La portada de mañana
Acceder
Feijóo confía en que los jueces tumben a Sánchez tras asumir "los números"
Una visión errónea de la situación económica lleva a un freno del consumo
OPINIÓN | La jeta y chulería de Ábalos la paga la izquierda, por Antonio Maestre

La “aceleración de cambios” socioeconómicos y sus consecuentes “tensiones” marcarán la sociedad post coronavirus

No es fácil vislumbrar cómo será la sociedad española tras la pandemia de COVID-19. Aunque han pasado ocho meses, todavía son muchas las variables en juego y los cambios que se están produciendo a corto plazo, en la inmediatez diaria. Para poder arrojar algo de luz ante la inédita situación que vivimos y sus consecuencias, el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha ha organizado un encuentro profesional sobre los escenarios sociales que se abren debido al coronavirus y desde diferentes prismas. En el evento participa Carlos Susías, presidente de EAPN Europa, quien considera que habrá una “aceleración de cambios” para transformar el modelo socioeconómico, que a su vez generará “tensiones y conflictos” que habrá que saber gestionar.

“Si algo ha puesto de manifiesto el coronavirus es la gran cantidad de debilidades del sistema, que han aflorado a lo bestia. Corremos el riesgo de que cuando pase el virus sigamos pensando que recuperaremos lo que teníamos antes, cuando eso no va a ser así y de hecho, no estoy nada seguro de que sea deseable en algunas cosas”, comenta Susías con elDiarioclm.es. Por ello, aunque cree que hay factores sociales para el análisis actual, también está convencido de que la era post-COVID no se puede vislumbrar desde el “determinismo” ya que dependerá de las decisiones que se adopten en cada momento.

Compara así el hecho de que las respuestas no estén siendo las mismas ahora que cuando se produjo la crisis económico-financiera de hace una década. Esta es “más aguda, más intensa”, ha provocado un ‘shock’ mayor y, además, “nos ha afectado a todos en nuestra vida ordinaria, en mayor o menor medida”.  

Dicho esto, el presidente de EAPN Europa subraya que lo que posiblemente puede ocurrir es que, haciendo las cosas “razonablemente bien”, se aceleren muchos procesos en la ejecución de medidas que ya eran incipientes antes de la pandemia y que el coronavirus “ha obligado a abordar de una manera más rápida”. Pone como ejemplo el hecho de que la Unión Europea haya dado ahora “una respuesta más inteligente” que en la crisis anterior, con una gran cantidad de recursos, no solo para afrontar las consecuencias de la crisis, sino para intentar cambiar el modelo de crecimiento y productivo. “Pero eso, en realidad, ya se quería hacer antes. Políticas como el aumento de la acción social, el Pacto Verde o la digitalización ya se habían anunciando antes. Ahora se aceleran en muy poco tiempo”.

La debilidad del sistema y los conflictos derivados

Concretamente, remarca que hay dos elementos a tener en cuenta. En primer lugar, que toda la sociedad ha visto la “debilidad” del sistema y ha puesto el valor determinadas partes del mismo como la necesidad de proteger la sanidad y el sistema educativo. Pero al mismo, tiempo, el hecho de que se aceleren los procesos hará que también que lo hagan los conflictos, entendidos como “las tensiones lógicas de pasar de unos modelos a otros”.

Así ha sucedido con las pensiones y augura que sucederá con la futura reforma fiscal y la consecución de recursos. Recuerda que primero llegarán los fondos europeos pero que después el Gobierno español se embarcará, primero en el “inmenso reto” de gestionar ese dinero en menos plazo de tiempo, y segundo, en financiar nuestro propio sistema para abordar todas las consecuencias de la crisis, sobre todo en el ámbito educativo y en los procesos de digitalización. De hecho, sobre este último aspecto, uno de los compromisos con Europa, ha resaltado la importancia de abordar la posible pérdida de empleos, a lo que se añadirán otras tensiones como la cualificación del personal pero también de la sociedad para sus relaciones con la Administración.

Carlos Susías señala otros elementos de futuras tensiones como la gestión del desempleo durante el año que viene tras la finalización de los ERTE, los problemas derivados de que toda la economía sumergida del país se haya venido abajo dejando sin ingresos a miles de personas, o la necesidad de afrontar, por primera vez en la democracia, una Ley de Vivienda estatal y una política social que afronte el aumento de los niveles de pobreza.

Sobre esta última cuestión, subraya que el ámbito de la protección social es el más “parado” actualmente y que el Ingreso Mínimo Vital tan solo actúa contra la pobreza severa pero “no saca a nadie de la pobreza”. “Es imprescindible que las políticas sociales actúen en determinados ámbitos como la vivienda, el empleo, la educación y la sanidad. Deben ser transversales o no se conseguirá nada. Esto se ha desatendido, y el Gobierno debe afrontarlo, pero también deben hacerlo las comunidades autónomas. E incluso las propias entidades sociales deben repensar su papel. Hemos visto su gran capacidad de respuesta pero con mucho esfuerzo y mucho riesgo”.  

En el encuentro también participan Gregorio Gómez Bolaños, director general de Acción Social de Castilla-La Mancha; Jesús Gamero, doctor por la Universidad Carlos III y miembro del Grupo de Investigación de Sociología del Cambio Climático y Desarrollo Sostenible; e Isabel López Montejano, directora de Congruentia, consultoría para la salud emocional y el desarrollo personal. Todos ellos moderados por Idoya Jiménez, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha.

Con motivo de este evento, Natalia Simón, decana del Colegio, destaca la importancia del trabajo multidisciplinar de politólogos y sociólogos, y recuerda la importancia de analizar el impacto social de la pandemia. En el confinamiento de la primavera, este Colegio realizó una encuesta a un millar de personas que viven en esta comunidad autónoma y que puso en la mesa la importancia que estaban teniendo los estados emocionales. “No todo fue negativo, ya que pudimos comprobar, también en dicha encuesta, las altas dosis de empatía y de trabajo en grupo que posibilitaron crear redes de solidaridad tan necesarias también en estos tiempos”.

¿Estamos retrocediendo como si no hubiéramos aprendido nada de esta grotesca experiencia?

Afirma que los datos demostraron entonces cómo sí se estaban cumpliendo las medidas de confinamiento y contención, pero que sin embargo ahora no es así en una gran parte de la población. “¿Qué está pasando? ¿Por qué motivos nos cuesta tanto cumplir las medidas establecidas? ¿Estamos retrocediendo como si no hubiéramos aprendido nada de esta grotesca experiencia?”, se pregunta.

“Está siendo evidente que los datos sobre el número de fallecimientos y contagiados no es suficiente para generar y mantener conciencia social, que es imprescindible estudiar, conocer, investigar, y también hacerlo desde las ciencias sociales. Que las Ciencias Políticas y la Sociología generan conocimiento, que acumulan conceptos útiles para investigar, desde la pluralidad teórica y metodológica que las caracteriza siendo capaces de construir conocimiento adecuado de la vida social, de la sociedad. Y parece que no nos lo creemos, y parece que no se lo creen. Pero podemos aportar y aportamos. Tenemos bases suficientes sobre las cuales construir”, argumenta

Está convencida da que las crisis deben ser tomadas como “un momento de cambio y de progreso” y que esto “dependerá de las decisiones que vayamos adoptando, de cómo sobrellevemos nuestros estados emocionales, de cómo aprovechemos este punto de inflexión en nuestras vidas, en nuestra sociedad, para hacer una intensa y profunda reflexión sobre el futuro que soñamos”.