Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Vox quiere derogar el matrimonio homosexual, impedir que se hable de homosexualidad en los colegios, eliminar las leyes de protección del colectivo LGTB, penalizar a las parejas gays en las adopciones y acabar con lo que ellos llaman el lobby gay. Vox quiere que las fiestas del Orgullo se celebren en las afueras de las ciudades porque son “una caricatura denigrante”, en palabras de Rocío Monasterio. En palabras del responsable nacional de prensa del partido, lo de los gays “no es amor, es vicio”. Pero esto no tiene nada que ver con las agresiones a homosexuales.
Abascal dice que matrimonio es sólo la unión entre “hombre y mujer” y el ex candidato de Vox, Fernando Paz, escribió que Occidente se precipita al abismo porque legaliza el matrimonio igualitario. La diputada ultra, Gádor Joya, preferiría que su hijo no adoptara si fuera gay. A Espinosa de los Monteros le parece mal la discriminación “porque lo dice la Constitución” (no por convicción propia) pero cree que “en España hemos pasado de un extremo a otro, de pegarles palizas a los homosexuales a que impongan su ley”. Esto tampoco tiene nada que ver con el aumento de las agresiones homófobas en España.
Ortega Smith y Espinosa de los Monteros condenan esa violencia, pero culpan a la inmigración. Su partido acusa a los inmigrantes de las violaciones de mujeres, de las ocupaciones y de robarle la pensión a tu abuela. Abascal lee una lista de apellidos de origen extranjero para decirte que se llevan todas las ayudas sociales. Su formación llama MENAS a los menores extranjeros no acompañados para darles nombre de grupo criminal y les responsabiliza de la inseguridad en las calles. Pero nada de eso tiene que ver con las palizas, cacerías y asesinatos xenófobos.
La ultraderecha niega la violencia machista, quiere acabar con la ley y los tribunales que protegen a las mujeres, llama al feminismo “ideología de género” y exige que se publique la lista de lo que denomina “chiringuitos feministas”, exagera el número de denuncias falsas y no participa en los homenajes a las mujeres asesinadas por hombres. Pero negar la violencia machista no tiene nada que ver con la violencia machista.
Sí, el joven que denunció la agresión de 8 encapuchados ha reconocido que mintió, después de que la policía no encontrase pruebas. Aprovecharán para desacreditar a todo el colectivo, pero a quien desacredita es a Vox. La denuncia del joven era tan falsa como la denuncia de la ultraderecha culpando a los inmigrantes. Y una mentira no oculta la verdad: en España se han disparado las agresiones homófobas en un 43%, Cataluña alerta de que hay manadas homófobas, ha habido palizas en grupo a homosexuales este verano y Samuel fue asesinado a golpes al grito de “maricón”. En España hay homosexuales que tienen miedo a besarse en público, mujeres que temen ir solas por la calle, migrantes que viven atemorizados por su color de piel. En España hay personas que tienen miedo por ser quienes son.
Pero, por supuesto, la violencia homófoba, machista y xenófoba que sufren no tiene relación alguna con los discursos homófobos, machistas y racistas de la ultraderecha. Ni con el PP que los exculpa y gobierna con ellos. Cómo podemos pensar que hay alguna conexión entre las palabras de unos y los actos de otros. El racismo no tiene que ver con la segregación, el antisemitismo no está detrás de la persecución de los judíos, el sexismo no oprime a la mujer, el fascismo no engendra violencia, los neonazis no tienen ideología y la intolerancia no mata.
Por cierto, Vox ha amenazado con denunciar a todo el que les vincule con las agresiones de odio. Eso tampoco tiene nada que ver con cómo he escrito este artículo.
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