“Da miedo cada vez que salvamos algo”. Así responde Carlos Aguilar, empresario de turismo rural en Yeste (Albacete) cuando se le pregunta por las expectativas del sector de cara a la Semana Santa.
“Estoy pensando más de cara al verano. Si logramos tener julio, agosto y septiembre a reventar como el año pasado y un otoño como tiene que ser porque haya buen ritmo de vacunación… salvaremos los muebles, aunque este año volvamos a salir trasquilados”.
Es el presidente de la recién creada Federación de Asociaciones de Empresarios de Turismo Rural de Castilla-La Mancha (FETURCAM) en la que están representadas, de momento, cuatro asociaciones comarcales de las provincias de Albacete, Cuenca y Guadalajara.
Explica que la situación es muy diferente en cada empresa, que el sector “necesita abrir las puertas” pero reconoce “lo complicado de la situación porque si abrir en Semana Santa supone tener luego que cerrar hasta agosto…Mejor seguir cerrados”.
En la pandemia, tenemos que exigir a la Administración central o regional no tanto acertar, que es muy difícil, pero sí que las decisiones se mantengan. No puede ser que un día sea una cosa y otro día otra. Sobre todo en el caso del Gobierno central
En su opinión la situación derivada de la pandemia “no está siendo fácil para nadie, ni siquiera para quien toma las decisiones, pero tenemos que exigir a la Administración central o regional no tanto acertar, que es muy difícil, pero sí que las decisiones se mantengan. No puede ser que un día sea una cosa y otro día otra. Sobre todo en el caso del Gobierno central”.
La reflexión la hace coincidiendo con la presentación de este nuevo colectivo que suma ya más de 300 empresas de turismo rural.
La conforman asociaciones de ámbito comarcal: la Asociación de Turismo Rural Sierra del Segura, la Asociación de Turismo Rural de La Manchuela, ambas en Albacete, la Asociación de Turismo Rural Sierra Norte de Guadalajara y la Asociación para el Desarrollo del Turismo de la Manchuela Conquense.
“Necesitamos participar y que nos escuchen”
La creación de FETURCAM surge de la “necesidad” de buscar una figura de “interlocución válida con la Junta de Castilla-La Mancha que aglutinase los intereses de las asociaciones comarcales de turismo rural”, explica Carlos Aguilar.
A este colectivo no le sirven experiencias anteriores, como es el caso de INTUR, la Asociación de Turismo Rural y de Interior de la región, en su opinión “orientado a empresas más grandes en la que no nos sentíamos representados”.
Ahora, la nueva federación “responde a la propia configuración del turismo rural en la región. Si lo analizamos, más de la mitad de los alojamientos rurales están en la provincia y, de ellos, la mayoría en la Sierra del Segura”, dice este empresario que regenta un camping en Yeste (Albacete).
El paso adelante lo dieron primero al contrastar opiniones sobre el nuevo Decreto de Ordenación del Turismo Rural de Castilla-La Mancha en vigor desde finales de 2018 y que, entre otras cosas, obliga a estas empresas a dotar “de calefacción, aire acondicionado o climatización en dependencias comunes, habitaciones y baños” a las instalaciones y tras el que las espigas que marcaban la calidad del establecimiento fueron sustituidas por estrellas verdes.
“Nos encontramos todos con el mismo problema. Nos preguntábamos, con la que estaba cayendo, hasta qué punto pedíamos a los asociados que colocaran aire acondicionado hasta el cuarto de baño. Es algo que sale de un despacho, aunque sepamos que la intención es buscar la calidad homogénea… Necesitamos participar y que nos escuchen”.
Después llegó la emergencia sanitaria por el coronavirus y los problemas comunes se agudizaron. “Creo que va a haber un antes y un después en el movimiento asociativo regional tras la pandemia”.
De hecho, Aguilar desvela que están surgiendo nuevas asociaciones comarcales. “Algunas están latentes, otras son muy muy nuevas y también existen otras que han de dar un salto cualitativo, por ejemplo, porque son más locales que comarcales”. Todas ellas podrían pasar a formar parte de la federación en un futuro.
Este miércoles han mantenido un encuentro con la Dirección General de Turismo de Castilla-La Mancha. Su interés pasa por “influir en cómo se promociona al sector y cómo se distribuyen los recursos por parte de la Administración”.
Sobre la mesa del Gobierno regional han puesto la petición de que se habilite una orden de ayudas para el sector del turismo rural similar a la del bono turístico con descuento para los turistas y destinado a hoteles, hostales y agencias de viajes que se pusieron en marcha en noviembre y que estarán activos hasta mayo.
“La mejor ayuda directa para el turismo rural es la vacuna cuanto antes para que la gente venga”
“FETURCAM es un observatorio importante sobre turismo rural”. Es una de las aportaciones que quiere poner sobre la mesa este colectivo en su relación con las administraciones.
Carlos Aguilar dice que el sector castellanomanchego “llevaba ya tiempo en la cuerda floja antes de la pandemia” y recuerda que la crisis sanitaria ha pasado factura de forma desigual. “No es lo mismo un camping en Alicante con 500 plazas de las que 400 las ocupan los ingleses que lo que nos ocurre a las empresas pequeñas, acostumbradas a hibernar y a una estacionalidad de clientes que nos ha ayudado a aguantar, aunque no sé cuánto tiempo”.
Los empresarios del turismo rural reclaman ayudas directas, pero Aguilar reconoce que no son la panacea. “Se están traduciendo en cantidades que suponen un gran esfuerzo a la Administración pero que, a la empresa, 3.000 euros no le va a impedir cerrar. La mejor ayuda directa es la vacuna cuanto antes para que la gente pueda venir”.
Este emprendedor apunta a que “las tasas de ahorro en España ahora son el 35% y eso no se ha visto nunca. En cuanto se deje salir, la gente lo hará. Estamos deseando”.
En su opinión, echar una mano al sector pasa por que la Administración “sea más sensible con el pago de cuotas de la Seguridad Social, las cuestiones relacionadas con los autónomos…Sobre todo en las zonas rurales donde no tenemos las mismas posibilidades de competir”.
“El turismo interno en Castilla-La Mancha es una anécdota”
Hace balance del último año. “A mí me gusta llorar lo justo y el verano fue tremendamente bueno para la gran mayoría de los empresarios de turismo rural en cualquiera de las provincias. Fue mucho mejor que otros años, pero después de una mala primavera y de un otoño que ha sido un auténtico desastre”.
Este empresario cuenta su caso en particular. “Nosotros la última vez que trabajamos fue en el Puente del Pilar” y reconoce que no hay un efecto de turismo interior, un intercambio de viajeros entre las provincias de Castilla-La Mancha, después de meses con el cierre perimetral autonómico activo.
“Nuestros clientes son de Madrid o de la Comunidad Valenciana o Murcia. El turismo interno en Castilla-La Mancha es una anécdota. La mayoría de la gente se va a la casa de la abuela a asar chuletas, no necesita alquilar una casa rural”.
De momento FETURCAM no piensa en citas como la Feria Internacional de Turismo (FITUR) que se celebrará en mayo y será presencial porque su interés está en otras cosas. “Estamos más en el día a día, en si la gente cobra o no los ERTE, en colaborar con los asociados que están teniendo problemas de cobro a través de las mutuas o en que podamos tener destinos turísticos más potentes de cara al verano. Muchos estamos invirtiendo para tener espacios más amplios, aunque parezca mentira con la fe de que las cosas vayan a mejor”.