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Finca De Hualdo, en Carpio de Tajo, recupera cultivos autóctonos olvidados para mesas kilómetro cero

Vista de la huerta de invierno

Pilar Virtudes

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Poner a disposición del consumidor y de los restaurantes alimentos ecológicos de cercanía y recuperar producciones en peligro de extinción es el nuevo empeño de la finca De Hualdo que, desde la localidad toledana de Carpo de Tajo, ya ha triunfado con el queso de oveja manchega y con el aceite de oliva virgen extra.

El nuevo proyecto, que se inició en 2019, es hoy una realidad: un huerto tradicional, en producción ecológica, con frutas y hortalizas que va rotando en función de las estaciones del año, con el concepto de agricultura regenerativa, sin utilización de químicos y donde su propio rebaño de ovejas pasta entre los árboles frutales, ayudando a controlar las malas hierbas a la vez que son abono para los campos, cerrando el círculo de la economía circular de toda la finca.

Es también una vuelta a los orígenes ya que esta tierra que se sitúa en la vega del río Tajo, ya estaba antiguamente dedicado a las huertas y árboles frutales, de los que aún se conservan ejemplares de higueras y perales en el margen del camino que bordea la parcela.

Bajo la batuta de Sergio Barrios, este verano han recogido los productos de la huerta estival como pimientos, calabacines, lechugas, tomates, pepinos y frutas como melocotones, melones, sandías, cerezas, nectarinas, albaricoques, higos, peras y manzanas. También fresas en el invernadero que han montado anejo al huerto en una tierra donde no se suelen cultivar, incluso les desaconsejaron lanzarse a esta aventura más propia de otras latitudes, aunque el empeño ha dado sus frutos.

En marcha ya la huerta del otoño, plagada de calabazas, lombardas, acelga roja, la muy demandas kale,  judías verdes, granadas, nueces, caquis, entre otras variedades.

Melón mochuelo o tomate moruno

Entre los grandes valores de este proyecto está la labor por conservar la huerta tradicional de esta zona de la provincia de Toledo y recuperar producciones que hoy en día han quedado relegados a los pequeños huertos familiares. Destaca el melón mochuelo, más sabroso pero también más delicado, de piel más fina y por ello poco apto para las producciones industriales; el melocotón morado de La Pueblo, muy reconocido y sabroso pero que ya no se comercializa; el tomate moruno de piel fina y sabor dulce; o la calabaza potimarrón de pequeño porte, color rojizo y aroma a castañas.

Los márgenes de la huerta están plantados de aromáticas y otras especies herbáceas con una floración muy llamativa que sirven de refugio a insectos polinizadores, mejorando la biodiversidad existente en la finca y una ayuda para el control de la plagas.

En un futuro próximo la producción se va a ampliar recuperando otro producto de las explotaciones familiares tradicionales, los huevos recién puestos, ya que tienen reservada una parcela para ubicar un gallinero en el que se criarán gallinas en libertad y en la que se han plantado higueras para dar sombra a las gallinas en los calurosos meses de verano.

Pistacho

Estos días la finca, de 4.000 hectáreas, está dedicada a la recogida de los últimos pistacho. De Hualdo fue además pionera en la plantación de pistachos ya que las primeras hectáreas se realizaron en los años 2000. Actualmente tienen 85 hectáreas dedicadas a estos frutales y se van a planta 29 hectáreas más. La finca cuenta además con una planta procesadora que procede al primer secado del pistacho antes de enviarlo a su destino final.

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