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Opinión - ¡Nos comerán! Por Esther Palomera
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Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

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El trifachito ha muerto, viva el bifachito

10 de marzo de 2021 23:01 h

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Un terremoto en Murcia con réplicas en Madrid rompe a la derecha. La moción de censura del PSOE y Ciudadanos al PP murciano por vacunaciones y adjudicaciones irregulares, fue replicada por Ayuso, que rompió unilateralmente con Aguado a través de un adelanto electoral, a su vez respondido con sendas mociones de PSOE y Más Madrid para intentar evitar los comicios. El reglamento de la Asamblea dice que la disolución de la cámara no es efectiva hasta mañana, mientras que las mociones han sido admitidas hoy, pero tendrán que decidir los tribunales: moción o elecciones. Susto o muerte. 

La ruptura de la derecha es un intento de los naranjas de recuperar su papel de partido bisagra contra la corrupción y evitar la absorción por parte de Génova. Es una amenaza para Casado, que pierde una comunidad, un apoyo incondicional y la oportunidad de distanciarse de la ultraderecha. Es un aviso para Iglesias, que puede dejar de ser el socio preferente del socialismo. Al PP nacional le pincha la rueda del viaje al centro, pero eso a Ayuso no le importa. Al contrario, se quita de encima a Ciudadanos que sólo le da disgustos y se va con la ultraderecha que es mucho más su rollo. Ya dijo que ella no quiere a Vox enfrente sino a su lado. El trifachito agoniza, viva el bifachito. 

IDA no tendría ningún problema en ser la primera que da entrada al neofranquismo en un gobierno. La izquierda debería tenerlo presente a la hora de elegir candidatos, tender puentes y movilizarse para votar. Ayuso les ha dado una segunda oportunidad de no fastidiarla como en la primera. Mucho cuidado porque el bifachito puede ser una fórmula de éxito y de futuro. Con Cataluña rota, el gobierno dividido y el país deshecho por una crisis sanitaria y económica, no descartemos el ascenso de la extrema derecha. Para el franquismo no estamos vacunados. 

Madrid es el experimento. Ayuso y Monasterio, las damas de hierro. Hoy ya no parece tan casual que se reunieran la semana pasada en privado. Si Ciudadanos sigue cayendo y Vox sigue su ascenso, la derecha menos dividida puede alcanzar una mayoría más sólida. Casado es una veleta que volverá a cambiar según sople el viento o acabará arrasado por el vendaval facha. Le devorarán los zombis del trumpismo, Abascal y Ayuso. Todo depende de lo que pase en Madrid. Si hay elecciones en las que gana el bifachito, España puede inclinarse al populismo de ultraderecha. Si sale la moción de censura, la oposición tiene que demostrar que se puede gobernar desde el consenso, la centralidad y la transversalidad. 

A todo esto, Madrid tiene los peores datos de contagio de España y los médicos de Atención Primaria han empezado una huelga indefinida porque no ha contratado ni a uno solo de los 300 sanitarios que prometió hace medio año. Eso sí, Ayuso convoca elecciones para salvar la libertad de los madrileños. Salvar vidas, ya un poco menos. Esto es justo lo que necesitaba Madrid en plena pandemia, además del récord de fiestas ilegales, un fiestón de la democracia porque ella lo vale. 

Ella mismo dijo de otros candidatos que eran “irresponsables, insensatos y peligrosos” por montar elecciones en lugar de aportar soluciones en mitad de la pandemia. Pero no creo que su votante la penalice porque a la derecha le encanta la chulería mascachicle con la que Ayuso se enfrenta al socialcomunismo. El propio adelanto electoral parece una de sus bravuconadas. Isabel, ¿a que no hay huevos a convocar elecciones anticipadas echándole la culpa a los rojos y a los naranjas? Sujétame el cubata. Ahí se ve que es el juguete de Aznar y Aguirre al que MAR mueve los hilos. Parece una idea descabellada, pero en este país gustan mucho las apuestas locas del tercer gintonic.

Hay que reconocer que su programa electoral es insuperable: el porcentaje más alto de contagios, sobrecoste y denuncias en el Zendal, contratos basura para sanitarios y menús basura para niños, millón de euros en curas para hospitales, cero ayudas directas a la hostelería, abandono de ancianos y de la Cañada Real, posados locos y frases absurdas que nadie entiende. Por mucho menos han ganado elecciones Trump, Johnson y Bolsonaro.

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