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Castilla-La Mancha plantea regular que haya prácticas en becerradas para el alumnado de sus escuelas taurinas

En diferentes puntos de Castilla-La Mancha, uno de los festejos populares del año son las becerradas. Con la pandemia de COVID-19, sus convocatorias han decaído de manera considerable de forma paralela a las propias ferias y fiestas patronales y locales. En estos actos, toros de un año, de pequeño tamaño, son toreados y matados por los vecinos, generalmente durante largo tiempo y provocando, según denuncian desde hace décadas los colectivos animalistas y partidos como PACMA, un “sufrimiento inimaginable” en el becerro. No obstante, el Gobierno castellanomanchego considera que estos festejos pueden servir al alumnado de las escuelas taurinas para hacer sus prácticas.

Esta posibilidad está incluida en la preparación de la normativa específica para escuelas taurinas que elabora el Ejecutivo de Emiliano García-Page. En su reiterado objetivo de aumentar la protección y fomento de la tauromaquia, ha sometido a consulta pública previa un proyecto de decreto que dote de normas específicas a estas escuelas, que actualmente se rigen de manera supletoria por la normativa estatal. En Andalucía, Castilla y León, Aragón y Extremadura cuentan también con reglamentos propios de este tipo.

La Administración regional defiende que uno de los aspectos para el fomento de la tauromaquia como “manifestación cultural” es facilitar a los futuros profesionales taurinos acudir a las escuelas taurinas como “medio normal de formación y aprendizaje”. Considera así la necesidad de dotar a las escuelas taurinas de una “regulación más exhaustiva y acorde con la propia realidad en la que se desenvuelve habitualmente su labor formativa”. El objetivo es abordar cuestiones sin cobertura legal hasta este momento, como los requisitos del personal de las escuelas taurinas, los seguros de responsabilidad civil para los asistentes a las clases prácticas con reses y los de accidentes para cubrir a los participantes de la actividad docente.

“Con muerte o no de reses”

Pero también incluiría la autorización de las clases prácticas con reses fuera de la sede de las escuelas taurinas. En este sentido, el proyecto contempla la posibilidad de regular la participación del alumnado en clases prácticas, con público o sin público, “con muerte o no de reses”, a partir de una edad mínima, posibilitando asimismo su promoción a través de “clases magistrales y participación en becerradas”. Se da la circunstancia de que la Consejería de Hacienda y Administraciones Públicas de Castilla-La Mancha ha tenido que abrir expediente en varias ocasiones contra estos festejos por su extremada crueldad.

Con carácter más general, con el futuro decreto, el Ejecutivo también busca dar cobertura jurídica a las diferentes modalidades de enseñanza que actualmente se vienen impartiendo por las escuelas taurinas de la región para el “aprendizaje y perfeccionamiento de futuros profesionales taurinos”. “Al mismo tiempo se posibilita la formación en contenidos básicos de aficionados taurinos, para el fomento de la cultura taurina y su adecuada participación en festejos taurinos populares y becerradas”, añade el Gobierno.

Otros objetivos son regular las condiciones del personal, el régimen jurídico para la creación y funcionamiento de escuelas y otorgar mayor seguridad jurídica a todos los aspectos que comportan el funcionamiento de estos centros de enseñanza no reglada de la tauromaquia, “arraigados” en la Comunidad Autónoma.

Cada vez menos escuelas

Según la Estadística de Asuntos Taurinos del Ministerio de Cultura y Deportes, el número de escuelas taurinas inscritas en Castilla-La Mancha ha descendido progresivamente en los últimos tres años. Es decir, ya descendía antes de la COVID. En 2018 había 12 centros de este tipo en la comunidad autónoma, que bajaron a nueve en 2018 y a ocho en 2020. Esto significa que la comunidad autónoma ha pasado de aglutinar casi el 20% de las escuelas de todo el país a tener el 12%. La pandemia también ha hecho estragos después en los festejos taurinos, que han pasado de los 314 que se celebraron en 2019 a los 34 de 2020.

Precisamente, el Gobierno castellanomanchego ya ha manifestado en varias ocasiones su intención de seguir defendiendo y promocionando la tauromaquia. El pasado 30 de julio se publicó una nueva modificación de las medidas anti-COVID para permitir un aforo del 75% en plazas de toros, recintos e instalaciones taurinas en general. 

Las becerradas que se celebran en Castilla-La Mancha han sido incluidas en varias ocasiones en los manifiestos del movimiento “Misión Abolición” de PACMA, una campaña específica contra estos festejos donde “se mata a cachorros” y a la que también se han sumado colectivos antitaurinos de toda la región.