“Cuando el ciudadano medio sea consciente del cambio climático ya no tendremos tiempo para abordarlo. Hay que leer más lo que dicen los científicos, que es bastante claro, y los políticos liderar el proceso. El sencillo proceso de precaución que aplicamos a nuestras vidas no lo estamos haciendo en este caso”. Así lo cree Emilio Chuvieco, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alcalá de Henares y director de la Cátedra de Ética Ambiental ‘Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno’.
Desde este jueves, esta universidad acoge el I Congreso de Ecoética que se celebra en España. A lo largo de dos días, se celebrarán conferencias y se presentarán trabajos de investigación relacionados con un (todavía) desconocido concepto en nuestro país. Se debatirá sobre las “incertidumbres” ambientales, de responsabilidad y de ética en la gestión y conservación del medio ambiente. En España todavía se habla más de la ética ambiental en el plano teórico que en el práctico. “Es una cuestión interdisciplinar que requiere aportaciones desde distintos ámbitos académicos”, explica Chuvieco.
“Es importante la formación de las personas que después trabajarán en el ámbito de la gestión o la conservación del territorio”. Reconoce que queda mucho por hacer para que la ecoética entre de lleno en los programas universitarios. Un camino que ya recorrió la bioética “mucho más aceptada ya en las facultades de Medicina o Biología”.
Ecología , un concepto que ya se queda corto
“¿Tendremos que buscar un nuevo nombre para la ecología?”. Es uno de los debates que se plantearán durante el Congreso. “La ecología afecta a todo lo que hacemos no solo a nuestra relación más directa con la naturaleza”, recuerda Chuvieco, porque “cada día estamos usando recursos extraídos de la naturaleza. El impacto que tiene nuestra forma de consumir afecta a la gestión ambiental de territorios muy lejanos a nosotros: desde los móviles que usamos, el combustible en nuestros coches o cómo comemos. Son decisiones que tienen un componente ético”.
Por eso cree que el concepto ‘ecología’ “se debe extender no solo a la interacción con la naturaleza sino a los recursos que manejamos”. En este sentido, hoy se habla más de ‘huella ambiental’. “¿Qué impacto tiene nuestra forma de vivir? ¿Cuáles son los compromisos con esa huella ambiental?”, se pregunta. La Universidad de Alcalá de Henares está desarrollando un proyecto con algunas grandes superficies comerciales para etiquetar la huella de carbono de los alimentos y propiciar que, en un futuro, puedan incluir una etiqueta que le indique al consumidor las emisiones de CO2 generadas durante su producción o elaboración.
“Es importante informar al consumidor de algo más que el precio o de los ingredientes para que pueda tomar decisiones más responsables con el medio ambiente”. En su opinión, habrá “en breve un empuje de la Unión Europea” en este sentido. Y es que el catedrático recuerda que una de las líneas de Naciones Unidas el desarrollo sostenible es precisamente la del consumo y la producción responsable. Los países del norte de Europa nos superan en “conciencia ambiental” y, señala, “nos queda mucho en esta cuestión siendo España uno de los países de Europa con más riqueza ambiental. Tenemos mucho que preservar todavía”.
¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías? Es otro de los aspectos que los expertos abordarán en el Congreso. En opinión del catedrático “pueden ayudar a lograr la eficiencia en los consumos, por ejemplo, en casa pero hay que evaluar cada caso”.
El Congreso también debatirá sobre “La ética ambiental en los movimientos ecologistas”. ¿El título parece un contrasentido, no es algo que se les presupone?, le preguntamos. Chuvieco cree que no. “Los grupos ecologistas tienen una gran motivación medioambiental pero son seres humanos y toman decisiones, algunas con un componente ético muy claro y otras no”. Y se refiere a la gestión interna de distintas organizaciones ecologistas o sus valores que no solo “no están alineados sino que suelen tener distintas prioridades”. Pone como ejemplo la confusión entre la opinión pública entre ecologistas y animalistas. En la cita congresual también se presentará una comunicación sobre ‘Concepciones sobre la Humanidad y los Animales: implicaciones éticas’.
Abordar un dilema ambiental como el basurero nuclear desde la perspectiva ética
La normativa ambiental es “buena en general”, asegura el catedrático, sobre todo porque emana de Europa que “como continente es bastante ejemplar en este sentido” pero, matiza, “las leyes hay que cumplirlas y las sanciones son tan mediocres que acaba compensando infringirlas. Eso pasa bastante con cuestiones relacionadas con los incendios o la contaminación”, recuerda. De hecho será otro de los aspectos a debate en el Congreso a través de una de sus comunicaciones: “¿Es necesario poner precio al medio ambiente para su conservación?”.
Emilio Chuvieco cita durante la entrevista (aunque es un tema del que no está previsto hablar en el Congreso) la polémica en torno al proyectado ATC de Villar de Cañas (Cuenca) que forma parte del libro ‘Dimensiones éticas en los dilemas ambientales: estudio de casos’ que ha publicado recientemente junto con Mario Burgui, uno de los investigadores de la cátedra. El cementerio nuclear es uno de los casos que aborda el libro. “Se trata de ofrecer una guía a los estudiantes sobre cómo evaluar un dilema ambiental desde la perspectiva ética. En el caso del ATC, donde entran en juego muchos intereses, incluidos los políticos, vale la pena analizarlo”.
Falta un “profundo cambio de conciencia” y tener clara nuestra “ecodependencia”
Una de las conferenciantes invitadas al Congreso es María Novo, catedrática de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible de la UNED que hablará de la ‘Ecoética y responsabilidad en escenarios de incertidumbre’, debido entre otras causas al cambio climático “que ha quebrado nuestro escenario” y “hemos entrado ya en puntos de no retorno con efectos irreversibles”, sostiene.
Cree que es necesario “un profundo cambio de conciencia” porque “si hacemos una encuesta todo el mundo es ecologista pero en nuestros comportamientos no lo somos, seguimos derrochando el agua, usando el coche…” Aboga por el sentido de “ecodependencia en el ser humano y darnos cuenta de que somos naturaleza y dependemos absolutamente de ella para vivir. Estamos en una cadena atrófica que si se interrumpe se nos puede hacer complicado como especie seguir sobre la tierra”.
Por eso, pide “una nueva óptica para una nueva ética”. Y eso, dice, “requiere revisar nuestros valores y actuaciones por un lado. Por otro dirigirnos a los políticos con sentido crítico y presionar porque en España no se está haciendo nada con la Ley de Cambio Climático y es terrible, lo vemos en los incendios de Galicia”.
María Novo recordará, además, “el papel que históricamente han jugado (y siguen jugando) las mujeres como cuidadoras, no solo en el ámbito familiar, sino en el cuidado de la tierra, del hábitat, de los recursos esenciales, como el agua o los alimento”. Y a pesar de todo, lamenta “los trabajos femeninos no remunerados son subestimados por la sociedad, al igual que los trabajos de la naturaleza. Ambas son dos grandes invisibles”, sostiene, para recordar que, sin embargo, si estos trabajos cesasen “las sociedades quebrarían”.