Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Todos los males de la derecha populista actual están en la teoría de la conspiración del 11M. Ahí están los bulos y las noticias falsas, el uso del engaño para intentar manipular unas elecciones. Ahí la derecha empieza a cuestionar el sistema electoral y a llamar ilegítimo al gobierno elegido por las urnas. Ahí las víctimas se dividen en buenas y malas, en víctimas a las que usar y víctimas a las que atacar. Ahí nace la caverna mediática de la que derivan las cloacas, la fabricación y difusión de falsedades para destruir la vida de civiles y rivales políticos. Ahí se inician la crispación y la polarización, el negacionismo y los discursos de odio. Aquí aparece antes porque el populismo conservador hunde sus raíces en el golpismo y la dictadura. Esto es su actualización moderna. Todo empieza con Aznar y Losantos, con El Mundo y Pedro Jota, con Luis del Pino y los Peones Negros, con el PP y sus mentiras.
Todo empezó con Aznar que nos mintió para meternos en una guerra ilegal en Irak contra los deseos de la mayoría y nos mintió cuando se dio cuenta de que los atentados eran la respuesta de Al Qaeda y que eso les iba a hacer perder las elecciones. Todo empezó con el PP y sus satélites mediáticos que inventaron durante años teorías esperpénticas —cómicas si no fueran trágicas— para hacernos creer que el 11M había sido una gran conspiración de los socialistas con jueces, policías y etarras para ayudar a los yihadistas. Todo empezó con la persecución a Pilar Manjón y a las víctimas del 11M a las que se acosó por exigir verdad y justicia. Todo empezó con Aznar, el único responsable de la guerra de Irak que no ha pedido perdón, el mayor responsable de las mentiras del 11M por las que tampoco ha pedido disculpas, la mano que sigue agitando el avispero mientras sonríe con su siniestra mueca cuando le piden explicaciones. ¿De qué se ríe?, podríamos preguntarle, como le preguntó Manjón a Zaplana y Pujalte en su comparecencia parlamentaria.
Todo lo que sufrimos entonces, lo seguimos sufriendo ahora: la derecha que no acepta sus derrotas electorales porque cree que el poder le pertenece y llama okupa a Pedro Sánchez como llamó usurpador a Zapatero; la derecha que falsea o destruye pruebas para hundir vidas y carreras, que insultó y difamó al jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez, y al comisario de Vallecas, Rodolfo Ruiz, hasta provocarle un infarto y llevar a su mujer al suicidio, como veinte años después denigran al presidente del Gobierno, hostigan a Podemos, Iglesias y Montero para echarlos de la política y fabrican información falsa sobre el independentismo; la derecha de Feijóo que ha hecho de las fake news y los datos falsos su principal arma; la extrema derecha de Ayuso y de Abascal que han convertido el discurso de odio y el negacionismo en la suya; y la derecha mediática que miente por interés económico y político porque sabe que la manipulación informativa no se penaliza, se rentabiliza.
Todo lo sufrimos ahora pero peor precisamente porque quienes crearon la teoría de la conspiración no han sido castigados por la sociedad sino que han sacado oro de la basura. Aznar se ha hecho millonario gracias a la política y sigue dando lecciones y conferencias mientras dirige el PP en la sombra. Rajoy fue presidente dos legislaturas después de haber abonado la teoría con cientos de preguntas en el Congreso. Federico Jiménez Losantos sigue siendo el referente radiofónico de la Caverna por donde deambula también Luis del Pino, gestor del blog de bulos, Peones negros, donde también escribía el ex de Ciudadanos y ahora tertuliano ultra, Girauta. La COPE es la emisora más escuchada de la derecha donde, este mismo 11M, Carlos Herrera ha vuelto a defender que todos creíamos que era ETA y que fue el PSOE el que utilizó los atentados para ganar en las urnas. Pedro J. dirige El Español, su entonces redactor jefe, Casimiro García Abadillo dirige El Independiente, y Joaquín Manso, otro soldado en las maniobras orquestales en la oscuridad, dirige El Mundo. La mentira en la derecha tiene las patas muy largas.
Hoy mismo el periódico de Ramírez lleva en su portada una encuesta según la cual casi un 60% de españoles piensa que desconocemos la realidad sobre “cuestiones esenciales” del 11M. Para qué van a dejar de mentir si se dieron cuenta entonces de que la mentira les da dinero, votos y audiencia. Para qué van a reparar a las víctimas a las que han herido doblemente robándoles la verdad y la memoria. Para qué van a restaurar el daño hecho al periodismo si han hecho del periodismo su fortuna. El PP de las mentiras del 11M y de la persecución de los afectados gobierna en la mayoría de autonomías. Los autores de la teoría de la conspiración controlan los medios más influyentes de la derecha. No puede existir una democracia sana en una sociedad en la que un sector se sirve de la falsedad y la insidia. La víctima 193 de las bombas en los trenes fue la verdad. Veinte años después seguimos pagando las consecuencias.
Todos los males de la derecha populista actual están en la teoría de la conspiración del 11M. Ahí están los bulos y las noticias falsas, el uso del engaño para intentar manipular unas elecciones. Ahí la derecha empieza a cuestionar el sistema electoral y a llamar ilegítimo al gobierno elegido por las urnas. Ahí las víctimas se dividen en buenas y malas, en víctimas a las que usar y víctimas a las que atacar. Ahí nace la caverna mediática de la que derivan las cloacas, la fabricación y difusión de falsedades para destruir la vida de civiles y rivales políticos. Ahí se inician la crispación y la polarización, el negacionismo y los discursos de odio. Aquí aparece antes porque el populismo conservador hunde sus raíces en el golpismo y la dictadura. Esto es su actualización moderna. Todo empieza con Aznar y Losantos, con El Mundo y Pedro Jota, con Luis del Pino y los Peones Negros, con el PP y sus mentiras.
Todo empezó con Aznar que nos mintió para meternos en una guerra ilegal en Irak contra los deseos de la mayoría y nos mintió cuando se dio cuenta de que los atentados eran la respuesta de Al Qaeda y que eso les iba a hacer perder las elecciones. Todo empezó con el PP y sus satélites mediáticos que inventaron durante años teorías esperpénticas —cómicas si no fueran trágicas— para hacernos creer que el 11M había sido una gran conspiración de los socialistas con jueces, policías y etarras para ayudar a los yihadistas. Todo empezó con la persecución a Pilar Manjón y a las víctimas del 11M a las que se acosó por exigir verdad y justicia. Todo empezó con Aznar, el único responsable de la guerra de Irak que no ha pedido perdón, el mayor responsable de las mentiras del 11M por las que tampoco ha pedido disculpas, la mano que sigue agitando el avispero mientras sonríe con su siniestra mueca cuando le piden explicaciones. ¿De qué se ríe?, podríamos preguntarle, como le preguntó Manjón a Zaplana y Pujalte en su comparecencia parlamentaria.