El Ayuntamiento de Guadalajara estudia la posibilidad de realizar una intervención en el Alcázar Real de Guadalajara durante los próximos cuatro años. De momento, el pleno municipal ha aprobado una partida para este año 2016 dotada con 250.000 euros mientras se negocia un convenio con la Escuela de Estudios Árabes dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que permita actuar en el monumento.
El complejo medieval ha sufrido un abandono en los últimos tiempos y es un gran desconocido para muchos habitantes de Guadalajara. Según Ildefonso Ramírez, miembro del Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la ciudad y profesor de Historia de la Arquitectura, el Alcázar de Guadalajara necesita actuaciones no solo arqueológicas sino puramente arquitectónicas para acondicionar y asegurar elementos de cara a las posibles visitas turísticas.
La idea que baraja el Consistorio, y que aún no es una realidad, es una actuación inicial a cuatro años que va desde la limpieza de los elementos vegetales que pueblan sus instalaciones, la reparación de los daños derivados del vandalismo o los trabajos arqueológicos en colaboración con la Escuela de Estudios Árabes hasta el año 2019. “Son los que más saben de palacios medievales”, explica Ramírez.
Una actuación que se llevaría a cabo mediante escuelas taller, talleres de empleo u otros programas mixtos de formación y empleo. Y mientras tanto, se ha procedido a la limpieza y cerramiento del perímetro para evitar la actuación de los vándalos.
Convertir el Alcázar en recurso turístico
El formato de la última intervención se realizó con la idea de que los visitantes pudieran contemplar el trabajo de los arqueólogos pero no estaba planteado para una visita más completa de las instalaciones, incluso en épocas en las que no se estuvieran realizando este tipo de trabajos.
“Las pasarelas que existen están preparadas para ver mejor el trabajo arqueológico y está bien para ver la evolución de los trabajos a lo largo de los meses”. Es el concepto italiano de ‘Abierto por restauración“, explica este experto en arquitectura monumental pero ahora, esta idea debería, en opinión de este espero, convivir con otras.
“Hay que convivir con la inversión que se hizo. Fue acertada pero creo que el sitio por el que se entra es erróneo. Habría que entrar por la zona más cercana al cuartel del Globo porque permite un recorrido mucho más natural, como se hacía en la Edad Media. Ahora se entra directamente por la zona más noble”.
Ahora se quiere retomar la investigación arqueológica “para que la gente sea partícipe del Alcázar”. Sostiene que muchos vecinos desconocen que Guadalajara tiene un Alcázar Real y que está muy abandonado.
Se trata de abrir un nuevo recurso junto al Palacio del Infantado y el Casco Antiguo. “Consigues coser urbanísticamente la plaza de los Caídos, Magisterio, el entorno del Alcázar y quién sabe si con el propio campus universitario”.
Y es que Ramírez asegura que, si Toledo tenía el hándicap de un turismo diurno que se volvía a Madrid a pernoctar, en Guadalajara ni siquiera existe eso. “Tenemos un turismo de dos horas y se van a la provincia o se vuelven a Madrid. Necesitamos recursos turísticos y que la gente se quede todo el día”.
La ventaja es que se trata de un yacimiento arqueológico urbano. “Es más accesible que otros que están en el campo como Recópolis o Segóbriga”, asegura el arqueólogo.
Una comisión científica para supervisar los trabajos
El proyecto incluye la puesta en marcha de una Comisión Científica presidida por alcalde de Guadalajara y conformada por expertos vinculados al mundo universitario así como una comisión de seguimiento de los trabajos, que incorpora a los grupos políticos.
El Alcázar de Guadalajara data del siglo XIII y tuvo actividad, al menos, hasta el año 1936 porque con la Guerra Civil quedaría destruido. Fue castillo, palacio real, fábrica de paños, cuartel o colegio de huérfanos y uno de los monumentos más expoliados de la ciudad. Hoy lo que queda corresponde a la época del Bajo Medievo
Se ubicó en un lugar que permitiera la fácil defensa de la ciudad pero a lo largo de la historia sus muros fueron desmantelados o demolidos. Una construcción sustituía a otra sin miramientos. Actualmente se encuentra en el interior de lo que fuera el Cuartel de San Carlos y es Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1985.
La Alhambra “copió” elementos del Alcázar de Guadalajara
Entre 1936 y 1998 no se produjeron intervenciones serias en el inmueble tan sólo actuaciones básicas de limpieza y algunas catas. Y no fue hasta 2005 cuando comenzaban las primeras excavaciones en el patio central para confirmar la existencia del crucero y su alberca central.
También se actuó en otra zona en la que se pusieron al descubierto los restos del palacio del siglo XIII y primera mitad del XIV. “No hay restos islámicos andalusíes porque todo lo que conocemos es castellano”, dice el también arqueólogo quien, sin embargo no descarta que puedan aparecer a lo largo de la excavación.
“Vendría bien para conocer más de la historia de la ciudad pero lo importante es que algunos de sus elementos del siglo XIII suponen un precedente de cosas que hoy vemos en la Alhambra de Granada”, sostiene.
Esta afirmación colocaría a Guadalajara en un “nivel brutal” dentro de la historia del arte y la arqueología, según Ramírez. “Podemos decir que la Alhambra de Granada copió elementos de este tipo de palacios de Castilla. El de Guadalajara es un baluarte porque el resto de los que existieron, hoy han desaparecido y no se puede trabajar en ellos. Aquí tienes el depósito arqueológico intacto”.
Habitado por reyes
El último rey que se alojó en el palacio habría sido Enrique IV, primo de Isabel la Católica porque cuando Felipe el Hermoso y Juana la Loca visitaron la ciudad en 1504 se alojaron en el Infantado como harían Carlos V o Felipe II después. Ya en 1579 el edificio estaba en estado ruinoso y sus alcaides, los duques del Infantado, no mostraron ningún interés por él.
Su ruina sería aprovechada en 1718 para la construcción de la Fábrica de Paños y fue utilizado como cantera para extraer piedra y ladrillo y se terminaría de destruir todas las estructuras salvo la muralla perimetral. Esa fábrica albergaría hasta 500 telares que llegaron a dar trabajo a 4.000 personas en sus tiempos de máximo esplendor. En 1822 se cerraría tras un largo periodo de crisis.
El Alcázar se abandonó hasta 1842 y entonces pasó a ser un cuartel. En 1854 se construyó un hospital con el objeto de albergar enfermos de cólera, algo que nunca llegó a producirse. En 1896 fue ocupado por la agrupación de Aeroestación Militar que compartió dependencias después con 250 niños, la sección masculina del Colegio de los Huérfanos de Guerra. En la guerra civil fue incendiado y bombardeado y… hasta ahora.