El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha recomendado a las comunidades autónomas, entre ellas a Castilla-La Mancha, que mantengan el control de la población de jabalíes, debido a los problemas causadas por su proliferación ya que están causando daños en las explotaciones agrarias.
En una carta enviada a las comunidades autónomas, se señala que el mantenimiento de dicha actividad, en el contexto del Real Decreto 463/2020, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19, tiene como finalidad evitar el riesgo de propagación de enfermedades animales, así como prevenir los daños que pueden ocasionar los jabalíes a las producciones agrícolas o ganaderas.
El control de la población de jabalíes forma parte de las actividades necesarias para mantener el estatuto sanitario de la cabaña ganadera y como medida de prevención de la Peste Porcina Africana (PPA).
Son las autoridades competentes en las autonomías las que deben establecer la mejor forma de llevar a cabo el control de poblaciones de jabalíes y teniendo siempre en cuenta la necesidad de adoptar las medidas de prevención necesarias para evitar el contagio de la COVID-19.
En Castilla-La Mancha, por ejemplo, ya se están diseñando medidas para controlar la población de conejos, que también están causando daños en las explotaciones agrarias, una resolución que prepara la Consejería de Desarrollo Sostenible para autorizar la caza de esta especie, en grupos de dos personas y en zonas delimitadas debido al estado de alarma por la pandemia de COVID-19.
Las organizaciones agrarias ya lo han pedido
La organización agraria Unión de Uniones ya se dirigía en días pasado a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para expresarle la preocupación por el incremento de daños que se estaba apreciando en los cultivos debido a una mayor presencia de conejos y otras especies cinegéticas en el campo.
Igualmente, la organización se ha dirigido también al Ministerio de Agricultura, para ponerle en antecedentes del problema, que no son sólo los perjuicios ocasionados a los cultivos por las distintas especies cinegéticas. Además, según recordaba la organización, varias de esas especies son también vectores de enfermedades transmisibles al ganado y su descontrolado aumento pone en riesgo la sanidad de las explotaciones y puede arruinar los esfuerzos realizados en estos pasados años.