'Cervantes libertario. Cervantes antisistema o por qué los anarquistas aman a Cervantes'. Es el título de un libro que rompe esquemas sobre el escritor español más universal. Su autor es Emilio Sola, profesor emérito de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH).
El profesor se lo planteó como una manera de recopilar aquellos artículos que había venido publicando en distintos medios de comunicación desde 1995 (Diagonal, Cuarto Poder, El Mundo, El País…) y en los que “casi siempre incidía en el Cervantes más interesante, de perfil más libertario, modernito o feminista”. De hecho, cree que el texto refleja “la parte más jugosita, la menos chocha, la menos citada y la que te pone las pilas”.
Y es que, aún queda mucho por descubrir acerca de Miguel de Cervantes. “Es una mina. Le pasa como a todos los grandes autores clásicos. Cada generación va a hacer su propia lectura, le sacará nuevas enseñanzas. Por eso es uno de los valores del Hispanismo”.
“Fue Cervantes fue un hombre polivalente”. Por eso, comenta, todos se han ido apropiando de su discurso. “Es el más cristiano para los cristianos, el más liberal para los liberales, el más ilustrado para los ilustrados y el más anarquista para los ácratas…” A todos les va bien como bandera.
Entre ellos, “los anarquistas españoles adoptaron enseguida a 'El Quijote' como símbolo de su lucha” entre otras cosas porque “el corpus literario cervantino es como una Biblia o un Corán laico, de ahí el interés de los libertarios que quieren convertirlo en los nuevos textos que sustentan, por ejemplo, la educación de un pueblo”.
Emilio Sola asegura que toda la obra Cervantina está llena de “pequeñas cápsulas de ideología libertaria que no tienen nada que ver con los postulados del siglo XIX, pero tienen el mismo fondo, la misma rebeldía contra un sistema que se olvida de los débiles: las viudas, los pobres, las doncellas, los desprotegidos…”.
Un antisistema en pleno siglo XVI
Pero hay más, según el profesor emérito. “Cervantes tiene planteamientos antisistema que se le escapan con mucha fuerza” a través de su obra. Un antisistema, claro, del siglo XVI. “Hace una crítica bastante fuerte a la justicia, tanto en lo que tiene que ver con la monarquía hispánica como con la Roma papal”. Lo sugiere en “El Quijote', en el capítulo 22, cuando el hidalgo da libertad a los condenados por el rey a galeras ”y viene a decir que a nadie se le puede mandar a galeras por cuestiones de miseria o de ignorancia“.
El profesor también encuentra en el personaje del señor Monipodio que aparece en 'Rinconete y Cortadillo', una de las novelas ejemplares de Cervantes, “una metáfora brutal de la sociedad formal”. Sola habla de la “retórica” que Cervantes atribuye a un personaje que, aun siendo analfabeto, mantiene una economía sumergida y corrupta pero consentida y admirada. “El ataque a la justicia corrupta es el nudo gordiano para encontrar esos perfiles antisistémicos de Cervantes”.
Cervantes, el visionario y feminista
Para encontrar a un Cervantes crítico con la sociedad de su tiempo habrá que esperar a su vuelta del cautiverio de Argel, ya con 32 años. Entonces se convierte en un hombre “sensible con otras culturas, como la musulmana, y crítico con la monarquía católica”. Pasa de admirar el sistema imperial de Carlos V a “relativizar las cosas”, ya durante el reinado de Felipe II.
“Abre la mente y se vuelve más sabio” y parece jugar al despiste con su obra. “Insulta al turco, el enemigo por excelencia, pero en cuanto te descuidas te casa a una mora con un cristiano viejo. Son mensajes que aún hoy a oídos casticistas, rechinan. Por eso no tuvo éxito”.
Emilio Sola ha estudiado en profundidad los servicios de información y espionaje en tiempos de Felipe II. “Cervantes es el gran conocedor de esa frontera mediterránea de la España del momento”. En su opinión, sus obras literarias ayudan al historiador a entender ese mundo mediterráneo, el de los turcos-berberiscos. “Aparece como el gran intermediario de información entre los dos mundos y sobre todo el gran intérprete de los asuntos turco-berberiscos hasta el punto de que lo primero que escribe al volver es una obra de teatro titulada 'Trato de Argel'.
Y escribe tras la experiencia de su cautiverio para realizar lo que Emilio Sola califica como “una disección del mundo moderno que está llegando, lo que hoy llamamos capitalismo comercial. Es una sociedad nueva en la que hay un dios que es el dinero o el interés”. Quiere contarlo sobre las tablas. Es un visionario de lo que se viene encima, pero no logra tener tanto éxito como López de Vega. “Es mucho menos popular” y, desde luego, “demasiado avanzado” para la sociedad de la época.
También fue un “provocador absoluto” y un “feminista” cuando ni siquiera existía el término. Pone como ejemplo el relato de la pastora Marcela, en 'El Quijote'. Su discurso parece poner al descubierto una sociedad patriarcal que veladamente critica porque pone límites a las mujeres en cuanto a su libertad sexual. “Solo cuando aparece el feminismo, los cervantistas llegan a entender su discurso”, sostiene Emilio Sola.
“Cervantes da para todo” pero el que se refleja en el libro “es el más preocupante para quienes le quieren convertir en mascota de un Estado concreto. Él es mucho más, lo desborda”. La Feria del Libro de Guadalajara, el próximo mes de mayo, será escenario para presentar un texto que va ya por su segunda edición.