El aeropuerto de Ciudad Real, operado esta vez por la empresa Ciudad Real International Airport, cuenta desde las 00:00 horas de este jueves 12 de septiembre con licencia para operar. Su tráfico aéreo volvió a abrir a las 10:00 de la mañana, pero el primer vuelo tuvo que esperar hasta la noche de este jueves, cuando aterrizó con éxito en el aeródromo.
La consejera de Economía, Patricia Franco, el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero y alcaldesas como la de Puertollano, Isabel Rodríguez acudieron a ver el “bautizo del primer avión en vuelo nocturno que lo hace más especial”. La empresa quería compartir el “feliz momento” con “todas las personas que se alegran como nosotros y que nos han acompañado en el camino recorrido”.
El camino recorrido por la infraestructura no ha sido, ni mucho menos, sencillo. Este vuelo es el primero que aterriza en el aeródromo desde el 2011, cuando, en octubre, despegó el último vuelo comercial. En el mes de abril se cerró la última pista de aterrizaje del aeropuerto, aunque en ella ya no se podían operar vuelos comerciales desde diciembre del 2011, y sólo hubo movimiento de carácter privado. Fueron los últimos momentos de una infraestructura que había comenzado a operar apenas tres años antes: el primer vuelo, de hecho, despegó en diciembre del 2008. Desde esa fecha no pasó mucho tiempo hasta que la primera aerolínea dejó de volar. Se trataba de Air Nostrum, a la que luego siguieron Air Berlín y Ryanair.
El proceso de venta comenzó con un precio mínimo de 100 millones de euros para vender toda la infraestructura que se vio rebajado rápidamente porque nadie quería comprar el aeropuerto. La venta se confirmó, finalmente, en 2016 a Ciudad Real International Airport por 54 millones de euros, poco más de la mitad del precio inicial.
Desde CRIA señalaban entonces que así se cerraba el proyecto y que el aeropuerto ya estaba en “condiciones de ponerse en funcionamiento”. La empresa avanzaba igualmente que se la perspectiva era crear hasta 30 empleos directos, además de los que se generasen de forma indirectas con las obras que se debían llevar a cabo.
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea señaló en agosto que había una serie de “deficiencias” que debían subsanarse antes del primer vuelo, programado desde el principio para el 12 de septiembre. En el informe de la Agencia también se incluían observaciones de menor entidad y mejoras de propuesta, que “no condicionaban el proceso de verificación”, al igual que algunas aclaraciones.
Preocupación por las declaraciones de impacto ambiental
Organizaciones ambientales como Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF han exigido en reiteradas ocasiones durante el verano que no se inicien las actividades en el aeropuerto de Ciudad Real “mientras no se cumpla con los condicionados ambientales”. Las distintas entidades recuerdan que una Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) y un área de gran valor (IBA) para la avifauna agroesteparia, protegida por la Directiva de Hábitats, la Ley estatal de Patrimonio Natural y Biodiversidad y la Directiva de Aves se ven afectadas por la construcción del aeródromo.
“Consideramos que la infraestructura no puede tener el permiso de apertura si no demuestra el cumplimiento de todas las medidas ambientales aprobadas en las dos Declaraciones de Impacto Ambiental (DIAs) que deben estar en marcha antes de la puesta en funcionamiento del aeropuerto”, señalaban en el verano.
WWF explica que después de varios años de inactividad, en las últimas semanas se han convocado varias reuniones de los órganos creados para el seguimiento de las medidas y condicionamientos ambientales que imponían las dos Declaraciones de Impacto Ambiental (DIAs) y que permitieron desbloquear la construcción del aeropuerto hace más de diez años. Además, señalan, que “ya hubo un precedente en el mes de octubre de 2008 cuando el Ministerio de Fomento aplazó la apertura en aquel entonces del aeropuerto por los mismos motivos”.
Entre otras medidas de la Declaración, explicaban, se establecía una “compensación” a los núcleos de población directamente afectados por el funcionamiento del aeropuerto, así como un programa agroambiental a implementar para mejorar el hábitat y también aumentar la capacidad de carga de la ZEPA y su entorno, recalcaban. También señalaban un programa de vigilancia de la avifauna y su evolución en la ZEPA.