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El verano se ha alargado 21 días en las tres últimas décadas en Castilla-La Mancha

“El cambio climático está con nosotros”. Es la contundente frase con la que el geógrafo y climatólogo Jonathan Gómez Cantero ha querido resumir las conclusiones del segundo informe sobre efectos constatados y percepción de este fenómeno en el medio rural de Castilla-La Mancha, del que ha sido coordinador, actuando también como co-coordinadores Eduardo Bustillo y Pablo Rodríguez de GEOCYL. El estudio, propiciado por la Oficina de Cambio Climático de la región, lo han presentado, junto a Gómez-Cantero, el consejero de Medio Ambiente, Francisco Martínez Arroyo, y el viceconsejero de este departamento, Agapito Portillo. En la redacción de sus múltiples artículos, tras dos años de trabajo, han intervenido un total de 65 profesionales y expertos pertenecientes a distintas universidades, centros de investigación, instituciones sanitarias y empresas. Desde eldiario.es de Castilla-La Mancha hemos colaborado en el apartado referido a la proyección de este fenómeno en los medios de comunicación.

El documento se incluye dentro del compromiso del Gobierno de Castilla-La Mancha en la defensa del medio ambiente y el medio rural, en busca de un crecimiento económico en el que el cuidado del medio ambiente y de los recursos naturales de la región “sea una prioridad”. Analiza series históricas de datos climáticos obtenidos de estaciones meteorológicas y recopila observaciones realizadas a lo largo de los últimos años, tratando de identificar potenciales efectos.

La información climática proviene de la Agencia Estatal de Meteorología, que ha suministrado datos continuos de temperatura y precipitaciones desde 1981 hasta 2016 de las seis estaciones de primer orden ubicadas en Castilla-La Mancha y que se corresponden con los observatorios de las cinco capitales provinciales y de Molina de Aragón. Esta información se ha completado con los datos suministrados por 36 estaciones del Servicio de Información y Asesoramiento al Regante del Centro Regional de Estudios del Agua de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), desde el año 2000 hasta 2017.

Todas sus apreciaciones, según ha adelantado el consejero de Medio Ambiente,  concluirán en la Estrategia de Cambio Climático  de Castilla-La Mancha que se aprobará en el mes de octubre en el Consejo de Gobierno, y que actualmente también está incorporando alegaciones obtenidas durante su periodo de información pública. Todo forma parte del compromiso de la Junta adquirido en diciembre de 2015 para dar cumplimiento al Acuerdo de París.

Martínez Arroyo ha querido destacar algunos datos del extenso informe, comenzando con cuestiones climatológicas de “gran impacto” como el hecho de que en Castilla-La Mancha se haya incrementado la temperatura media 1,4 grados centígrados, con “datos alarmantes” en la provincia de Cuenca, donde ese incremento llega a los 1,89 grados. En cuanto al resto de provincias, en Albacete el incremento medio ha sido de 1,55 grados; en Ciudad Real, de 1,3 grados; y en Toledo y Guadalajara, de 1,26 grados. “Es muy importante concienciarnos sobre esto”, ha enfatizado, desvelando igualmente que el verano se ha alargado una media de siete días en las tres últimas décadas, con periodos cada vez más secos y temperaturas más altas antes y después del periodo estival. 

A las temperaturas se ha referido también el climatólogo Gómez Cantero, añadiendo lo significativo de que haya aumentado el número de días por encima de los 30 grados en periodo estival y el hecho de que el verano se haya alargado 7 días por década en los últimos tres años, es decir, un total de 21 días. Con ello, Castilla-La Mancha afronta cada vez veranos mucho más cálidos y temperaturas cada vez más extremas. En algunas zonas, además, las precipitaciones tienden a reducirse y eso produce un “claro desequilibrio del balance hídrico”. Ha recordado que hay geografías muy distintas en la región, y que a más temperatura, mayor evaporación del agua: “Está sucediendo en el Alto Tajo (Guadalajara), donde además también nieva menos, pero también pasa en Albacete”.

Precisamente, en cuanto a los recursos hídricos, otro de los bloques que aborda el informe por la importancia del uso eficiente del agua, el consejero ha explicado que se estudia la situación especial de la cuenca del río Tajo, donde “no se garantiza el caudal ecológico mínimo” como consecuencia tanto del cambio climático como de los desembalses hacia Levante desde su cabecera. Sobre el medio natural, el consejero considera singulares las cifras referidas a los humedales. “En Castilla-La Mancha perdimos dos tercios de los mismos tras su desaparición a principios del siglo XX, lo que tuvo un enorme impacto en la emisión de gases de efecto invernadero, que aumentaron un 6%. Pero hoy están todos recuperados y nos están permitiendo absorber CO2 y cambiar la situación”.

Especial mención ha hecho también del impacto del cambio climático en la socio-economía rural. En el informe se analiza de forma precisa los cultivos y su afección, particularmente en el viñedo, para ver “de qué forma podemos adaptarnos”. Un ejemplo es el del pistacho, que se ha generalizado porque hay variedades del mismo que se adaptan a la nueva climatología, como sucede con el sureste de la comunidad autónoma, sobre todo en la provincia de Albacete.

Salud humana, alergias y percepción social

También la incidencia en la salud humana ocupa un amplio espectro en el estudio: en la actualidad son las alergias la principal consecuencia de este fenómeno, sobre todo por las especies vegetales que se han adaptado, que están germinando, por aumento de la temperatura y la contaminación, generando “proteínas del estrés” para defenderse y que resultan más perniciosas sobre la salud pública. Otro efecto es el aumento de la mortalidad asociada a periodos de mucho calor, sobre todo en personas mayores. Actualmente, el Gobierno de Castilla-La Mancha dispone de un grupo de trabajo sobre salud y cambio climático que está analizando todos estos aspectos.

Otros impactos muy visibles que ha destacado tanto el consejero como el climatólogo, son las floraciones más tempranas, la migración especies, la reducción de láminas de agua que hace que haya mayor concentración de aves y aumenten los focos de infección entre ellas; y la transformación de los bosques, que están “más estresados climáticamente” y son más vulnerables a los incendios forestales. “El cambio climático no tira una bengala, pero si tenemos años con temperaturas muy altas, los bosques estarán más debilitados”, añade Gómez Cantero.

Finalmente, además de otras variables como la desertificación y la despoblación (con clara incidencia en Castilla-La Mancha) se ha incorporado asimismo un estudio sobre la percepción social, que constata que los ciudadanos “están convencidos de que tenemos un problema” pero al mismo tiempo es “necesario seguir insistiendo para aumentar la concienciación”. “Es tarea de los expertos, de las administraciones públicas, de los ciudadanos como consumidores y de los medios de comunicación. Es el mayor reto de la sociedad del siglo XXI”, ha concluido el consejero.

Por su parte, el experto Gómez-Cantero, coordinador del informe, ha querido poner el foco en el hecho de que ninguna comunidad autónoma de España tenga actualmente un estudio de impactos como el presentado hoy y ha agradecido especialmente el apoyo del Gobierno castellano-manchego y la colaboración de todos los expertos. “No es un estudio de previsión de futuro, sino de qué estamos sufriendo aquí y ahora”.  Y en este sentido, ha reseñado el capítulo dedicado a la percepción en la sociedad y el hecho de que todo el informe esté elaborado en un lenguaje divulgativo “que sirva para todos y todas”.