La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Castilla-La Mancha, donde más águilas imperiales hay y donde más mueren envenenadas

El total de episodios de envenenamiento que se registraron en España entre los años 1992 y 2013 llegan a los 8.324 y suponen la muerte de 18.503 animales. Así lo señala el informe de SEO/Birdlife y WWF ‘El veneno en España’, que pretende ser una radiografía del envenenamiento de la fauna silvestre entre dichos años. La información se ha recopilado entre “numerosas” administraciones y entidades.

Tal como hn denunciado diversos colectivos, como Ecologistas en Acción o la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales, Castilla-La Mancha no es ajena a los casos de envenenamiento y uno de los casos que tuvieron lugar en la región se usa, de hecho, para ilustrar el uso del veneno como método ilegal en la caza. Se trata de la muerte del águila perdicera Perdizuela que fue encontrada envenenada en un coto en Guadalajara, junto a un milano real, un águila real, y buitres leonados. Los cotos implicados recibieron multas y orden de suspensión de caza.

En la región, el veneno se ha extendido en diversos usos del medio rural. En este sentido, las organizaciones señalan que el uso de veneno ganadero en contra de los zorros se ha documentado principalmente en tres regiones: Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. El documento señala otra sentencia de la región, una de las más controvertidas, en la localidad de Mudela en la provincia de Ciudad Real. Un ganadero fue condenado por el envenenamiento de seis águilas imperiales ibéricas con un pago de responsabilidad civil de 360.000 euros, así como la inhabilitación para la caza y la pena de un año y ocho meses de prisión.

El documento critica que la región ha demostrado un “claro descenso” en el esfuerzo de la búsqueda del veneno, lo que se incluye dentro del análisis del “falso descenso” de los envenenamientos. Además, las organizaciones señalan que la Administración sólo ha analizado una parte de los casos con indicios de intoxicación que se han registrado en los últimos años. Entre 1992 y 2013, se registraron 1186 episodios de envenenamiento, lo que implica uno de los porcentajes más altos, tras Andalucía y Castilla y León. El número de animales afectados fue de 3766.

El caso especial del águila ibérica

La situación por la que pasa la especie protegida del águila ibérica es especialmente importante en Castilla-La Mancha. Actualmente, informan WWF y SEO/Birdlife, el número de parejas reproductoras de esta águila asciende a 470 en España y 13 en Portugal. El mayor porcentaje se encuentra en territorio castellano-manchego, llegando al 42%, que es el doble de las que viven en Andalucía mientras que el resto se distribuye de forma “casi” homogénea entre Madrid, Extremadura y Castilla y León.

Desde 1995 las dos primeras causas de muerte no natural del águila ibérica son el envenenamiento con cebos ilegales y la electrocución en líneas eléctricas. En los últimos años, apunta el informe, la electrocución es la primera causa, aunque el número de ejemplares envenenados “tiende a subestimarse”. Entre 1990 y 2015, la mayor parte de los casos de ejemplares envenenados se dio en la región, llegando a un total de 82 individuos, de un total de 167 casos de envenenamiento en cinco regiones. Para el periodo 2005-2015 es también Castilla-La Mancha la primera comunidad, con 55 ejemplares envenenados localizados, seguida de Castilla y León y Andalucía. Destacan también provincias castellano-manchegas como Ciudad Real o Toledo.

WWF Y SEO/Birdlife señala, incluso, que los datos de la provincia toledana son “muy llamativos” y que indican un “grave problema” en el uso de cebos envenenados en ciertas zonas. Ecologistas en Acción ha destacado una serie de muertes por veneno registradas en localidades toledanas como Nambroca, las que han comunicado también a la Consejería de Agricultura. Durante los meses de marzo, junio y noviembre es cuando se produce un mayor número de hallazgos, mientras que durante la primavera aumentan los episodios de veneno del “tipo cinegético”. Las águilas imperiales se han envenenado principalmente con carbamatos, seguido de estricnina y organofosforados.