El aeropuerto de Ciudad Real prevé nuevo proyecto de desguace de aviones que no requerirá evaluación ambiental ordinaria
El aeropuerto de Ciudad Real tiene entre sus planes un nuevo proyecto para el desarrollo de actividades de mantenimiento, reciclado y desmantelamiento de aeronaves. Estas medidas de desguace y de nodo logístico de distribución de partes recuperadas no requerirán de evaluación ambiental ordinaria debido a que no tiene “afecciones importantes” en el medio ambiente, según ha resuelto la Dirección General de Economía Circular del Gobierno de Castilla-La Mancha.
Según publica el Diario Oficial de la región (DOCM) la capacidad de desmantelamiento de aeronaves será de 24 unidades al año y se generarán del orden de 480 toneladas de residuos al año, con un 10% de carácter peligroso. Es decir, unas 48 tolenadas de queroseno, envases plásticos y metálicos contaminados, aceites de motor, aceite hidráulico y disolventes.
En el proyecto se han establecido tres fases diferenciadas, que incluyen actividades que se desarrollan en el mantenimiento en línea y las propias asociadas al desmantelamiento: primero el desmontaje de todos los componentes y piezas de valor del avión que puedan ser removidas sin afectar a los sistemas susceptibles de originar posibles fugas de líquidos contaminantes; después el desguace de elementos que pueden originar fugas de elementos contaminantes como hidráulico o fuel; y en último lugar, la destrucción de los restos que permanezcan del avión, incluido el fuselaje y su reciclaje posterior siguiendo “las mejores y más exigentes prácticas medioambientales”.
Pero el documento publicado por el Gobierno regional explica que la generación de residuos no es un aspecto significativo, ya que, por el contrario, la actividad principal consiste en la valorización de residuos, ya que los elementos recuperados serán trasladados a los talleres de mantenimiento de componentes, en los que serán revisados, reparados (cuando así proceda) y vueltos a poner en servicio, preservados hasta ser utilizados. También destaca que la instalación se sitúa sobre una zona ya antropizada (transformada por el ser humano), debido a que esta se encuentra dentro de un área perteneciente al aeropuerto.
Afecciones a la fauna y al dominio hidráulico
En cuanto afecciones a la fauna, el emplazamiento del aeropuerto se sitúa dentro de los límites del Área Importante para las Aves (IBA) “Campo de Calatrava”. Constituye un hábitat propicio para las aves esteparias, algunas amenazadas. Concretamente, el espacio protegido más cercano se sitúa a unos 500 metros al este de la localización de las instalaciones, la zona ZEPA conocida también como “Campo de Calatrava”, pero “no existen recursos naturales que puedan verse afectados de forma apreciable por el desarrollo del proyecto”, aunque tal y como indica un informe de los Agentes Medioambientales, existen afloramientos volcánicos aproximadamente a 600 metros.
“Los residuos generados por la actividad de desmantelamiento de aeronaves se almacenarán en las debidas condiciones y cumpliendo la normativa específica al efecto y el riesgo de accidentes no se considera elevado”, añade.
Asimismo, en la resolución, el Gobierno precisa que el proyecto no parece contemplar afecciones negativas significativas sobre el medio ambiente. Detalla que no se prevé afección al Dominio Público Hidráulico por encontrarse a una distancia suficiente de cauces de agua, y por contar con un sistema de recogida de aguas pluviales y tratamiento de aguas hidrocarburadas.Tampoco prevé afección a áreas ni a recursos naturales protegidos. Y en cuanto a posibles vertidos y contaminación, recalca que la zona de desmantelamiento esta hormigonada y la zona de almacenamiento de combustibles y residuos peligrosos deberá estar independiente y con solera impermeable.
Elementos arqueológicos
Por otra parte, según informa del Servicio de Cultura de Ciudad Real, la posible afección a elementos arqueológicos será escasa. Aun así, en los terrenos afectados por el aeropuerto se realizaron diversas intervenciones arqueológicas entre los años 2003 y 2006 que resultaron en el establecimiento de varios condicionantes a la obra, con el objeto de proteger el patrimonio etnográfico y arqueológico de la zona. Por otro lado, las cartas arqueológicas de los términos municipales implicados establecen en los terrenos afectados por el aeropuerto y en aquellos que los rodean varios ámbitos de protección y prevención arqueológica, lo que define la potencialidad patrimonial de la zona.
Es más, la propia actividad a desarrollar, se considera “desde un punto de vista global beneficiosa”, en tanto que consiste en la descontaminación y posterior almacenamiento temporal de los elementos recuperados de las aeronaves al final de su vida útil, para su posterior empleo comos materiales reutilizables o reciclados.
Por todo ello, dada la tipología de actividad, el diseño en cuanto a su funcionamiento, la ubicación seleccionada y “las medidas preventivas y correctoras aplicadas”, se considera que el proyecto es “compatible con la preservación de los factores ambientales, como son los recursos naturales, áreas protegidas, bienes de dominio público, población y salud humana, siempre que se realice según señala el Documento Ambiental y se incorporen los condicionantes marcados”. Con esto último, la Administración regional se refiere a las acciones de gestión de residuos y la protección de la calidad del aire, del suelo, de la fauna y la flora y del patrimonio; así como la prevención de ruido.
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