Josefa Soler, gestora en la Agencia Estatal de Investigación: “Hay un problema por la poca presencia de mujeres en ingenierías”

Pilar Virtudes

9 de marzo de 2024 20:21 h

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Ana Josefa Soler, catedrática de Producción Animal de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes y Biotecnología -ETSIAMB-, es una mujer referente en el mundo de la investigación.

Hace tan sólo unos días recibía el premio MujerAGRO, unos galardones que tiene el  objetivo de impulsar la visibilidad de las mujeres profesionales vinculadas al agropecuario y la igualdad de oportunidades en la cadena de valor e industria agroalimentaria a través de la visibilidad de proyectos reales.

El premio coincide con el Día de la Mujer y ha hecho visible, en este caso, la intensa labor que Ana Josefa Soler desarrolla en las biotecnologías reproductivas, especialmente en las embrionarias.

En concreto, cuenta en una entrevista con AgroalimentariaCLM, que el proyecto busca poner a punto la fecundación in vitro en pequeños rumiantes, una investigación que continúa la línea desarrollada en proyectos anteriores con una temática parecida y cuyo objetivo final es  “averiguar qué compuestos hay en el aparato reproductor de la hembra que puedan beneficiar para que los espermatozoides puedan fecundizar un ovocito. El objetivo final es mejorar la fecundación in vitro en estas especies”.

Tiene aplicaciones muy interesantes en ganadería y que pueden ayudar a solucionar algunos de los problemas más recientes, ya que permite “producir embriones de especies que están en peligro de extinción y entonces tener esta genética conservada

Y aunque puede sonar muy técnico y algo lejano para el público en general, tiene aplicaciones muy interesantes en ganadería que pueden ayudar a solucionar algunos de los problemas más recientes, ya que permite “producir embriones de especies que están en peligro de extinción y entonces tener esta genética conservada”.

“Recientemente ha habido un brote de viruela ovina en Castilla La Mancha y se tuvieron que sacrificar a muchos animales. Si estas ganaderías sí hubiesen tenido embriones de sus reproductoras, ahora mismo podrían haber restablecido parcialmente la genética que tenían en la granja, porque comprando otras hembras e implantado esos embriones las hembras podrían haber recuperado parte de la genética que tenían”, asegura.

Además, estas investigaciones permiten también “ir más rápido en todo el tema de la mejora genética. Es decir, por ejemplo, si nos interesan tener hembras que sean muy buenas productoras de leche, podemos ir seleccionando la genética y creando embriones que genéticamente van a ser superiores a sus padres”, señala.

Además de en este proyecto, trabaja en dos grupos operativos, uno regional y otros supraautonómico en el que participa con otras comunidades autónomas, ambos sobre la mejora de la fertilidad de las dosis espermáticas en el ovino. En el caso del supraautonómico se centra en diferentes razas de ovino y en el grupo operativo regional se estudia en el ovino manchego.

Visibilizar el trabajo femenino

Esta investigadora, que actualmente dirige un equipo formado prácticamente en su totalidad por mujeres, piensa que aún queda mucho por hacer y que premios como el que acaba de recibir son necesario para visibilizar el trabajo femenino sobre todo en sectores muy masculinizados. “Creo que estas iniciativas son fundamentales porque hay áreas que están tradicionalmente muy masculinizadas, como por ejemplo puede ser la agricultura y la ganadería. Es muy importante que en estos sectores haya un referente para que otras mujeres se puedan ver reflejadas y puedan darse cuenta de que pueden llegar ahí, que pueden dedicarse a esos sectores”.

No podemos perder a la mitad del potencial de la humanidad, dejarlo fuera de las tecnologías que ahora mismo dominan el mundo y no puede estar solamente representado por hombres”

Y es que, a su juicio, la falta de referentes es uno de los problemas que desemboca en la escasez de mujeres dedicadas a las ramas de las ingenierías, pero no el único. “Hay estudios que ya en Primaria indican que las niñas empiezan a tener sesgos pensando que son peores en toda la parte de números, matemáticas... Ellas piensan que están menos capacitadas que los chicos. Es el sentimiento que ellas tienen, entonces ese sesgo se genera desde el principio”, señala. Y a ello pueden contribuir, por ejemplo, que “los libros de texto no ayudan tampoco a revertir eso. Porque uno cuando abre el libro de texto siempre encuentra investigadores, matemáticos, hombres, muy pocas mujeres... la única mujer que aparece es Marie Curie. Pero no hay muchos referentes femeninos y menos en los libros de texto, y tampoco en las noticias”, apunta.

Así, los datos que ella maneja ponen de manifiesto esta situación. “En las ramas de ingeniería y arquitectura hay un problema bastante importante con la presencia de mujer”, sostiene.

Basta con fijarse en su centro de trabajo. “Nuestra escuela tiene tres grados y dos másteres, cinco titulaciones de las que cuatro pertenecen a la rama de ingeniería y arquitectura y una que pertenece a la rama de ciencias, que es el de biotecnología. Cuando estudiamos en global todas las matriculaciones, tenemos un 46% de mujeres y el resto de hombres, 54% de hombres. Pero si lo estudiamos por separado, cada grado y cada máster, los grados y los másteres pertenecientes a la rama de ingeniería y arquitectura no llegan al 30% de mujeres. Y solo en el grado en biotecnología el sesgo es al revés: hay un 60% de mujeres y un 40% de hombres”, asegura.

“Eso repercute posteriormente en las profesionales que tenemos en esas áreas, porque no hay casi representación femenina”, aunque “se está haciendo un esfuerzo muy grande para revertir esto, por parte de los gobiernos porque se han dado cuenta que no podemos perder a la mitad del potencial de la Humanidad, dejarlo fuera de toda esta parte tan importante de las tecnologías que ahora mismo dominan el mundo. No puede estar solamente representado por hombres”, reflexiona.

Cree que siguen siendo necesarios días como el 8M y políticas de refuerzo “porque todavía esos cambios no están totalmente establecidos o aceptados. Y aunque cada vez más se implementan políticas para que tengamos las mismas posibilidades de escalar en nuestras carreras, la mujer todavía se sigue dedicando al cuidado de los niños, al cuidado de los padres, en mayor proporción que los hombres.  Todavía no está totalmente normalizado en la sociedad y por eso son necesarios estos días para recordarle a la población y a la sociedad que no hemos llegado a una igualdad real”, apunta.

Y aunque en su día a día como gestora de la Agencia Estatal de Investigación tiene que esforzarse por conseguir la paridad, “cada vez que tengo que buscar evaluadores, como hay más investigadores que investigadoras, quiero conseguir mitad de uno y de otro, porque si no, si no haces ese esfuerzo, al final los terminas eligiendo a ellos y es una un círculo vicioso: los eliges a ello, ellos van progresando y tú te quedas atrás”; ella ha conseguido formar un equipo en las que las mujeres son mayoría: “Yo tengo sesgo al revés, todo el equipo que tengo son mujeres, solo tengo un hombre en el equipo y es el técnico. No lo he hecho a propósito, pero me ha salido así. Ahora mismo le he dirigido la tesis a siete personas y las siete son chicas y tengo ahora mismo otras tres más en el equipo dirigiendo la tesis y también son mujeres y todas las postdoctorales que tengo son mujeres”.

Y aunque le cuesta explicarse que, en su caso, esté rodeada de investigadoras y de estudiantes femeninas de todas las ramas, también de las ingenierías, lo cierto es que, ella misma reflexiona sobre su propio papel,  “también puede ser un referente para ellas y al tener ese referente pues piensan que se pueden dedicar a eso”.