Hay 70 personas, entre familias, particulares, varios bebés, niños, niñas y adolescentes, que están pasando su confinamiento en el Centro de Migraciones que la entidad ACCEM gestiona en Sigüenza (Guadalajara) y que se ha mantenido abierto como servicio esencial. Están acogidos a protección internacional o en situación de vulnerabilidad, y proceden en su mayoría de América Latina pero también de Rusia, Túnez, Marruecos, Palestina, Costa de Marfil o Senegal.
Es el único centro de refugiados existente en Castilla-La Mancha y sus instalaciones siempre se han caracterizado por albergar numerosas nacionalidades. Durante el estado de alarma no han sufrido contagios pero sí han tenido que gestionar los ánimos y el miedo de los migrantes. Ahora empiezan a “ver la luz” ante la expectativa de la desescalada.
Ana Belén Sanz, responsable de este Centro de Migraciones, explica que, en general, la situación es buena debido a que no ha habido enfermos ni contagios, lo que les permitió trabajar desde el principio con más facilidad. En primer lugar, reorganizaron muchas de las infraestructuras y equipamientos para facilitar tanto la distancia física como la intervención con seguridad para los trabajadores y residentes.
También se eliminaron todas las actividades grupales y se combinó el teletrabajo con la actividad presencial para el personal, “manteniendo la atención a las necesidades más básicas”. Este centro de ACCEM es muy amplio y con espacios multifuncionales que permiten mantener las distancias. Son tres edificios con un patio en el centro que han facilitado todas las labores.
Dificultades por el idioma
Pero pese a ello, la responsable del centro señala las dificultades que atraviesan estas personas, ya que la mayoría no lleva mucho tiempo en el país y están en el proceso de incorporarse a la sociedad. “Muchos de ellos no dominan el idioma. Es decir, no todos pueden comprender la información que llega a través de los medios de comunicación y de las instituciones, por lo que debemos comunicársela y asegurarnos de que la han entendido”. Para ello, han utilizado carteles e intérpretes en cuestiones fundamentales como el uso de mascarillas, medidas higiénicas y distancia física.
En paralelo, los trabajadores y trabajadoras han estado muy pendientes “de su situación anímica” y de “la tensión que pudiera producir el confinamiento, que si a todos nos ha afectado, a ellos mucho más, porque son psico-socialmente más vulnerables”. “Hemos trabajado mucho en eliminar miedos, intentar generar actitudes positivas y de ánimo”, relata, también mediante un seguimiento psicológico que se ha mantenido de forma constante.
Otra de sus principales preocupaciones ha sido abastecerse de EPI de protección. En este caso, además del trabajo realizado por ACCEM, la ciudad de Sigüenza se ha volcado con los migrantes, con una “respuesta ejemplar” liderada por la peña del Atlético de Madrid, a la que después se han unido el resto de peñas, asociaciones, AMPAS y particulares. “Consiguieron material sanitario que aportaron a todos los servicios esenciales de la localidad, incluidos nosotros, a lo que también se suma la ayuda del Ayuntamiento”.
A partir de ahí, el objetivo, cuenta Ana Belén Sanz, ha sido “intentar hacer la vida más fácil a las personas”. Esto se ha conseguido debido a que cuentan con integradores sociales que tienen permanencia las 24 horas y se han generado muchas actividades de ocio.
Ora cuestión de la que ha estado pendientes es la educación de los menores, asegurándose de que les llegaban las tareas escolares y facilitando a los padres y madres sin recursos los dispositivos o la financiación para ello. A día de hoy, a muchos de ellos ya les han llegado los dispositivos y tarjetas de datos que está facilitando la Consejería de Educación.
Ahora este Centro de Migraciones está empezando a preparar la desescalada, en base a las indicaciones que reciban del Gobierno conforme al programa de acogida y con el objetivo de respetar “todos los procesos de integración”. “Estamos a la expectativa pero sí que hemos visto un poco de luz sobre de cara a la intervención con las personas para su integración en un futuro inmediato, mediante actividades colectivas reduciendo el número de personas por grupo y mediante el personal, presencial y teletrabajando”. Con todo ello, esperan también una “nueva normalidad” para estas personas, para que continúen con su nueva vida.