Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.
A la comisaria de Empleo de la Unión Europea
Leo en un titular de prensa que una tal señora Thyssen, comisaria de Empleo en la Unión Europea, dice que la precariedad laboral “no es mala”. Me quedo tan patidifuso que pienso que será algo sacado de contexto, así que leo la noticia entera y... el contexto es peor todavía.
En primer lugar, la señora Thyssen admite el aumento (escandaloso en mi opinión) de la desigualdad: “Los datos dicen que la desigualdad, tanto entre países como en cada sociedad, se ha disparado”, afirma.
Como es natural, si tanto aumenta la desigualdad, a esta señora se le pregunta si cree que “un ciudadano medio del sur siente que la UE está poniendo todos los medios contra el paro y la desigualdad”.
Es una pregunta retórica, todos sabemos que la respuesta es no, pero la señora Thyssen tiene la munición de frases rimbombantes y vacías de una alta funcionaria (no elegida por nadie, por supuesto) para echarle la culpa al empedrado y no decir nada: “Es posible que muchos no lo entiendan porque no conocen las estructuras, la forma de trabajo y la distribución de competencias entre los municipios, las regiones, los Estados y las instituciones europeas, pero...”
No lo entendemos porque somos así de tontos: no conocemos “la forma de trabajo” de la Unión Europea, sus “estructuras”.... Ni falta que nos hace.
En fin, sigamos leyendo, porque hay un esperanzador “pero”. Atentos al pero: “…pero lo que veo es que muchos eurodiputados que conozco, y no solo del PPE, creen en lo que estamos haciendo”. El PPE es el partido Popular europeo.
Esto sí que es chiripitifláutico. Los ciudadanos no lo entienden, lo cual no es para aplaudir, pero al menos hay muy buenas noticias: muchos diputados que ella conoce incluso se creen lo que hacen. O en otras palabras: los ciudadanos no entienden nada y algunos diputados ni siquiera se creen lo que hacen. No me extraña.
De todas formas, añade la comisaria con desparpajo, “los ciudadanos creerán más en este proyecto cuando vean los resultados”.
Oiga, señora, ¿es que acaso no los hemos visto ya? ¿Es que no ha admitido usted misma, dos párrafos más arriba, el espectacular aumento de la desigualdad? Por eso mismo no nos creemos nada. ¿Se pueden decir más incoherencias y sandeces en menos líneas?
En este contexto, su afirmación de que el trabajo precario no está tan mal, casi parece menos merecedora de que la abofeteen. “Mi visión es que la precariedad, si es temporal, como un paso hacia un trabajo mejor, está bien porque estas personas al menos tienen un puesto de trabajo”.
Es una idiotez, salta a la vista; como decir que un cáncer de páncreas, si es temporal y luego te garantiza una salud de hierro, no está tan mal.
¿Tiene algún dato que avale que el trabajo precario conduce al pleno empleo? En España aumenta la precariedad, lo que contradice su fabulosa hipotesis de que es “un paso hacia un trabajo mejor”; porque de ser así, ya habría disminuido en picado, al encontrar todos los trabajadores contratados en precarias condiciones ese puesto de trabajo al que conduce de cabeza todo empleo precario y que usted les pretende poner delante de los ojos como una zanahoria, mientras los desloma con el palo de sus políticas de empleo. El trabajo precario sólo conduce a más trabajo precario, a más desigualdad y a menos derechos laborales para todos.
Es una memez y, como usted misma admite que se ha comprobado, sólo sirve para que aumente la desigualdad.
Mi pregunta es: ¿por qué tenemos que aguantarla a usted y a todos los demás paniaguados de la Unión Europea? ¿Por qué no le propocionamos a usted un esperanzador trabajo precario como cajera-reponedora en un súper, que es lo mejor por el bien de Europa y nuestra propia tranquilidad? ¿Por qué le hacen una entrevista para que diga estas bobadas? ¿Cómo ha podido venir a España y volverse a su Europa natal sin que la tiraran al pilón?
Menos mal que usted ha sido designada y jamás nadie la ha votado, lo cual prueba (para tranquilidad nuestra) que los ciudadanos no somos los idiotas, sino más bien los tecnócratas de la Unión Europea al servicio del capital.
O por lo menos, no seremos idiotas mientras sigamos sin creerles.