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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

¡Toma democracia!

Fue la noche de las paradojas y los resultados irresolubles. No fue la noche del cambio pero fue la noche que lo cambió todo. No murieron los dos grandes partidos pero murió el bipartidismo. El partido de los corruptos y los recortes de derechos tiene más de 7 millones de votantes pero pierde casi cuatro. El PSOE millón y medio. La corrupción se castiga pero aún no lo suficiente. Los que ganaron, perdieron y los que perdieron, ganaron. Por eso todos tienen, tenemos, unos más que otros, una sensación agridulce, de sí pero no, de frustración y alivio al mismo tiempo. Para los que ganaron fue una victoria amarga. Para los que perdieron, una dulce derrota.

Ganó el PP pero perdió Rajoy porque tiene casi imposible formar gobierno. Perdió el PSOE con el peor resultado de su historia, pero ganó una prórroga Pedro Sánchez porque evitó que le superase Podemos. Ganó 40 escaños de golpe Ciudadanos pero supo a derrota porque llegó a aspirar a la victoria. Podemos fue el ganador moral porque logró la remontada, aunque se quedó lejos de asaltar los cielos. Pero subió la mitad de la escalera hacia paraíso de un solo salto y eso le permite soñar con conseguirlo en el siguiente asalto. Ha ascendido cinco millones de escalones ni más ni menos. El cielo no queda tan lejos.

El PP puso demasiado balcón para tan poca victoria. No tiene casi ni para gobernar. Necesita que el PSOE mire para otro lado o que le apoyen Ciudadanos, PNV y los independentistas catalanes a los que ha estado persiguiendo en los juzgados. Eso no lo arregla ni hablando catalán en la intimidad. Y luego ponte tú a gobernar con tres aspirantes al trono esperando la ocasión de darte la puñalada y tumbándote leyes en el Parlamento. El PP va a probar el reverso de su propia medicina. Después de cuatro años aplastando a la oposición con el rodillo ahora tiene que arrodillarse para rogarle su apoyo. Toma democracia, Mariano, como tú decías. A ver qué haces con ella con la poca práctica que tienes. It’s very difficult todo esto. Podríamos contestarte lo mismo que Andrea Fabra a los parados, pero somos más elegantes que ella.

Más difícil todavía lo tiene el PSOE. Está subido en una silla con la soga al cuello y todos le han tirado la pelota a su tejado. Ayer Rajoy se olvidó de que Sánchez había sido Ruiz con él en el debate y le lanzó la pelota de un pacto. Si los socialistas la intentan coger, se tambaleará la silla y acabarán ahorcados. Por ahora han dicho que votarán contra Rajoy pero hace falta ver si mantendrán su palabra cuando empiecen las presiones de la maquinaria del régimen. Y de la europea, que diría Mariano. A lo mejor piden la cabeza del presidente como condición pero dejar que gobierne el PP con quien sea les puede costar a ellos la suya. A Pedro Sánchez el primero. El PSOE está en coma. Habrá que ver qué médico eligen para intentar salvarlo.

Tampoco pueden intentar formar gobierno con Podemos porque Pablo Iglesias ha puesto la consulta independentista como condición y necesitaría el apoyo del independentismo catalán. Otro suicidio y otro imposible. Ciudadanos ha dicho que se abstendrá en la investidura de Rajoy en aras de la gobernabilidad y la estabilidad pero su discurso se desmorona en cuanto sacas la hemeroteca. No quieren unas nuevas elecciones en España porque saben que les perjudicarían, pero corrieron a pedirlas en Cataluña donde pensaban que podría beneficiarles. Todos los partidos miran por su propio beneficio, es lógico y legítimo. Lo es menos que traten de vendernos que lo hacen por su sentido de Estado y responsabilidad. No cuela.

Ciudadanos se quiere presentar como partido de Estado, Podemos como el partido de la gente. Por eso han puesto cinco demandas de la ciudadanía como condición para cualquier apoyo. Es su manera de hacerse fuertes sin mojarse, a la espera de unas nuevas elecciones que podrían beneficiarles. El cambio pasó rozando el poste pero la bola no entró. A la remontada le faltó un tiempo como vino a decir Pablo Iglesias. En ese segundo tiempo es muy posible que intente retomar las negociaciones con la Unidad Popular de Alberto Garzón para que sus más de 900.000 votos se conviertan en mucho más que 2 escaños. Si hubieran ido juntos hoy serían segunda fuerza y viendo los grandes resultados de Podemos en las confluencias, podrían formar equipo que disputase al PP unas nuevas elecciones. Y lo saben.

Este partido no lo ganó nadie pero la que ganó, por una vez, fue la democracia. Los españoles hemos pasado de votar mayoría absoluta a las absolutas minorías. El 20D hace tan difícil gobernar para cualquiera que les obliga a todos a dialogar para intentarlo. No queríais democracia pues tomad dos tazas.

Hoy analizamos los resultados del 20D con Julio Anguita y con los periodistas Soledad Gallego-Díaz, Juanlu Sánchez y Juan Soto Ivars y el asesor político Antoni Gutiérrez. A las 12h en directo en www.carnecruda.es

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Fue la noche de las paradojas y los resultados irresolubles. No fue la noche del cambio pero fue la noche que lo cambió todo. No murieron los dos grandes partidos pero murió el bipartidismo. El partido de los corruptos y los recortes de derechos tiene más de 7 millones de votantes pero pierde casi cuatro. El PSOE millón y medio. La corrupción se castiga pero aún no lo suficiente. Los que ganaron, perdieron y los que perdieron, ganaron. Por eso todos tienen, tenemos, unos más que otros, una sensación agridulce, de sí pero no, de frustración y alivio al mismo tiempo. Para los que ganaron fue una victoria amarga. Para los que perdieron, una dulce derrota.

Ganó el PP pero perdió Rajoy porque tiene casi imposible formar gobierno. Perdió el PSOE con el peor resultado de su historia, pero ganó una prórroga Pedro Sánchez porque evitó que le superase Podemos. Ganó 40 escaños de golpe Ciudadanos pero supo a derrota porque llegó a aspirar a la victoria. Podemos fue el ganador moral porque logró la remontada, aunque se quedó lejos de asaltar los cielos. Pero subió la mitad de la escalera hacia paraíso de un solo salto y eso le permite soñar con conseguirlo en el siguiente asalto. Ha ascendido cinco millones de escalones ni más ni menos. El cielo no queda tan lejos.