El Arzobispo de Toledo, sobre los abusos a menores: la solución es la “educación de la sexualidad humana”

El arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, se ha referido en su escrito de esta semana a los abusos sexuales a menores, afirmando que las soluciones pasan por una educación de la sexualidad humana “cada vez más necesaria”. “No se trata solo de buenas prácticas, sino de las mejores prácticas; no solo de orientaciones, sino de normas precisas”. Según ha dicho, se trata de “un vasto campo de empeño” de la Iglesia diocesana que comprende a padres, sacerdotes, colegios católicos con sus profesores y catequistas.

“Como toda educación, la afectivo sexual es tratar de hacer salir lo bueno que existe en el ser humano en ese campo de la sexualidad humana, femenina y masculina, y en la que la claridad, el cariño y la fortaleza de la familia es decisiva”, manifiesta. Apelando al Papa Francisco, el arzobispo toledano señala también la exigencia de la selección y de la formación de los candidatos al sacerdocio con criterios no solo negativos, “preocupados principalmente por excluir a las personas problemáticas”, sino también positivos para ofrecer un “camino de formación equilibrado a los candidatos idóneos, orientando a la santidad y en el que se contemple la virtud de la castidad”.

“Duelen mucho los casos de sacerdotes culpables de abusos contra menores. Mucho, porque son intolerables. Pero también duelen posibles acusaciones sin fundamento que hacen sufrir a quienes las padecen, aunque nunca tenemos que olvidar a las víctimas”, recalca. 

Bajo su punto de vista, no es fácil la educación afectivo sexual, ya que el desarrollo de la web y de los medios ha contribuido a un “crecimiento notable” de los casos de abuso y violencia perpetrada online. “¿Y qué decir de la pornografía, que tan efectos funestos tiene sobre la psique y las relaciones entre hombre y mujer? La educación que reciben en el Seminario no se queda, por supuesto, en el ámbito de lo afectivo sexual, es mucho más rica, es un todo con varias dimensiones”, señala el arzobispo de Toledo.

“Ausencia de padres e inestabilidad emocional”

No obstante, respecto a lo que afecta al campo al que está aludiendo, indica que la formación no siempre permite desplegar su mundo psicoafectivo, pues “con frecuencia” hay quienes llevan sobre sus vidas la experiencia “de su propia familia herida, con ausencia de padres y con inestabilidad emocional”. “Por eso, hay que garantizar durante la formación una maduración para que lo futuros ministros posean el equilibrio psíquico que su tarea exige”.

Dicho esto, añade que muchas comunidades “solo exigen” buenos sacerdotes, jóvenes y bien formados, pero sin aportar “nada a esta tarea de todos”. “Tampoco muchas veces de cuidar de sus sacerdotes, como si fueran héroes solitarios, nunca necesitados de ayuda de quien está al frente de la comunidad parroquial”, continúa.

No obstante, pide mantener la esperanza pues el Seminario toledano hace muchos años que ofrece a sus seminaristas “la riqueza de formación” sacerdotal adecuada a los cristianos. “La formación sacerdotal es una tarea permanente, en ese horizonte de la vida entendida como discípulos. Un regalo como esta vocación requiere, por supuesto, personas encargadas de promover y acompañar el proceso del discernimiento y de la madurez. Pero queremos que la responsabilidad del obispo, los formadores y directores espirituales, junto con los profesores, sea apoyada por toda la Diócesis, porque es tarea y misión de todos”, concluye.