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81 años de la “incivil guerra”: la exposición “didáctica, simbólica y sanadora porque no hay futuro sin memoria”

Carmen Bachiller

4 de diciembre de 2020 20:09 h

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“No hay futuro sin memoria”. Es uno de los lemas de la exposición ‘81 Años Fin de Guerra’ que acoge, en formato virtual, el Palacio del Infantado de Guadalajara.

Artistas de diferentes lugares de España han prestado su obra para lanzar el mensaje de que el arte es también “herramienta de transformación social y de reconocimiento” cuando hablamos de Memoria Histórica. Y todo ello con la idea de que la iniciativa sea “didáctica, simbólica y sanadora” y que, además, invite al conjunto de la sociedad a la reflexión.

La impulsora es la artista y especialista en paisajismo Cayetana Galbete (Pamplona, 1948) que es, además, la comisaria de la muestra. Ella habla de los “acontecimientos bárbaros de guerra y posguerra de nuestra incivil guerra” y dice que es algo que “todavía tenemos que llorar, el luto no ha finalizado”.

Conoce bien los hechos. En 2010 su familia pudo rescatar los restos de su abuelo Álvaro Galbete, asesinado durante la guerra entre españoles tras la que, casi un siglo después, siguen sin cerrarse heridas. En su casa, reconoce, ni se hablaba del tema. “Había suficientes motivos en mi familia, pero como ocurre en otras muchas eso se miraba tirando a poco o nada”.

¿Por qué apostar por el arte como vehículo de difusión de la memoria? Las casualidades se conjuraron a partir de 2016. “Fue una detrás de otra”. Un artículo que, dice, “me conmovió” sobre los acontecimientos en Badajoz publicado en La Marea, el testimonio de su peluquera Pepi “que contaba como una prima suya oyó en la casa en la que trabajaba cómo sus jefes, vinculados a la Falange, se jactaban de las barbaridades que se hacían, como el toreo de personas” y unas litografías que encontró, precisamente con esta temática, entre sus pertenencias y que alguien le había regalado en París. “Tuve la necesidad”. Simple y llanamente, relata Cayetana Galbete.

Primero fue la pintura y después la inquietud terminó eclosionando, “con muchísimas pegas a pesar de la relevancia de los 80 años de la guerra civil”, en una exposición en 2019, en el Centro Cultural Galileo de Madrid.

El siguiente paso fue iniciar una gira por España con la muestra, empezando en Guadalajara, una de las provincias que condicionó el propio desarrollo de la Guerra Civil y en la que se inició la primera exhumación del país bajo tutela judicial internacional dentro de la llamada ‘querella argentina’, con el caso del sindicalista Timoteo Mendieta, fusilado en 1939.

“Tuve ocasión de colaborar con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica cribando tierra en el cementerio de Guadalajara y me sentía muy implicada”, explica.

“Nos pareció bonita la idea de hacer una exposición cada año. Teníamos una propuesta en Guadalajara y contactos con el Ayuntamiento y con el Museo Provincial. Se torció. Nos dijeron que no había presupuesto y tengo mis dudas. Luego, además, llegó el coronavirus”.

No es bueno para un pueblo que se ignore, que se tape y se olvide la historia. En España hay un afán de algunos ‘demócratas’, entre comillas, para esconder esa parte de nuestra historia

Por eso entre los contenidos de la exposición virtual encontraremos el trabajo del fotógrafo Manuel Torres que siguió el proceso de exhumación en Guadalajara en el año 2016 captando algunos de las instantáneas de un hecho histórico que dio la vuelta al mundo.

Este fotógrafo aficionado nacido en Ciudad Real que hoy vive en Brihuega (Guadalajara) lleva desde los 17 años pegado a una cámara de fotos. Explica que conoció el caso por la prensa. “Vi a Ascensión Mendieta y me pareció sangrante el relato de aquella mujer, de ochenta y muchos años, todo un referente que hablaba además con aquella serenidad y dulzura de aquello por lo que llevaba luchando tanto tiempo. Me dejó boquiabierto. Quise conocerla”.

Ahora, la treintena de fotos en blanco y negro que ya formaron parte de la exposición itinerante ‘Tesón y Memoria’, pueden verse en un montaje de videoarte en la muestra virtual. “He querido contar la historia de las familias que buscaban los restos de personas que estaban en un lugar desconocido para los suyos. Han sido años de emoción acumulada y no otra cosa. No vi rencor”.

Manuel Torres cree que “no es bueno para un pueblo que se ignore, que se tape y se olvide la historia. En España hay un afán de algunos ‘demócratas’, entre comillas, para esconder esa parte de nuestra historia. Y es que no se trata de remover nada, solo de dignificar a los que fueron asesinados”. Una opinión que comparte la comisaria de la exposición citando a Sófocles: “Mientras no se dé dignidad a los muertos, no finaliza el ciclo del odio”.

Un paseo virtual por el trabajo de 26 artistas ‘expuesto’ en el Palacio del Infantado

La exposición virtual permite pasear por el Patio de los Leones del Palacio del Infantado en Guadalajara. Este emblemático edificio sufrió los estragos de la contienda civil hasta el punto de quedar prácticamente destruido tras los bombardeos que algunos expertos atribuyen a la Legión Cóndor con la que Hitler ensayaba técnicas sobre objetivos civiles.

La exposición ha sido posible gracias al crowdfunding, a la colaboración desinteresada de muchas personas, aunque eso ha tenido limitaciones en lo tecnológico. La muestra solo está disponible para dispositivos móviles Android, previa descarga de la correspondiente aplicación desde Google Store y puede verse con o sin gafas de realidad aumentada.

El recorrido por ella nos lleva a conocer el trabajo de 26 artistas, paseando por cada una de las obras que cuentan con su correspondiente ficha explicativa. Estará disponible hasta el próximo 1 de abril de 2021.

“Si tenemos ganas y presupuesto y podemos contar con más artistas, tendremos una exposición sobre los 82 años de la guerra civil. Tenemos conversaciones con Medinaceli o Zamora e incluso para ir de forma presencial a países como Argentina o Uruguay en los que existen Museos de Memoria, pero tal y como está el patio…veremos”, aclara la comisaria.

Cayetana Galbete espera que el mensaje de la exposición trascienda a la sociedad. “Esta es una cuestión de reconocimiento, de dignidad, del duelo que no se ha hecho y de salud mental que tiene que ver con la liberación del dolor y con los derechos humanos”.