Carta con respuesta es un blog del escritor Rafael Reig. Dejad vuestros comentarios en este blog sobre vuestras preocupaciones políticas, sociales, económicas, teológicas o de cualquier índole, y él os responderá cada martes.
A las pornógrafas
He leído este artículo en contra de las limitaciones a la pornografía y, como a muchos comentaristas, me ha llamado la atención esta frase: “Si recibiesen una educación sexual adaptada a su edad, deberían saber diferenciar algo que, sinceramente, mucha población adulta tampoco distingue: que el porno es ficción”.
Ficción son muchas cosas. El amor, por ejemplo. Siempre he pensado que es un malentendido que prolongamos porque nos interesa. Ficción es la contabilidad de la mayoría de las empresas, un género narrativo cercano a la literatura fantástica o de terror. Ficción es la maternidad (y la paternidad), un relato en el que nos encontramos a gusto y con la mejor posibilidad de nosotros mismos, pero no por ello más verdadero. Ficción es la patria. Ficción somos cada uno de nosotros, que nos contamos a los demás bajo el punto de vista más favorecedor.
Lo que no es ficción, en general no es de buen gusto comentarlo en público. Escasa y dura realidad son los sueldos, pero ¿se puede hablar de ellos? ¿Se podría colgar en todas las empresas, en el tablón de anuncios, un cartel con lo que gana cada empleado? No hay pregunta más revolucionaria que la que hacía Josep Pla: “y todo esto, ¿quién lo paga?”. O por ejemplo: y usted, ¿cuánto gana al mes? Incluyendo becas, por supuesto. Tampoco se debe hablar en la mesa del dolor ni mencionar el pus. Realidad es también la explotación, pero no es algo que pueda formar parte de una conversación, a menos que quieras que te llamen demagogo.
Quieren que aceptemos que bajar los salarios y eliminar los contratos fijos crea empleo. ¿Es que eso no es una evidente ficción? Hay que inyectar dinero a los bancos por nuestro propio bien: ¿habrá ficción más triste y mentirosa? Pues la mayor parte de la población adulta no lo distingue de la realidad.
En mi opinión, hay realidades materiales y debemos intentar entenderlas y transformarlas. Lo demás son ficciones inspiradas en la realidad.
Ahora bien, de las ficciones se puede decir lo que decían los curas del bikini: no es ni bueno ni malo, depende de la intención con la que una se lo ponga.
Hay ficciones que harán posible otra realidad. Por ejemplo, la revolución.
Hay ficciones que corroboran y defienden esta realidad. Por ejemplo, el FMI.
Estoy en contra de la censura a la pornografía, dicho sea de antemano. Ahora bien, tampoco estoy a favor de ella en general.
Ésta es mi pregunta para las feministas y para las “activistas, 'performers' y realizadoras de pornografía”: ¿de verdad creen ustedes que la pornografía es una ficción esperanzadora? ¿Liberadora tal vez?
Porque yo lo dudo, por muchas “sexualidad disidentes” que aparezcan y aunque haya “escenas de eyaculación femenina sobre cuerpos o prácticas BDSM”.
He leído este artículo en contra de las limitaciones a la pornografía y, como a muchos comentaristas, me ha llamado la atención esta frase: “Si recibiesen una educación sexual adaptada a su edad, deberían saber diferenciar algo que, sinceramente, mucha población adulta tampoco distingue: que el porno es ficción”.
Ficción son muchas cosas. El amor, por ejemplo. Siempre he pensado que es un malentendido que prolongamos porque nos interesa. Ficción es la contabilidad de la mayoría de las empresas, un género narrativo cercano a la literatura fantástica o de terror. Ficción es la maternidad (y la paternidad), un relato en el que nos encontramos a gusto y con la mejor posibilidad de nosotros mismos, pero no por ello más verdadero. Ficción es la patria. Ficción somos cada uno de nosotros, que nos contamos a los demás bajo el punto de vista más favorecedor.