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El viñedo, un motor económico y de lucha contra la despoblación

El sector vitivinícola es una destacado motor económico pero también es un acicate para evitar la despoblación de las zonas rurales y luchar contra el despoblamiento. Así lo señala el estudio ‘Importancia Económica y Social del Sector Vitivinícola en España’ elaborado por AFI (Analistas Financieros Internacionales) para OIVE (Organización Interprofesional del Vino de España).

Según los datos que recoge el informe, entre las provincias cuya superficie de viñedo sobre el total de superficie se sitúa por encima de la media nacional, solamente, una, Cuenca, presenta un patrón demográfico que recoge una pérdida de población en los últimos 40 años, entre 1980 y 2020. El resto ha incrementado su población, a lo que habrá contribuido la generación de actividad e ingresos por parte de la vitivinicultura, entre ellas las tres de Castilla-La Mancha.

La naturaleza agrícola de la viticultura la convierte en una actividad que contribuye a la fijación de la población en el medio rural. Según el informe, en las cinco provincias españolas con mayor superficie de viñedo para vinificación (La Rioja, Ciudad Real, Toledo, Albacete y Cuenca), los municipios de menos de mil habitantes representan más del 40% del total de municipios de la provincia.

Así, Albacete, con un 5,8% de superficie de viñedo, la población entre 1980 y 2020 ha crecido un 15%; en Ciudad Real, con el 8,1% de viñedo, el crecimiento ha sido del 3%; en Toledo, con un 7,1% de viñedo, el crecimiento está en el 47%, sólo Cuenca, con un 4,9% de viñedo, la población ha caído un 9%.

El peso económico

El informe se centra en los distintos aspectos del sector vitivinícola con un protagonismo importante para los aspectos económicos. La actividad y la extensa cadena de valor supone un importante peso en la economía nacional generando un Valor Añadido Bruto (VAB) total superior a los 23.700 millones de euros anuales, equivalentes al 2,2% del VAB nacional, incluyendo aquí la viticultura, la elaboración de vino y su comercialización.

Sólo contemplando la viticultura entendida como cultivo de la vid y producción de uva de vino y mosto, a escala nacional genera en torno a los 1.100 millones de euros de VAB directo. En torno al 48,1% del es VAB directo nacional se genera en Castilla-La Mancha siendo la región con mayor superficie de viñedo y la que lidera la producción de uva en España. En esta Comunidad, la viticultura suponer alrededor del 1.4% del su VAB regional, seguida de La Rioja donde el cultivo de la vid cuenta con un peso en torno a, 0,7%.  

Sin embargo, respecto a la actividad de elaboración de vino, no es Castilla-La Mancha la que encabeza el ranking sino La Rioja que alcanza el 3,9% del VAB regional y el 15,5% del nacional. En lo que se refiere a la comercialización del vino en España aporta un VAB directo superior a los 8.650 millones de euros. En este caso, en la distribución regional, aquellas comunidades con más población pueden ejercer mayor demanda, por lo que a la cabeza está Cataluña, con un 18,6% del VAB nacional en esta actividad mientras que Castilla-La Mancha sólo llega al 2,6% del total regional.

Asimismo son muchas las personas vinculadas directamente a la viticultura, llegando en todo el territorio a los 561.875 viticultores. La dimensión de este colectivo en cada Comunidad autónoma está condicionada por la estructura de la propiedad y la dimensión de las explotaciones. Así, siendo Castilla-La Mancha la región con mayor superficie de viñedo, el número de viticultores está en los 80.536, mientras en Galicia los viticultores son 220.365 según los datos de 2019 que recoge el informe.

El informe recoge que el sector contribuye a la generación y mantenimiento de más de 427.700 empleos (puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo), que dependen de manera directa, indirecta e inducida de la actividad vitivinícola. Ello supone un 2,4% del empleo en España.  

La cadena de valor del sector vitivinícola involucra a una numerosa y diversa red de agentes. Así, la vitivinicultura contabiliza más de 4.000 empresas productoras y elaboradoras de vino, y una inmensa red de establecimientos de distribución y venta de productos vitivinícolas. A su vez, genera un efecto tractor sobre otras muchas actividades suministradoras clave, como la industria de la madera, del vidrio, del corcho, o la fabricación de maquinaria y equipos industriales, entre otras.

Además, las empresas y organizaciones del sector vitivinícola también son promotoras y partícipes de iniciativas de investigación e innovación en materia medioambiental, de procesos y productos, comercial, entre otras. Un esfuerzo que se traduce en la modernización y ampliación de las instalaciones, a lo que se dedican más de 570 millones de euros anuales, así como en actividades de I+D+i. 

El sector vitivinícola es un importante exponente del sector exterior español, de hecho, es el principal exportador mundial de vino en términos de volumen, y el tercero en valor. Los productos vitivinícolas españoles están presentes en 189 países, de los cuales 86 realizaron compras superiores al millón de euros en 2019. Las exportaciones españolas de productos vitivinícolas superaron los 3.000 millones de euros el año pasado, situándose el vino en el top-5 de los principales productos exportados por la industria agroalimentaria española.

Vinculación al territorio

Asimismo, la actividad de elaboración de vino también mantiene una fuerte vinculación al territorio, toda vez que las bodegas se localizan en zonas próximas a los viñedos, generando empleos y riqueza, de forma directa, en los territorios de su demarcación.

El informe destaca también el modelo cooperativo como instrumentos de cohesión social y fortalecimiento del vínculo entre las sociedades locales y la vitivinícola. Cabe destaca que más del 20% de las cooperativas del sector agroalimentario se dedican al vino.

Destaca además, como un sector fuertemente implicado con el medio ambiente, de hecho la superficie de viñedo ecológico en España ha venido expandiéndose.

En el último lustro se han ganado unas 36.637 hectáreas de viñedo ecológico destino a vinificación, es decir que dicha superficie ha registrado un crecimiento del 25,4% entre 2015 y 2016. Castilla-La Mancha con más de 61.000 hectáreas de viñedo ecológico supone más del 50% de la superficie nacional, y 213 bodegas y embotelladoras, lo que supone un crecimiento del 18,5% del total nacional.