La alcaldesa de Alcázar de San Juan y presidenta de la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN), Rosa Melchor, ha propuesto al sector de la restauración de la zona de influenca de la capital manchega a colocar en el primer lugar de sus cartas productos de la tierra, ofreciendo referencias de la zona por delante de todas las demás, para instaurar así una cultura de defensa del producto propio que venga a apuntalar el crecimiento y el desarrollo de las bodegas que operan en la comarca.
En una entrevista con Europa Press, Rosa Melchor aplaude cuando en Galicia le ponen en la mesa un albariño o un Rías Baixas del mismo modo que incentiva que en Aranda de Duero sirvan Ribera, razón por la cual quiere apostar por el hecho de que cada territorio se blinde en torno a su producto.
“Creo que en España tenemos una variedad suficiente como para que cada uno de nosotros en nuestro territorio podamos presumir y aprovechar nuestros recursos. Por lo tanto, invito una vez más a todos los restaurantes, a todos los bares, por grandes o pequeños que sean, que tengan la variedad que quieran. Pero la primera, la de La Mancha”, ha esgrimido dirigiéndose al sector de la restauración de la zona.
De este modo “se está ayundando a la tierra a crecer”, ya que cuando un restaurante ofrece vino de otro territorio, “bodeguero, trabajadores, transportistas, no podrán vivir en su pueblo”.
“El que va a ir a tomarse un vino a tu casa es el que lo ha elaborado a 25 kilómetros de ella. Creo que debemos seguir apostando por que el primero que ofrezcamos sea el nuestro, y después, todo lo demás. Está bien una carta abierta, pero hay que intentar defender lo nuestro”, señala Melchor.
“Fruto del trabajo”
Asegura la alcaldesa que de un tiempo a esta parte los vinos de La Mancha han ganado “en muchísimas cosas” y uno de los factores determinantes para que eso haya sido posible ha sido el papel de la denominación de origen, “de las más grandes en extensión y de las más dinámicas y activas”.
Un trabajo que ha servido para conseguir que “un lugar como La Mancha” coloque en todas las bodegas, sin importar su tamaño a un enólogo; o que “hayan apostado por el diseño de la botella o el etiquetado”, incidiendo en una mayor comercialización fuera de sus fronteras. Extremos que serían “impensables hace apenas unos años”, como el hecho de que cooperativas de pedanías de menos de 200 habitantes consigan etiquetas del mejor airén del mundo.
“Estoy firmemente convencida de que es fruto de muchísimo y buen trabajo que han hecho las denominaciones de origen, en concreto la nuestra”, sostiene la alcaldesa, que tumba el mantra de que el buen paño en el arca se vende para defender la estrategia de “ir puerta por puerta a enseñarlo”, algo que “se ha entendido muy bien” en el sector manchego del vino.
La también presidente de la Asociación de Ciudades Españolas del Vino ha puesto en valor que desde su llegada en 2015 el número de rutas de ciudades vinícolas era de 25, y este año cerrará el ejercicio rondando las 40. “Hemos sido capaces de hacer mucha y buena promoción para que haya interés por parte de otros territorios que quieran formar parte de nuestro club de producto turístico”, asevera, apuntando al trabajo de promoción que ejerce en torno al vino de su tierra.
Iniciativas locales
Para apuntalar la promoción del vino, con Alcázar de San Juan como epicentro, “ya se están haciendo varias cosas” con la premisa de que “no hay que saber de vino, sino disfrutar del vino”. “Que ningún bebedor de cerveza sabe de cerveza. Eso es lo que quiero yo para el vino”.
Con ese objetivo se desarrolla la programación de la capital de La Mancha en torno a su producto estrella, desde 'Los mil no se equivocan' donde mil paladares amateurs eligen el mejor vino cuyo fallo consigue vaciar el 'stock' de las bodegas ganadoras; hasta el Festial, que fusiona música y vino en la ciudad. Una cita esta última donde se vendieron “cientos de litros de vino de La Mancha” en una primera experiencia que asegura se reeditará el próximo año.
La Feria de los Sabores es otra de las apuestas señeras de la zona, donde el vino se alía con la gastronomía de la zona para alzar la voz de la calidad de los productos de la zona.
Las jornadas de Vino y Bautismo Cervantino también salpican la programación cultural que en Alcázar se da la mano con el vino en el tramo final del año.