Los panaderos de Castilla-La Mancha han celebrado el del Día Mundial del Pan con el aliciente de poder contar en un “breve” espacio de tiempo, en “seis o siete meses”, con una Escuela de Panadería Regional, certificada y homologada por el Gobierno regional.
Así lo ha confirmado el presidente regional de los empresarios de panaderías, Rafael Lorca, que por medio de este centro de formación y acreditación profesional pretenden dar al pan el valor que merece.
Y es que Lorca, que también es presidente de la Asociación Provincial de Fabricantes y Expendedores de Pan de Ciudad Real (AFEXPAN), ha evidenciado las escasas “vocaciones” que tiene este histórico oficio, pues en la mayor parte de los casos de trata de negocios familiares que han pasado de generación en generación y, por tanto, es difícil encontrar gente con formación.
“De ahí que sea fundamental contar con una Escuela Regional de Panadería certificada y homologada por la Junta. Por parte del Gobierno regional hay buena voluntad a la hora de impulsar este proyecto tan ambicioso, no solo para los profesionales, también para los consumidores”, ha advertido.
Tras precisar que son las asociaciones las que ahora ofrecen cursos de reciclaje y formación en panadería y pastelería, ha reclamado que para los profesionales del sector es “imprescindible” poder dotarse de un certificado de profesionalidad, que acredite al menos 600 horas de formación.
“Se les exige a fontaneros, electricistas, conductores de ambulancia o carretilleros. ¿Por qué no a los panaderos? Al fin y al cabo manipulamos y transformamos materias primas en alimentos”, ha añadido el presidente de este vasto colectivo, que en la región aglutina a cerca de 50.000 personas.
No obstante, Lorca ha admitido que no es un oficio atractivo, porque precisa de “grandes madrugones”, se ejerce a diario y, además, no está bien pagado, porque el producto no vale lo que tendría que valer. “En Castilla-La Mancha hemos subido el precio este año un 5% --5 céntimos-- después de 12 años sin tocarlo. Pero es que los costes de producción se nos han disparado por cuatro”, se ha quejado Rafael Lorca.
“La gente tiene que concienciarse de que entre un pan bueno y un pan barato hay una diferencia de 15 o 20 céntimos. Una buena barra de pan vale un euro, y con ella come una familia, mientras que por un café ya estamos pagando 1,20 euros”, ha apuntado.
Descenso del consumo
En otro orden de cosas, el representante de los panaderos castellanomanchegos ha añadido que en la última década el consumo de uno de los alimentos más antiguos de la humanidad podría haber caído cerca de un 5 por ciento en la región, en lo referente al producto fresco que se dispensa en panaderías.
“No es un dato muy fiable porque antes solo había un camino para llegar al pan, pero ahora se vende en grandes superficies comerciales, gasolineras y tiendas 24 horas”, cuyos datos de venta, ha precisado, no controlan desde las asociaciones provinciales de panaderos.
Esa competencia “desleal” ejercida por estos lugares donde ahora se comercializa el pan han provocado, según Rafael Lorca, que en los últimos años, en Castilla-La Mancha, hayan tenido que cerrar un “30 por ciento de las empresas, dejando sin oficio a unas 2.000 personas”.
Producto con calidad
Por contra, los panaderos han contrarrestado las adversidades apostando por la calidad y ofreciendo un producto artesano. “Hacemos menos pan, pero lo hacemos mejor. La única herramienta que tenemos para luchar es la calidad y ofertar mayor variedad de panes. Antes solo había pan blanco o moreno, ahora hay integrales, de fibra, de espelta o kamut”, ha apostillado.
Y es que, el también presidente de AFEXPAN ha apuntado que, con la entrada en vigor del nuevo Real Decreto que establece las normas básicas de calidad para la elaboración y comercialización del pan en España, el consumidor tiene mucha información y busca calidad, sobre todo por las muchas intolerancias y alergias que la población está desarrollando ante el pan precocido e industrial, “que es un producto de consumo rápido y barato”.
Por ello, Rafael Lorca ha terminado lamentando que este producto perecedero de primera necesidad, que ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, sea usado como reclamo comercial por las grandes superficies, las gasolineras o tiendas de 24 horas.
Castilla-La Mancha, por encima de la media
El Informe de Consumo de Alimentos elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, consultado por Europa Press, revela que en Castilla-La Mancha se comieron por habitante un total de 32,54 kilos por persona en el año 2018, un 0,67 más que la media nacional, situada en 31,87 kilos.
Dicho informe también desvela que el consumo de pan fresco y congelado cayó a nivel nacional un 3,8% y que cada castellanomanchego consumió 25,99 kilos, frente a lose 25,64 kilos por persona de la media nacional.
Dice el Ministerio que el perfil de hogar consumidor de pan fresco/congelado se corresponde con uno formado por parejas con hijos mayores o medianos, al igual que parejas adultas sin hijos o retirados. Son normalmente de clase socioeconómica media o media baja, cuyo responsable de compra es de edad adulta.
De igual modo, el Informe de Consumo de Alimentos establece que los hogares españoles aumentaron el pasado año su compra de pan industrial en una proporción del 1,8% con respecto al año anterior. El consumo per cápita de este tipo de pan en la comunidad fue de 6,29 kilos por habitante, situándose como una de las comunidades con mayor compra intensiva de este producto, por encima de la media nacional, que se situó en 6,13 kilos.
El perfil intensivo en la compra de este tipo de pan se corresponde con una tipología de hogar de clase media y media alta, siendo hogares donde responsable de las compras no supera los 49 años.