Pocos después de la declaración de estado de alarma, el Gobierno de Castilla-La Mancha emitió un decreto en el que el cuerpo de agentes medioambientales quedaba a “disposición” de las autoridades sanitarias, la consejería de Sanidad. Al hacer el anuncio, el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, destacó que la idea era poder atender mejor “a las personas más vulnerables ante la actual emergencia sanitaria que estamos sufriendo”. 500 efectivos debieron asumir nuevas tareas, como llevar medicamentos o comida a quienes no pueden salir de casa o repartir mateiral sanitario entre los hospitales de la región.
El coordinador regional de los agentes, David Serrano, recuerda que se trata de un cuerpo de agentes de autoridad que se incluye en el sistema nacional de protección civil, por lo que están disponibles en situaciones como esta. Pero, además, no descuidan sus tareas normales de cuidado, vigilancia y protección del medio natural. “Continuamos con nuestras funciones propias”, señala, pero recalca la importancia de las tareas que realizan para la consejería de Sanidad, en cuanto supone la protección del material sanitario y de primera necesidad que reparten, como los test rápidos de COVID-19. “Nuestra función es muy importante en el medio rural”, asegura, porque llegan a personas que “no tienen otra manera de conseguir sus medicinas”.
La función de los agentes ha ido evolucionando, ya que incluso han tenido que ayudar en la compra en los pueblos más pequeños. “Hay pueblos en los que son cuatro personas, todas mayores, sin coche y sin farmacia”, explica. Esa es la soledad contra la que también luchan, “con más motivo todavía”. El reparto a la ciudadanía ha llegado ya a más de 300 municipios, atendiendo a más de 500 personas en el medio rural, en zonas apartadas y de difícil comunicación.
Serrano recuerda una anécdota en particular, durante las nevadas en la Sierra de Albacete. “En Lezuza había una niña que necesitaba medicación y nuestras patrullas eran la única manera de llevárselo. Recogimos los medicamentos con un todoterreno con el que pudimos llegar al pueblo y entregarlo a última hora de la tarde”, explica el coordinador de los agentes. “En los núcleos pequeños de población siempre estamos en contacto directo con la gente del campo”, explica.
Por eso, reconoce que los vecinos de las poblaciones los conocen y se sienten seguros con ellos, “ahora todavía más”. “La reacción de la población ha sido muy buena y acogedora. Les da mucha confianza y seguridad, además de que sirve para disuadir a las personas de que cumplan las reglas de confinamiento. La realidad es que nosotros disuadimos sólo con nuestra presencia”. Con la excepción de agricultores y ganadores, claro.
“También protegemos los espacios naturales, precintando las áreas recreativas y con vigilancia proactiva”, explica Serrano. En cuanto a las incidencias de apercebimiento, calcucla que no llegan al centenar, y se trata de personas que han sido sorprendidas recolectando espárragos, paseando en los pueblos muy lejos del domicilio, pescando, cazando, o incluso dando una vuelta con el caballo. De todos modos, reconoce que es un número muy reducido de personas el que pone impedimentos a la hora de ser abordados por los agentes o que intentan desobedecer.
De este modo, las denuncias apenas rozan la decena. Entre ellas, una por cazar, dos por pescar, y otras por incumplir el confinamiento o quemar restos forestales sin permiso. Una autocaravana fue sorprendida en un espacio protegido y también tuvo que ser denunciada. En cuanto a al situación de los huertos propios en las poblaciones rurales, explica que la situación se está estudiando para ver la solución que se le puede dar, pero “depende del Gobierno de España”.
Los agentes, sin embargo, no descuidan sus labores diarias, como la vigilancia de espacios protegidos, la prevención del furtivismo o de los vertidos ilegales. Gracias a su trabajo también destacan el cambio que se observa en la fauna salvaje. “Percibimos que los animales están más tranquilos y confiados, y sabemos que esto va a tener efectos positivos en cuanto a la cría de especies. Observaremos una mejora en las especies emblemáticas, águila perdicera o imperial. Veremos una diferencia de algún aumento de reproducción de especies respecto al año, será un buen indicativo”, asegura Serrano.
“Los agentes han respondido con mucha vocación para ayudar en estas nuevas funciones, sin dejar de lado las tradicionales, de manera desinteresada. Y la ciudadanía lo valora muy bien, el trabajo diario en el campo”, asegura. Aunque, recalca, es una “sensación extraña” haber dejado de ver gente en el campo.