avances que se están logrando y los avances que quedan por hacer.
El mayor defecto de este Gobierno no han sido las lógicas disputas entre dos partidos distintos sino empañar con errores de previsión o comunicación sus mayores logros. La Ley del Solo Sí es Sí es un buen ejemplo, una ley que significa un gran progreso pero acaba cuestionada por una previsión y comunicación pésimas. Hay muchos más ejemplos. La coalición ha conseguido sacar al país de una pandemia, una guerra en Ucrania, una crisis energética y las múltiples crisis derivadas, desde la inflación a la falta de materias primas, logrando un acuerdo con Europa para abaratar la energía en España y ayudar a las familias, a los vulnerables y a las empresas.
En el peor escenario posible y bajo el fuego de una oposición cainita, ha aprobado el Ingreso Mínimo Vital, dos subidas del salario mínimo y una revalorización de las pensiones, una reforma laboral y del aborto, y leyes de la eutanasia, la memoria democrática y la igualdad de las personas trans, un impuesto a las eléctricas, los bancos y las grandes fortunas y ayudas al transporte, las hipotecas y la pobreza energética. Es mucho lo que se ha hecho, pero poco el rédito que se le saca. Son medidas que han mejorado la vida de las personas de forma palpable. Pero los sondeos no lo reflejan. No solo por culpa de la derecha mediática (explicación simplista de lo que le pasa a la izquierda) sino también por una coalición que desaprovecha sus aciertos y se enreda en sus errores.
Los socios deben salvarla a toda costa por todo lo que aún les falta por hacer. Lo primero y más urgente, una Ley de Vivienda, que Unidas Podemos impulsa y el PSOE bloquea. Si Sánchez tiene tanta prisa por acallar las críticas, debería dar soluciones inmediatas a una población, sobre todo joven y precaria, ahogada por la imposibilidad de acceder siquiera a un alquiler digno en cualquier ciudad de España. Si el presidente quiere salvarse que empiece por salvar a quienes votan. Porque no son los fondos buitre ni los grandes tenedores los que van a mantenerle en la presidencia.
Finalmente, el PSOE presentará en solitario su reforma de la Ley del Solo Sí es Sí sin acuerdo con Unidas Podemos. Los socialistas se han avenido a pactar enmiendas con sus socios y con otros partidos menos el PP. Es la forma de que los morados puedan salvar la cara. Porque la verdad es que Sánchez ha decidido tirar para adelante sin Irene Montero. La ministra estaba dispuesta a pactar, pero el presidente no está dispuesto a esperarla más. No quiere que esto le quite más votos. Podemos no parece darse cuenta de que también a ellos se los quita (ojito a las encuestas). A unos y a otros les penaliza esta sensación de que lo improvisan todo, tanto la ley como su reforma. No sé por qué la coalición se empeña en hacer las cosas mal hasta cuando intenta arreglarlas.