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La harinera de Cardenete, un tesoro congelado en el tiempo

Una burbuja de historia. Visitar la antigua fábrica de harinas de Cardenete es sinónimo de viajar al pasado, concretamente hasta finales del siglo XIX o principios del XX, tiempo en el que se construyó este edificio que estuvo en funcionamiento hasta los años 60.

En palabras del alcalde, Franciso José Cocera, “debió ser un gran acontecimiento en el pueblo”, porque supuso el cierre de los molinos anteriores para dejar paso a la revolución industrial e incorporarse al mundo moderno. La de Cardenete fue de las primeras en funcionar gracias a la red eléctrica en la comarca y abastecía a gran parte de la provincia e incluso se enviaba parte de la producción a otros territorios gracias a la llegada del ferrocarril que posibilitó el flujo de transporte tanto de grano como del producto final: la harina.

Este tesoro congelado en el tiempo es especial por el admirable estado de conservación en el que se encuentra. En este sentido, la maquinaria alemana albergada en su interior está en perfecto estado y los tres materiales con la que fue construida, madera, cuero y tela, también. En cuanto a los artilugios y mecanismos se tiene constancia de su importación desde Alemania a través de una empresa catalana que también suministró los mismos aparatos a una empresa de Lérida.

Los tres pisos de la fábrica están conectados con correas y tuberías de madera. Además entre las diferentes estancias se puede distinguir el almacen con las tolvas o embudos, la envasadora, los muelles y los transformadores de luz. “Lo raro de estas cosas es que se conserven tan bien, pensamos que la madera podría tener algún tratamiento específico para que no se dañara”, explica Cocera. Se trata de una fábrica que en pleno siglo XXI parece muy rudimentaria pero que en su tiempo fue muy moderna y avanzada.

Se detectaron goteras y el interior se había convertido en el hogar de palomas pero, tras una visita de albañiles, “descubrimos lo que había aquí dentro y no dábamos crédito”.

El edificio, propiedad de la familia Ramos-Herraiz de la localidad, ha sido cedido al Ayuntamiento para su conservación, puesta a punto y musealización.

Por su parte, desde el Ayuntamiento llevan trabajando en la fábrica de harinas de Cardenete desde hace cinco años. Tiempo en el que ha saneado el tejado, reparado la fachada, ventanas y puertas, y limpiado el interior, labores llevadas a cabo gracias a los talleres de empleo ofrecidos por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que, además, dieron trabajo durante dos periodos semestrales a 20 personas de más de 55 años. Una oportunidad para generar puestos de trabajo en la localidad.

Sin embargo, el proyecto va más allá y la muselización está por llegar. Gracias a la inversión del Ayuntamiento y la Diputación Provincial de Cuenca se pretende crear el centro de interpretación de la harina para facilitar la visita a los turistas y generar sinergias en la comarca y el municipio. Además se contribuye a la recuperación del patrimonio histórico y cultural de la zona que servirá de revulsivo económico en el sector turístico de la zona.

Por ahora, lo último que falta por completar es la iluminación y la puesta en marcha del proyecto de musealización, aunque “nos gustaría que estuviera listo para el próximo verano, pero con la situación actual no podemos hacer cálculos”, explican desde el Ayuntamiento.

Por tanto, la harinera de Cardenete situada en la calle principal del municipio será un nuevo atractivo que se suma a la joya de la corona del patrimonio cardenetero como es el órgano de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una pieza única del siglo XVIII. Además, el municipio se encuentra en un emplazamiento inigualable al estar cerca del Valle del Cabriel, del Centro de Interpretación del Parque Natural de la Serranía de Cuenca y de las pinturas rupestres de Villar del Humo.

En la última visita del diputado provincial de Cultura y Patrimonio, Miguel Ángel Valero se hizo alusión a la fábrica de harinas de Cardenete como “una joya que permite viajar cien años atrás en el tiempo”. Sin duda la harinera del municipio es una muestra del gran patrimonio y una oportunidad para conocer la historia de la provincia de Cuenca.