La venta de 'Aguas de Alcázar' se aprueba en medio de un ambiente acalorado
El recibimiento de Ángel Puente (PP), concejal del ayuntamiento y portavoz del grupo popular, que se dirigía a la gente apostada en la puerta como “nazis” al entrar al edificio, ya hacía ver el nerviosismo en una corporación empeñada en que el trámite pasase lo más rápido posible. Puente fue uno de los más exaltados en una mañana donde la Plataforma contra la privatización del agua en Alcázar ponía más cordura que los dirigentes del consistorio.
Seguía adelante, no sin un retraso importante (ante un trámite burocrático: la empresa Aqualia cambió su nombre fiscal hace pocos meses y uno de los poderes estaba aún con el nombre antiguo de la empresa, ahora FCC-Aqualia) la mesa de contratación para la concesión del 52% de la empresa ‘Aguas de Alcázar’ a dicha empresa. En el acto, que no duró más de 10 minutos, simplemente se abrió la documentación enviada desde la empresa, dividida en 9 tomos donde constan todas las características técnicas del plan, haciendo constar que había sido recibida y leyéndose el resumen de los tomos (la documentación al completo consta de más de 7.000 páginas).
Al acto (que es público) sólo se permitió entrar a 7 personas por aforo (a pesar de que cabían más del doble, una vez visto dentro). El pasado viernes eran 18 las personas que cabían y a primera hora de la mañana, 10. Fuera esperaban alrededor de 70 personas, que desde las 8 de la mañana habían preparado una mesa informativa en la puerta del edificio y prácticamente en ningún momento lanzaron ningún insulto, intentando dialogar con los concejales.
José Mariano Ormeño (Ciudadanos por Alcázar), que es concejal desde hace menos de 4 meses, prohibió a la prensa realizar su trabajo, instando a la policía a pedir la identificación a los periodistas presentes y prohibiendo el uso del teléfono móvil. Al recordarle al concejal que sólo la autoridad tiene esa capacidad, respondió con frases como “Yo soy la autoridad”. Además instó a los agentes de la policía local de la sala a pedir todo dispositivo que hiciera fotos y a obligar a borrar las realizadas, a pesar de ser inconstitucional e ir contra la ley (un acto público, un edificio público, no necesita permisos para grabar, salvo a los agentes de la autoridad cuyos rostros deben preservarse). Él mismo avisaba al alcalde, Diego Ortega (PP), de que estaba siendo grabado por los vecinos.
Otro de los concejales más ‘calientes’, Julián Mateos (PP), se encaraba con los asistentes de la plataforma, espetándoles que “esto es democracia. Si no os gusta dentro de 2 años votáis a los vuestros”. Cabe recordar que el PP se opuso a la celebración de un referéndum por el futuro de ‘Aguas de Alcázar’ a pesar de la recogida de más de 11.000 firmas para ello. Mientras tanto en la breve pero intensa actividad de Ángel Puente, sin duda el más alterado, exclamaba a uno de los miembros de la plataforma que “¡A mí tácticas nazis ninguna!” quejándose de lo que para él era un acoso.
Una vez más calmados, tanto Diego Ortega (sin duda el más tranquilo, coherente y dialogante en la mañana) como Ormeño dialogaron con los ciudadanos. Ortega se comprometía ante los vecinos que “el agua no subirá más del IPC”, incluso diciendo que “yo mismo me comprometo a pagar la diferencia”. Cuando uno de los asistentes le pidió a Ortega si podía grabar sus palabras, el primer edil, a pesar de estar de acuerdo, no repitió las mismas palabras, emplazando a los asistentes a las actas de los plenos municipales. Ormeño por su parte avisaba de que no se grabaran las palabras del alcalde, en su cruzada personal contra todo aquel que llevara cualquier dispositivo. Fue el mismo Ormeño el que pidió el desalojo del público en la pasada Junta General de Aguas de la localidad (que también es pública) con frases como “yo a esta gente no la soporto”.
Ormeño se comprometía también a, él mismo, impulsar una comisión de investigación de las cuentas de ‘Aguas de Alcázar’, aludiendo a la herencia recibida como la culpable de esta situación, y añadiendo que desde 2007 a 2011 no se publicaron las cuentas de la empresa municipal. A pesar de quejarse de la deuda recibida, con el actual gobierno al frente, la empresa ha incrementado su deuda en un 28% en sólo dos ejercicios. Preguntado por este hecho, Ormeño respondía “no lo sé, no tengo ni idea”.
No hemos podido tomar imágenes en el interior de la sala ni realizar ninguna grabación por la negativa de José Mariano Ormeño, siendo además identificados a su orden.