¿Cómo imaginamos la camisa de El Greco mientras pintaba? ¿Y el tenebrismo de Caravaggio proyectado en una blusa blanca? La muestra e instalación de Igor Borozan en el Museo del Greco es el resultado de un viaje pictórico en el tiempo entre Roma y Toledo. Una metáfora que va más allá de la vestimenta de una influencia magistral vinculada a Doménikos Theotokópoulos y Michelangelo Merisi da Caravaggio, unidos a través de una tela.
La tela de un lienzo, salpicada de pigmentos, que toma signo y gesto a través de una gigante camisa renacentista; imaginando el cuerpo y la esencia de un personaje idolatrado por la historia. O quizá, de aquellos que no se han manifestado aún y queramos imaginar en las formas que sugiere el claroscuro de los pliegues de su camisa.
El pasado día 30 de septiembre el Museo del Greco de Toledo inauguró la exposición de Borozan Signo y Gesto: Metamorfosis. Enmarcada dentro de la sección llamada En la estela del Greco, que expone obras de autores influenciados por la pintura del maestro cretense. Pueden visualizarse 21 piezas: grabados, óleos, acuarelas y una selección bibliográfica del autor italo-bosnio. La muestra podrá visitarse hasta el día 27 de noviembre de 2016.
Una visión contemporánea en torno al Greco y Caravaggio, donde la figuración se contiene, el color vibra por sí solo y el grafismo intenta liberar con línea la simbología del gesto. Todo ello, acompañado de la la pasión y el misterio que enmarca la mano de Borozan. Quien quiere transmitir una conceptual espiritualidad a través de un objeto que cobra vida, dejando interpretar al espectador las emociones de sus personajes con y sin rostro: el dolor, la sorpresa, el temor... Una experiencia que invita al silencio y la observación, abstrayendo las formas para obtener códigos que sean un nexo entre el público y la obra.
Borozan es un personaje en sí mismo, fruto de su propia narrativa visual. Contratado como escenógrafo en La vida es bella de Benigni y fundador de la Accademia delle Belle Arti di Terni. Recibe diversos reconocimientos como el Premio San Valentino Oro en 2008, Bentornato Caravaggio en 2013 y el Premio Decima Musa Firenze en 2015. Reparte su energía y obra a diversas colecciones públicas y privadas del mundo, como gran aventurero y amante de lo multidisciplinar.
El artista visita España con frecuencia, ha trabajado en variopintos proyectos madrileños con artistas de distintas disciplinas, entre ellos, El Cigala. Colaborando en espacios como el Taller del Prado, Círculo de Bellas Artes de Madrid y Caixa Forum. Borozan, como mínimo, nos sorprenderá en el camino con la camisa puesta bajo la sorpresa de algún detalle de color azul.