El camello, el león, el niño... y el poeta
'Pasos, maleza, senda' (Ed. Ledoria) es el último poemario de Jaime Lorente, un libro que define como el “más duro y personal” de sus ocho obras publicadas hasta la fecha. En esta nueva obra el poeta se inspira en la alegoría de 'Así habló Zaratustra', de F. Nietzsche, en la que se definen tres transformaciones del espíritu humano: el camello, el león y el niño.
El camello porta los valores y las normas que le han sido impuestas, al igual que le ocurre al poeta en 'Pasos', la primera de las partes de este libro. Sin embargo, a diferencia del animal de la alegoría, que no cuestiona esas normas establecidas, Lorente confiesa que “esta es la parte más filosófica del libro, donde me pierdo, me busco y me reencuentro. Es un juego de dudas, certezas, espejos”. Una búsqueda que el poeta realiza tanto en los demás como en su interior, como expresa en su poema 'Dudas':
Deambular entre la gente...
He aprendido a vestirme por dentro,
a beberme las horas tan deprisa
que vivo entre el pasado y el presente,
[…]
¿Y si la verdad
es que no hay verdad
ahí fuera?
A diferencia del camello, el león se rebela contra esas normas impuestas, pero no es capaz de crear. En 'Maleza', la segunda división de la obra, el poeta se convierte en león: “Esta es la parte más crítica del poemario, sobre todo ante la ignorancia, la corrupción política, los prejuicios y los símbolos”, expone Lorente. En 'Maleza' el poeta esgrime su lenguaje más claro y preciso, como en el poema 'Lux ignis':
Somos el error de la naturaleza.
La “evolución” es peligrosa
cuando se transforma en “involución”.
Hay que abrasar
los falsos ídolos en el fuego:
El dinero,
la envidia,
el dinero,
el dinero,
el poder.
La verdad prostituida.
Tras el camello y el león, el niño es la tercera transformación en la alegoría. El niño juega y comienza de cero a construir valores y una nueva realidad. Esa es, para Jaime Lorente, la 'Senda', que supone una “apertura a tres elementos: entrega (manifestada en los poemas de temática amorosa), naturaleza (donde establezco un diálogo con el entorno a través del haiku) y aprendizaje (expresado en los poemas finales, muy reflexivos)”. En 'Senda' el niño-poeta construye su propio código de valores a los que guardar lealtad, algunos tan sencillos y cotidianos como la persona amada. Así lo expresa en su poema 'Símbolos':
En la cama
los paréntesis finales imantados
de nuestras siluetas.
Y sobran los ropajes
y las sábanas de los segundos.
Jaime Lorente confiesa que 'Pasos, maleza, senda' es un libro-catarsis: “Escribo por necesidad y este libro me ha ayudado a afrontar la vida de otra forma. Es un punto de inflexión, tanto en lo personal como en mi trayectoria literaria”.