Agricultores de Brihuega, “obligados” a arrancar los campos de lavanda para no “arruinarse”

Pilar Virtudes

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Agricultores de la zona de Brihuega (Guadalajara) y otros lugares de España han comenzado a arrancar plantaciones de lavanda ante la falta de rentabilidad de un cultivo que hace pocos años arrojaba unas ganancias superiores a la de los cultivos tradicionales.

La situación lleva gestándose varios meses ya que la reducción de los precios que alcanza esta esencia ha venido bajando desde la pandemia una media del 70%, pasando de unos 30 euros el kilo en años anteriores, a los nueve o diez euros que se paga ahora, lo que no está cubriendo los costes. El influencer castellanomanchego Rodrigo Carrillo, conocido en las redes como ‘Tractorista de Castilla’, también cultivador de esta aromática, lo decía hace pocos días en uno de sus tweets: “Estamos desbrozando, con intención de arrancar, la práctica totalidad del cultivo de lavandín porque por diversos motivos ha dejado de ser rentable. No sabemos si se recuperará el sector, pero de momento la plantación vieja pasa a mejor vida”.

Juanjo de Lope, uno de los cultivadores de lavanda de Brihuega y miembro de la asociación Paisajes de Lavanda, ha confirmado en declaraciones a AgroalimentariaCLM que desde la asociación se está recomendando a los cultivadores que arranquen ante la falta de rentabilidad. “Estamos quitado los cultivos. Los plantamos porque nos daba una rentabilidad económica superior a otros cultivos pero hoy en día nos está generando pérdidas mayores que las que te pueda generar un cultivo tradicional. Detrás de estos campos hay personas que tiene una familia y nos vemos obligados a quitar los cultivos para no arruinarnos”.

De Lope es uno de los cultivadores más antiguos. Fue su padre en 1969 el que comenzó a plantar lavanda como alternativa a esos cultivos tradicionales como los cereales o el girasol, actualmente tiene unas 160 hectáreas de aromáticas en la zona de Brihuega, y en esta campaña va a arrancar entre 30 y 35 hectáreas, asegura.  

“Nosotros hemos empezado a arrancar cuando nos hemos liberado del compromiso que teníamos con la Junta de Comunidades por la ayuda agroambiental que terminó el día 30 de septiembre de 150 euros por hectárea y  ante la incertidumbre de si llegarán o no nuevas ayudas”, señala.

Según De Lope, los más de 30 agricultores que están en Paisajes de Lavanda están en la misma situación. “Se están volviendo a los cereales, que no te origina unas pérdidas como la lavanda y en algunos casos llegan los señores de la fotovoltaicas, tiempo atrás ya los productores de lavanda nos negamos, pero a día de hoy nos planteamos unirnos a ellos”, asegura.

Para este agricultor, “en dos o tres años se verán mermadas en un 90% las plantaciones de lavanda y lavandín en la zona porque la gente no puede seguir gastando y no ingresando”, lo que sin duda afectará el turismo que se ha generado en la comarca durante los meses de floración de la lavanda.

Desde los representantes de los productores se han mantenido en los últimos meses contactos con las administraciones locales, provinciales y regionales para buscar nuevas fuentes de ayudas, señalado que otros sectores se benefician de la riqueza que generan los paisajes de lavanda, como el turismo o la apicultura. Estos contactos no han dado ningún fruto, según Juanjo de Lope.

En este sentido, la asociación apela a las administraciones a que pongan de su lado para mantener los paisajes de los campos de lavanda, así como el impacto económico que generan en las zonas rurales. Señalan además que la mayor parte de los agricultores agrupados en esta asociación sienten que sus campos se tratan como jardines para los turistas sin recibir nada a cambio, generando beneficios para otros sectores, mientras que los gastos de mantenimiento del jardín corren a cuenta del agricultor.

Un estudio realizado por la Federación de Asociaciones para el Desarrollo Territorial del Tajo-Tajuña (FADETA) y la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) sobre el ‘Impacto Socioeconómico del cultivo de lavandas en Brihuega y su comarca’ señalaba en sus conclusiones que “el impacto socioeconómico estimado conjunto de las lavandas en la comarca de FADETA se valora entre 4 y 6,5 millones de euros (entre 620 y 1.050 euros por habitante de la zona de cultivo de la comarca) y promueve el desarrollo rural sostenible, la fijación de población y la creación de empleo”.

Concretamente dice que “el turismo de lavanda ha ido continuamente incrementándose en los últimos años hasta suponer 14 veces la población del municipio”, en alusión a Brihuega.