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“No se puede conversar con fascistas, pero tenemos que intentarlo”

El mundo vive una oleada de fascismos. Desde Brasil a Rusia, pasando por España o Estados Unidos, el autoritarismo gana terreno y los discursos de odio llenan horas en los medios de comunicación y en las conversaciones de muchos de nuestros vecinos. Nos pasamos el día escuchando los discursos de personajes como Trump, Bolsonaro o Abascal. ¿Pero se puede dialogar con ellos, con el otro lado, con el lado oscuro? “No se puede, pero lo tenemos que intentar. El libro es un proyecto de pensamiento para ayudar a colocar una cultura del diálogo para sustituir la cultura del odio”.

La filósofa brasileña Marcia Tiburi ha escrito un ensayo que sirve de manual para ese diálogo: “¿Cómo conversar con un fascista? Reflexiones sobre el autoritarismo de la vida cotidiana” (Akal), donde defiende amor y odio no son solo sentimientos sino categorías políticas con sus propias metodologías.

En una entrevista en Carne Cruda, Tiburi ha reivindicado el diálogo como guerrilla, la experimentación de la escucha y la resistencia sutil frente a personajes como Trump, Bolsonaro, Abascal.

“No propongo encontrar un consenso con los fascistas sino mantener el diálogo entre nosotros, avanzar en la hegemonía del diálogo, porque el radicalismo de la extrema derecha solo puede ser combatido por tácticas que sean lo contrario. Es necesario no convertirse uno mismo en otro fascista”.

La escritora admite que es “muy difícil convivir con personas que expresan los prejuicios con orgullo” pero defiende que “debemos tener mucha capacidad de resistir y de no entrar en una lucha con estas personas en el sentido de contraatacar con ideas negativas, no participar de la agresividad, que es una de las características de esta gente”.

Su ensayo combina el análisis de esas categorías políticas con el estudio del efecto de la nueva “propaganda” mediante técnicas publicitarias y a través de redes sociales: “Podríamos estar viviendo en una situación de gracia, amor, respeto, pero el interés de la racionalidad publicitaria, ligada al neoliberalismo, es destruir la capacidad de pensar y todos los vínculos simbólicos. Cuando hablo de amor, porque mi libro habla de amor, es amor entendido como una categoría de análisis político. El odio no es solo un sentimiento, es también una categoría de práctica política, una metodología: la misoginia, la homofobia, el racismo lo son”.

Advierte de que las personas “escuchan mucho la televisión, tienen una relación muy estrecha con ciertos medios y las redes sociales son verdaderas armas de guerrilla de las milicias mediáticas. Bolsonaro ha sido elegido con este tipo de propaganda y enviando fake news a gente muy pobre, sin acceso a otras informaciones, que quedaban absolutamente atrapadas en la falsedad”.

Tiburi cuenta que ella misma acometió este ensayo ante las dudas sobre cómo tratar a personas cercanas que defienden ideas machistas o racistas. Cree que “no se les puede atacar, no se les puede insultar. Estas personas están creadas en la frialdad y hay que promover con ellas una experiencia de receptividad. No conocen la capacidad de reconocer al otro como semejante porque siempre tienen miedo”.

Su estimulante ensayo hace hincapié en recomendar “hablar con la gente, tener paciencia, mantenerse como se es, escuchar para poder pensar juntos. El diálogo no es charlar, no es una conversación sobre el tiempo, sino la densidad de nuestro lenguaje, la capacidad de abrir caminos de pensamiento a partir de lo que nos dicen los demás”.

Sobre los líderes de extrema derecha que se hacen fuertes en Europa y Latinoamérica, la filósofa explica que “en todo delirio hay un grano de verdad, y en nuestra época la verdad es que las personas odian la política como juego de poder, porque se sienten traicionadas por la política”.

Respecto a la situación de su país, Tiburi lamenta que “Brasil es nuevamente un laboratorio del neoliberalismo en una guerra híbrida, psicológica”, pero apunta que “el fascismo que me interesa no es solo el de Estado sino también el que está interiorizado por las personas, la incapacidad de reconocer al otro como semejante”.

De postre, el programa se completa con la sección de Sr. Sanabria, que vuelve con su triple Planazo para traernos las recomendaciones más jugosas. 

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