Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.
A Izquierda Plural
No puedo sino aplaudir la resurrección gloriosa del género epistolar: de Felipe a Mas, de Podemos a Izquierda Unida, España entera reclama recado de escribir y envía cartas mensajeras, abiertas, cerradas o entornadas, dirigidas a los españoles, a la militancia o al sursuncorda. Aprovecho pues para recomendar la lectura del elogio y vindicación de las cartas que hizo Pedro Salinas en 'El defensor'. Vale la pena.
En el remite de la última que se ha hecho pública figuran los parlamentarios de Izquierda Unida. En la carta rechazan que se reciba en Europa al Rey Nuestro Señor, puesto que es un jefe de Estado que no ha sido elegido mediante sufragio. Hasta ahí, corriente y muy puesto en razón. Lo que de verdad ha despertado mi interés es el sobrescrito, pues va dirigido a Martin Schulz, que es presidente del Parlamento de la Unión Europea.
¿A quién más podían haber dirigido su epístola? Pues a nadie, como no sea a los corintios o a los tesalonicenses, porque hablamos de la Unión Europea, nada menos que la Unión Europea, un entramado institucional en el que la democracia y la representatividad brillan por su ausencia.
El Parlamento que Schulz preside pasa por ser órgano legislativo, pero solo a medias, pues legisla al alimón con el Consejo, que es una institución en la que nadie ha sido elegido por sufragio, y que además tiene atribuciones en política exterior y de seguridad, y prevalece sobre el Parlamento cuando se trata de la legislación especial.
Por otra parte, hay que recordar que en la Unión Europea, la iniciativa legislativa es monopolio de la Comisión. El Parlamento, según los últimos tratados, puede solicitar a la Comisión que le presente una propuesta. Para entendernos, es un poder legislativo con las alas recortadas. En el Consejo, como se sabe, están los ministros designados por cada Gobierno nacional y por supuesto jamás han sido votados en elecciones algunas, ni siquiera en su propio país. ¿Es por tanto en la Unión el poder legislativo democrático y está en manos de la soberanía popular? Pues solo a medias o en una concepción de la democracia coja y alicorta, puesto que de las dos patas (Consejo y Parlamento) solo una ha sido votada. Y con las alas recortadas de añadidura, dado que la Comisión retiene para sí sola la iniciativa legistlativa.
Aun así, es lo que hay y menos da una piedra, así que se la envían a Schulz, que bien podría contestar cargado de razón: oiga ¿y a mí qué me cuenta, si aquí eso de la democracia y la soberanía popular nos importa un comino? O quizá, con soltura más europea: mire, si es para el Domund, ya he dado, llame a otra puerta.
¿A quién más podían haber dirigido entonces esa carta que les quemaba en las manos? ¿A la Comisión? Eso es peor todavía, casi de chiste: sus miembros los designan a dedo (tras no pocos regateos y mucho andar a la rebatiña entre bastidores). Lo grave es que la Comisión, además de ser el órgano ejecutivo, es el que tiene el monopolio de la iniciativa legislativa y también está a su cargo la representación de la Unión en el exterior, entre otras cosas. Que la Comisión manda mucho salta a la vista. Lo que no se deja ver por ningún lado es que lo haga en representación de los ciudadanos europeos y con un mandato surgido de las urnas.
En otras palabras: hablar de democracia en la Unión Europea es de carcajada. Se creó precisamente para que el poder político permaneciera en manos de quienes detentan el poder económico. Hablar en la Unión Europea de “soberanía popular” es como contar historias de avistamientos de platillos volantes (que solo han podido presenciar unos –humildes, por supuesto– pastorcillos al amanecer en un páramo desierto). Más claro: esa carta suena un poco como si escribieran al presidente del Club de Tiro al Pichón para quejarse de que reciban al Gran Tirador de Pichones, en la ingenua convicción de que el Club de Tiro al Pichón no es más que la tapadera de un movimiento en contra de la caza. La Unión Europea es campeona de la ausencia de democracia (aunque sus corresponsales españoles crean que son los campeones de la soberanía popular) y por eso mismo es el lugar más acogedor para un rey al que nadie ha elegido nunca.
Al parecer hace treinta años que nos hicieron socios de este club de señoritos (o de mayordomos de señoritos en la sombra). A los veintidós años estaba en contra de esa entrada y sigo pensando lo mismo, que lo mejor sería “desapuntarnos”, como dicen los niños cuando se cansan de las extraescolares: pues me desapunto.
Mi pregunta para Izquierda Unida es: ¿acaso no sabían todo esto ustedes ya? Es cierto que en el 85 el PCE no se opuso a la adhesión, pero sí recuerdo bien que en 2005, cuando hubo referéndum sobre la Constitución Europea, Izquierda Unida estaba en contra. ¿No se acuerdan? Lo mismo pasó cuando se firmó el Tratado de Lisboa, en 2008: Izquierda Unida votó en contra. ¿No lo recuerdan ustedes?
En 1985 hubo una histeria europeísta en España, que contagió incluso al PCE, porque aquel club parecía entonces el bálsamo de fierabrás, la purga de Benito y el paraíso en el que los perros se ataban con longanizas. La realidad se dio a conocer bastante pronto, sin embargo. A estas alturas, ¿ustedes aún creen que la Unión Europea es democrática y representativa? ¿O se trata de algún chiste que no he cogido?
Que protesten de la ridícula y penosa prolongación en España de la institución monárquica restaurada por el dictador Franco, me parece de perlas. Echo de menos que al mismo tiempo no denuncien la ausencia de democracia y representatividad en la Unión Europea. Porque, a mi modo de ver, o le damos la vuelta a la Unión como a un calcetín o, si no, mejor nos desapuntamos.