El Centro Investigación Agroambiental 'El Chaparrillo' con sede en Ciudad Real y dependiente del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal (IRIAF) tiene nuevo director. Se trata de Vicente Alcaide Azcona. Este veterinario de Ciudad Real lleva desde primeros del mes de febrero al frente del centro y sustituye a Esaú Martínez, vinculado ahora al departamento de investigación de leñosos.
Reconoce que ahora tiene “más papeleo” en su nueva responsabilidad, aunque Alcaide no es precisamente un desconocido en una ‘casa’ a la que llegó en el año 2001 como jefe del Laboratorio de Sanidad Animal en la provincia. Un área que quedó muy reducida tras la decisión del entonces Gobierno de Dolores de Cospedal, de trasladar a Talavera de la Reina todos los laboratorios provinciales relacionados con la sanidad animal. “Hoy queda aquí lo relacionado con la tuberculosis bovina, un problema gordote porque el mayoritario sistema productivo en extensivo es difícil de controlar y además afecta a animales silvestres que interactúan con el bovino”.
Tras un periodo en la provincia de Toledo para asesorar en la puesta en marcha del laboratorio regional volvió a Ciudad Real para ocuparse de un departamento “visionario” en la época (mediados de los años 70 del siglo XX), el de Astacicultura, orientado a potenciar la repoblación de crustáceos, en este caso del cangrejo de río autóctono (especie catalogada como vulnerable aunque no en peligro de extinción a pesar de haber desaparecido en Toledo y Ciudad Real y que se están recuperando sobre todo en Albacete), frente a la invasión del cangrejo americano que trajo una enfermedad letal para los ‘nacionales’.
“Llevo aquí 17 años y lo llevo en la sangre”, nos explica. “Intentaré aportar mi granito de arena” en una época que califica de “complicada” sobre todo por la “falta de personal”. El equipo en El Chaparrillo lo conforman una treintena de personas. “Yo lo he conocido con 80 y el problema es que se quieren seguir haciendo muchas cosas, y hay que hacerlas…Puedes optimizar más con menos hasta un cierto límite”.
El pistacho, “buque insignia” pero faltan investigadores
Ahora, el “buque insignia” del centro es la investigación en torno al pistacho. “Es un cultivo que va disparado y estamos a un 10% de lo que realmente podríamos llegar a producir”. La mayor parte de las consultas de los agricultores (a los que suministran yemas para injertos) tiene que ver con este fruto seco, pero lo cierto es que en 'El Chaparrillo' están limitados en cuanto a la presencia de investigadores.
En la actualidad hay dos investigadores doctores en el centro y otros dos sin doctorado. “Nos falta savia nueva”, apunta. Mientras tanto, optan por soluciones “imaginativas” como acogerse a la Orden por la que se establecen las bases reguladoras de las ayudas a proyectos piloto innovadores en el ámbito de la sanidad animal y vegetal que se publicó la pasada semana.
“Estamos esperando a la creación del Estatuto del Investigador y a la Ley de Ciencia porque el problema es que con los mimbres de la Administración es complicado funcionar en el sector investigador. Hay que intentar captar el talento de la forma que sea y entrar a la Administración, vía oposiciones, es un poco incompatible”. Por eso acuden a convenios o a proyectos que permitan contratar externamente. “El problema es que en investigación ahora tiras un hueso y salen 70 perros” y, además, reconoce, la competencia es muy dura.
Colaboran con la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en varios proyectos relacionados con el ámbito agrario. “En Agrónomos se trabaja en buscar formas de cubrir en olivar y almendro como alternativa ecológica con una especie de pasta de papel biodegradable para evitar utilizar el plástico”.
¿Cuál es la causa del descenso de la población de perdices?
Tras su llegada a la dirección tendrá que gestionar también el departamento más “novedoso” es el Centro de Experimentación Animal que se gestiona de manera conjunta con eI Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC). “Quiero dejar claro que se trata de utilizar el menor número de animales posible, mantenerlos en las mejores condiciones. No se puede andar con burradas. Está muy controlado. Todo pasa por un Comité de Ética y por normativa europea específica”, aunque no será una cuestión que vaya a formar parte de la futura Ley de Bienestar Animal en la región.
El centro comenzó a funcionar el pasado año y se centra en investigar el efecto que tienen las semillas tratadas con plaguicidas sobre la perdiz. “Aunque la semilla tratada es una manera de minimizar el uso de plaguicidas en toda la planta tiene como efecto colateral el hecho de que la perdiz se alimenta de ella”.
Forma parte de un proyecto europeo que se prolongará durante tres años y cuyo objetivo final es disponer de un ‘libro blanco’ sobre el manejo de semillas y saber si los animales son capaces o no de distinguirlas. Y es que las poblaciones de este tipo de aves están disminuyendo y “no sabemos si se trata de una alteración del hábitat, el monocultivo del cereal o la viña que no permite que se alimenten bien en ciertas épocas, el uso de pesticidas, las semillas…Pero quizá sea una cuestión multifactorial”.
La economía circular y aprovechar las ventajas de las TIC’s, retos pendientes
Entre sus retos pendientes está actualizar la web del centro porque “es la puerta de entrada para el 90% de las personas que nos consultan” y actuar con la vista puesta en los beneficios de la economía circular. “Hay que reducir la emisión de carbono, medir la huella que deja o minimizar el uso de los nitratos en los acuíferos de la provincia”. Y en eso trabajan también. O en medidas para usar la menor cantidad de agua en el olivo y el pistachero.
Vicente Alcaide resalta precisamente la investigación agraria en leñosos (pistacho, almendro y olivar, sobre todo) y en productos hortícolas, en particular el melón piel de sapo, en cuestiones relacionadas con el cambio climático o la reducción del volumen de fitosanitarios. Después está el área de experimentación agraria que se centra en ensayos sobre el cereal para estudiar el potencial productivo de distintas variedades, incluidas algunas como la quinoa y que forma parte de la Red nacional Genvce.
Se estudia la flora amenazada y el centro también acoge la Estación Regional de Avisos Agrícolas que, entre otras cosas, centra su trabajo en detectar y alertar sobre plagas vegetales (reconoce que vigilan sobre todo la posible llegada de la Xilella fastidiosa, una bacteria a la que se ha bautizado como ‘el ébola del olivo’). Su boletín cuenta con más de 3.000 suscriptores a los que se recomienda sobre los tratamientos más efectivos.
El Chaparrillo alberga también el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre que, sin embargo, no gestiona de forma directa ya que depende de la Dirección Provincial de Medio Ambiente y trabaja especialmente con el lince ibérico o las águilas imperiales, entre otros. Su función pasa también por la educación ambiental que se ofrece sobre todo a los escolares. “Hay que dedicarle más a este aspecto”, sostiene Alcaide.
El 80% de los animales que llegan a este centro son aves, también algunos mamíferos como el meloncillo o las nutrias, algún reptil y hasta allí llegan también las víctimas de atropello, como el caso de los linces ibéricos de reintroducción. Un 5% de los animales que llegan al centro lo hace a causa de haber ingerido veneno.