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Una ciudad unida

Milagros Tolón, alcaldesa de Toledo

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Desde mi ventana veo una ciudad que quiere despertarse de un mal sueño y recuperar su pulso normal y cotidiano. Veo las ganas contenidas de abrazarnos, de mirarnos de cerca para saber cómo nos va.

Está también la incertidumbre por lo que vendrá y la pena por los que se han ido; esto también se ve desde mi ventana; y duele. Veo familias que sufren y lloran, su impotencia y su pesar. Y también la mano sobre el hombro para paliar el desconsuelo.

Esta situación nos ha puesto frente a una realidad muy dura, una gran sacudida; pero también veo esperanza en los actos de solidaridad que desde el primer momento han surgido de manera espontánea. Gestos que reafirman mi confianza en la condición humana, en su grandeza y en su capacidad de superar los grandes retos a los que nos enfrentamos de manera colectiva. Veo lo mejor de nosotros mismos.

Desde mi ventana se oyen los aplausos de las ocho de la tarde como un atronador homenaje a los profesionales de los servicios esenciales que están en primera línea. Nos recuerdan que lo primero es la salud y que no debemos escatimar en medios y recursos para que la sanidad sea pública, de calidad y universal.

Veo la importancia del día a día, de las “pequeñas cosas” que decía Serrat. Hay pequeños sucesos maravillosos que nos ocurren sin darnos cuenta y que ahora echamos tanto de menos… Todos esos actos simples y corrientes adquieren ahora un nuevo significado y, cuando volvamos a vivirlos, seremos capaces de valorarlos como merecen.

Desde aquí veo una ciudad unida tirando con fuerza para frenar el virus; una sociedad madura y responsable que deja de lado sus diferencias para frenar la pandemia. Veo una cara de Toledo de la que, como alcaldesa y como toledana, me siento tremendamente orgullosa.

Desde mi ventana veo una ciudad que quiere despertarse de un mal sueño y recuperar su pulso normal y cotidiano. Veo las ganas contenidas de abrazarnos, de mirarnos de cerca para saber cómo nos va.

Está también la incertidumbre por lo que vendrá y la pena por los que se han ido; esto también se ve desde mi ventana; y duele. Veo familias que sufren y lloran, su impotencia y su pesar. Y también la mano sobre el hombro para paliar el desconsuelo.